CAPÍTULO 12

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       Borja cogió el teléfono y volvió a llamar, ya era la novena vez en esa hora que llamaba, pero siempre la misma respuesta, el contestador de voz. Al principio Raúl cogía el teléfono para decirle por favor que dejase de llamarlo, que ya no estaban juntos, pero Borja nunca se daba por vencido.

       La casa estaba totalmente oscura, mientras que Borja estaba aún peor, pelo despeinado con barba desastrosa, igual que cuando se conocieron. No sabía cómo estaba Raúl y eso daba miedo, no sabía si estaba en su oficina o en casa de Rubén y Samuel.
 
         Volvió a llamar por décima vez. Pero esta vez no colgaron, Raúl lo cogió.

- ¡Raúl! - dijo con voz animada, por fin le contestaba.

- Borja... Para ya. - no era la voz de su hombre, era la voz de Rubén. - Auron no está aquí, está viviendo en un sitio que no quiero decirte. Me ha dejado el teléfono, no aguanta que estés todo el rato llamando.

     Borja se quedó en silencio y comenzó a darse de golpes con el teléfono, era un imbécil, un puto imbécil.

- Esperaba más de ti, Borja. Tú sabes que sufrí de billying, ¿cómo pudiste hacer eso?

- ¿Me vas a reñir tú también? - sonó molesto, estaba harto de que le tratarán mal por algo que hizo hace quince años.

- No te voy a reñir, Borja. Solo quiero que sepas que me has decepcionado por ocultarle la verdad a tus mejores amigos. Espero que tengas un buen fin de año.

      Rubén colgó, dejando a un Borja totalmente destrozado por aquellas palabras de la persona que consideró su hermano. Con todo lo sucedido se olvidó de que era día treinta y uno. Que en varias horas dejaría de ser 2021.

     Miró a la cocina, por acto reflejo, recordando el último abrazo que le dio Raúl, lleno de amor y aprecio. Lo último que recordaba era odio. Ojalá hubiera sido todo por llamada pera no ver su mirada dolorosa, no se lo iba a perdonar a sí mismo jamás.

      Pero es que ya no solo había mentido a su pareja, sino a sus mejores amigos, ¿qué clase dw persona era que no podía ser sincero con nadie? Quizás se merecía que Raúl lo dejase.

En otra parte...

        Raúl le había preguntado a su jefe si se podía quedar a dormir en la oficina, él le sugirió que porqué la empresa no le alquilaba una habitación pero Raúl prefirió quedarse en la oficina, así de paso seguía con el PUÑETERO papeleo, y se concentraba en otra cosa.

         Estaba trabajando, en varias horas iba a ser 2022, lo que había cambiado en tan poco tiempo. Y él estaba solo, sin su familia, sin Borja. Rubén y Samuel dijeron de pasar fin de año con ellos pero Raúl no quería destruirle el día.

        Estaba observando los papeles cuando se escuchó a alguien llamar.

- ¿Jaume qué haces aquí? ¿No estás con tu familia? - preguntó incrédulo el más bajo.

- ¿Con quién pasaría fin de año? Prefiero trabajar. - el chico se veía algo decaído, le recordaba mucho a él mismo.

        Raúl de repente miró todas sus maletas y empezó a buscar en una, Jaume se quedó mirándolo fijamente y el chico de los tatuajes sacó una botella de whisky de diez años, Jaume abrió los ojos algo sorprendido.

- ¿Sabes? Este año he tenido un accidente de coche, estuve en coma durante días.

- Lo siento mucho... - Raúl ni siquiera buscó hielo o un vaso, se lo bebió por la botella.

      Raúl al terminar de beber, se la ofreció a Jaume que estuvo pensando si cogerlo o no, hasta que la mirada de Raúl le hizo sentir que tenía que cogerla. Tenía una mirada intensa.

- Ojalá me hubiera muerto aquel día. No tendría que sufrir por todo esto. He dejado a mi prometido. Y estoy solo en fin de año.

    Jaime lo abrazó, Raúl no se esperó eso pero no pudo evitarlo, le correspondió el abrazo. Jaume puse su cabeza en el hombro del chico cuando de repente escuchó unos sollozos, débiles, como intentando que no se escuchase. Cuándo se separó poco a poco de él, lo vio llorar, las lágrimas no dejaban de caer y un sentimiento de amargura se le quedó atrapada en el estómago a su compañero de trabajo.

- No puedo con todo esto, y estoy molestando a un compañero de trabajo, soy gilipollas, si es que soy imbécil. - empezó a instalarse a si mismo mientras Jaume lo abrazaba con mucha calidez.

- Seguro que tú no tienes culpa de nada, y no me estás molestando, hace tiempo que nadie me abrazaba así. - susurró el más alto, haciendo que Raúl se agarrase más a él.

- ¿Por qué no pasas la Navidad con tu familia? - preguntó Raúl sin separarse de su compañero.

- No me gusta estar allí.

- ¿Puedo preguntar por qué si no es molestia? - susurró suavemente.

- Mi madre murió hace dos años, y mi madre no se esforzó en buscar a otro hombre que ocupase el puesto de mi padre, que va. - bromeó.

-  Creo que puedo entender a tu madre. - esas palabras sorprendieron a Jaume. - simplemente ese hombre le está ayudando a superar el mal trago, a veces nos vamos a las personas que nos dan aprecio y nos apoyamos en ellos. - paró y miró a su compañero que estaba triste. - Siento mucho lo de tu padre.

- No lo había pensado así. Gracias Auron. Eres muy amable.

     Ambos se miraron, pero Raúl no dejó de estar entre los brazos de Jaume.

- Tienes unos ojos preciosos, Perchas. - dijo con confianza y una sonrisa.

- Gracias Auron, tú tienes los labios bonitos.

          Empezaron a hablar tranquilamente, los dos comenzaron a relajarse y a hacer bromas, eso le sirvió a Auron para olvidar los malos momentos, aunque solo fuese ese día, cuando se volvieron las doce, brindaron con la botella de Raúl.

- Por el año nuevo Perchas, porque todo se solucione y podamos superar el pasado.

- Por superar el pasado, me gusta ese brindis. - ambos con una sonrisa, le dieron un sorbo por turno a la botella de whisky.

      CONTINUARÁ.

YA TE CONOCÍA. // Luzuplay. [TERMINADA] Where stories live. Discover now