(53) ╋ Der richtige weg ╋

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Si, esa no soy yo, pero ese es mi hijo, el que amo con toda mi alma y ese amor no fue suficiente para detener al monstruo que vive en mí.

Cuando Frey despertó y me dio esa sonrisa inocente sin dientes porque acaba de perder sus dientes frontales esperando que le crecieran los permanentes, rompí en llanto. Él se me acercó, su expresión curiosa.

—Está bien, mamá, solo olvidaste contar el tiempo que tenía que estar bajo el agua. 10 segundos, ¿de acuerdo? 10 segundos.

Mis labios temblaron, lagrimas resbalaron por mis mejillas hasta caer de mi mentón. Él levantó su pulgar hacia mí.

—De acuerdo. —Choqué mi pulgar con el suyo porque él no se sentía cómodo con los abrazos.

Fui a terapia cognitiva, tomé medicación, evité todos los detonantes que podrían traerla a la luz, así que ella duraba meses, incluso años sin aparecer, pero viví cada segundo de mi vida con ese miedo constante. Estuve deprimida un par de años, otros los sobreviví enfocada en lo que yo consideraba mi deber: liberar este mundo de la basura. Luego, mis hijos alcanzaron la adolescencia y comencé a ver el efecto que nuestro estilo de vida había tenido en ellos y me cuestioné todo de nuevo. Jazmine, mi mejor amiga, siendo psicóloga, intentó hacerme entrar en razón muchas veces. Sin embargo, yo de verdad creía que esa era mi misión en este mundo, sin eso, ¿qué quedaba? La madre con trastorno de identidad disociativo que temía y vivía con miedo cada día. Me aterraba que, al quedarme sin eso, esa sensación de cansancio, esas ganas de rendirme que sentí el día que me subí en el techo para dejarme caer volvieran porque no era justo con mis esposos ni con mis hijos. Yo no podía ser tan egoísta.

Entonces, Frey mató su primer inocente, Heist luchaba para ser como su padre y se negaba a sentir y ser como los demás, Hayden asesinaba si la dejábamos libre y Kaia solo podía apoyarme y estar a mi lado mientras observábamos todo esto. Ya en su adolescencia, recuerdo una noche que ellos se quedaron dormidos en los grandes sofás de las sala después de ver una película, me les quedé viendo en silencio y me pregunté:

¿Qué he hecho?

Quizás Jazmine había tenido razón, tal vez en mi búsqueda de justicia, los había guiado a un camino erróneo, todo lo que siempre quise para las personas que yo salvaba era una vida normal y plena. Y fallé en darle eso a mis propios hijos.

Y todo para terminar aquí, pensé. Mis esfuerzos, lo que pensaba que habían sido victorias, terminaron siendo derrotas. Terminé creando monstruos como el que yacía a mi lado en la cama. Ya no me sorprendía despertar desnuda a su lado, la reina roja parecía hacerlo a propósito, hacía quien sabe que cosas con él y en la mañana yo despertaba a su lado desnuda, oliendo a él, el ardor y la humedad en mi entrepierna me hicieron vomitar la primera vez que desperté aquí, ya no, haber pasado por tantas cosas, me había vuelto fuerte de alguna manera, me había desensibilizado por así decirlo. Nadie nunca se acostumbra a este tipo de situaciones tan desagradables, pero, me resguardaba de nuevo en esa frase: esa no soy yo.

Heiner se retorció un poco antes de despertar, sus ojos negros cayeron sobre mí. Yo estaba sentada contra el espaldar de la cama, el collar alrededor de mi cuello se conectaba a una corta cadena que estaba enganchada a un gancho de metal en la pared. Heiner no era lo suficiente idiota para dormirse a mi lado sin restringirme. Sostuve la sabana con firmeza contra mis pechos desnudos. Él me sonrió.

—Buenos días.

No dije nada, porque había descubierto de la peor forma que enfrentarlo, provocarlo o ser grosera le excitaba y terminaba forzándome. Y una cosa era despertar a su lado sin recordar nada, y otra era vivir en carne propia que abusara de mí.

Heist [Darks #1] [En librerías] ✔️Where stories live. Discover now