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La puerta al inframundo

Cuando al fin llegamos todos bajamos de los camiones cuál niños de primaria en zoológico.

Pero no nos culpo, seguro que no soy la única con las piernas dormidas, en el camión hacia un calor del carajo y aunque en esto seguramente si soy la única, ya no soportaba a mi compañero de asiento.

Bueno, igualmente él va a seguir jodiéndome el viaje lo que resta del día.

Intento no alejarme demasiado de los demás y los profesores que han venido ya inician su lucha por mantener concentrados a todos en un solo lugar.

Pero después de todo, controlar a chicos adultos que ya saben cuidarse solos no es igual a controlar niños a los que puedes asustar fácilmente con la amenaza de perderse para siempre.

Tomo a Belcebú del brazo y nos acerco a donde nuestro profesor de historia del arte intenta formar una fila, o al menos mantener un grupo formado.

—¿Qué hacemos? — pregunta Belcebú.

—Esperar a que las personas estúpidas comprendan que deben reunirse con los demás.

—Ah.

Alguien se aferra a mi brazo y tardo unos segundos en ver a Archer.

—No quiero perderme como la última vez — dice y me echo a reír cuando recuerdo lo que ocurrió la última vez.

Puso a un grupo de veinte personas a buscarlo durante tres horas por una reserva ecológica.

—Bien pensado, yo tampoco quiero que te pierdas, seguro que esta vez no sobrevives.

—¡Atención, chicos! — el profesor alza la voz para ser escuchado, y aunque no todos se callan al menos si los más próximos —, formaremos grupos de veinte personas, ¿quién viene conmigo?

Soy de las primeras en alzar la mano junto a Archer, y comienza a contarnos mientras nos formamos detrás de él.

—¿Tenemos que hacer todo esto? — pregunta el demonio —. Parecemos esclavos a los que eligen para comprar.

—Eso suena demasiado extraño.

—Yo lo he hecho.

—¿Ser esclavo?

—Por supuesto que no — niega frunciendo el ceño —, comprar esclavos.

—Eso suena mucho peor, estoy totalmente en contra de las personas que cometen ese tipo de atrocidades.

—Bueno, tiene mucho tiempo de ello, podemos hacer como si no hubiera pasado.

—Sí, prefiero eliminar ese detalle de mi mente.

—Bien, chicos, vámonos — el profesor comienza a caminar seguido de los veinte que conformamos su grupo, y dejando atrás al resto de chicos y profesores que aún no han conseguido controlar las cosas y organizarse.

Pero no me sorprende, como siempre, el profesor Benzon toma la delantera y demuestra el don de liderazgo que se carga.

—Si se sienten capaces de perderse pueden tomarse de la mano de su mejor amigo para evitarlo — bromea y reímos al imaginarlo.

Archer hace lo que dice y me toma de la mano, gesto que no me molesta en absoluto, pues no es algo extraño en nosotros.

—Ooow, bebé Archer tiene miedo de perderse — Zarah nota nuestro agarre y comienza a burlarse de mi amigo haciendo pucheros.

—Si yo fuera tú buscaría alguien para hacerlo también, no vayan a pensar que una zorra se les escapó del zoológico de la sección tres — contraataca Archer y escucho que varias personas se ríen por ello, no solo del grupo, sino personas que están por ahí caminando.

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