3

1.2K 177 45
                                    

La cadena

—¿Es que acaso no comprendes? ¡Debemos buscar ayuda!

—¿Ayuda? ¿Qué clase de ayuda crees poder encontrar para esto?

—Tal vez deberíamos ir a la iglesia... — propone.

—Claro, vayamos a la iglesia para que nos crucifiquen por tener un demonio en mi casa.

—Podríamos pedir misericordia.

—Vuelves a decir una jalada de esas y le vendo tu alma al demonio de casa a cambio de un chocolate.

—¡Aradia!

—Escucha, Archer, si no te sientes capaz de seguir con esto entonces no lo hagas, ve a casa y no digas nada, no pediré más que tu silencio.

—No lo haré, no pienso dejarte sola, pero entiéndeme, tengo miedo.

—¿Miedo de qué?

—De que ese tipo sea malo... de que quiera hacerte daño o cualquier cosa parecida.

—No estoy segura de sus intenciones, pero no quiero etiquetarlo por lo que es, no quiero juzgarlo porque una religión se encargó de ponerlo en el lugar de los malos mientras los supuestos buenos son unos malditos. Dale una oportunidad, deja que nos demuestre lo que es. Si quisiera hacernos daño ya lo hubiera hecho.

—Ha estado inconsciente desde hace dos dias, no puedo estar seguro que de querer ya lo habría hecho.

Es un buen punto que no estoy dispuesta a aceptar.

—Pudo asesinarnos en el cementerio, o cuando llegamos a casa, incluso cuando dormimos. Es más, pudo haber asesinado a que aquellos policías cuando quisieron detenerlo.

Mis argumentos dejan pensando a Archer un largo momento mientras caminamos.

—Quizá estaba demasiado herido como para hacerlo — opina.

Le miro con cara de pocos amigos y consigo ponerle nervioso.

—Bien, ya va, tienes razón — acepta —, no nos quiere hacer daño.

Continuamos caminando entre los edificios hasta que al fin llegamos al último y casi a la salida.

Pero Archer se tiene abruptamente y no me permite seguir tampoco.

—La policía — dice lívido y miro hacia donde él.

Dice la verdad, pero antes de que algo se me ocurra me da un jalón y nos lleva al piso.

—¡Qué te pasa! — me quejo.

—Escucha, la policía está ahí y puedes estar segura de que no es para pasar a saludar al portero.

—Si nos escondemos dejamos claro que estamos ocultando algo.

—No vamos a escapar, vamos a escuchar primero lo que buscan para estar preparados.

La idea no suena mal.

Archer comienza a gatear por donde llegamos, y aunque me siento ridícula hago lo mismo y le sigo hasta quedar fuera de cualquier mirada policiaca.

Se levanta primero y me ayuda a levantarme, caminamos por el andador hasta que se abre un pasillo a nuestro lado izquierdo entre dos edificios, y es por donde vamos.

Nos apresuramos a caminar, cruzamos dos pequeños jardines separados por el andador y en pocos segundos le hemos dado la vuelta como queríamos.

Tentación Where stories live. Discover now