Momentos 3

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- ¿Como es que estoy sintiendo esto?

Dijo la maga mientras miraba hacia el horizonte en el techo de la torre.

- Solo se fue hace unos días...¿por que estoy tan incomoda?

Rabio con ella misma y con sus emociones que no la dejaban en paz. Su compañero había partido a la llamada de su padre y había estado lejos por ya 5 días sin comunicaciones.

- ¡¿Por que?! ¡Siempre vuelve!...grrrr...parezco una idiota...

- Esta enamorada querida. Es normal.

Giro al escuchar la voz, donde  estaba su mentora y amiga con una sonrisa en su rostro.

- ...Yo no...

- Si lo estas...conozco esos ojos...

- ...Pero él...

- Él también, no pienses que no.

La maga la miro con ojos de inmensa sorpresa y el rojo en su piel se hizo presente.

- ...¿Qué?...

- Richard me contó. Al parecer tiene una foto tuya que mira durante las misiones.

Raven estaba fuertemente sonrojada y le era imposible no sonreír por lo que escuchaba. La alienígena sonreía enternecida al ver como la joven, callada y triste ave que había llegado a su cuidado, se comportaba como una chica enamorada mas.

- ¿Sabes? Cuando comencé mi relación con Richard, él también solía retirarse en ovaciones donde el señor Wayne. También como tu me ponía triste de que no estuviera cerca.

-...¿Como lo tolerabas?...

- Me metía en su habitación y olía su ropa... aveces me llevaba un par de camisetas .

- ¿Como entrabas? La puertas de la torre tiene seguros.

Starfire sonrió y se retiro diciendo.

- Te sorprendería lo que un poco de fuerza ayuda en abrir puertas.

Llegada la noche. Raven, utilizando su magia, entro a la habitación de Damian y a primera vista vio la capa del muchacho colgada sobre un perchero. La maga ni siquiera dudo un segundo, tomo la capa con sus manos y la llevo a su rostro. Con gran fuerza inhalo el olor del dueño de dicha prenda y por arte de magia su incomodidad desapareció y sus emociones encontraron paz...lo que también le permitió sentir la presencia del dueño de la habitación a sus espaldas. El joven la miraba extrañado pero sin ninguna vista de molesta o incomodidad. Mientras que ella estaba petrificada sin saber que hacer o decir ante tan vergonzosa escena.

- ...

- ...

- ...Grayson me dijo...que Koriand'r te había visto abrazar el libro que suelo leer...

-...Kori me dijo que Dick te vio con una foto miá...

- ...

- ...

- ...¿Soy correspondido?...

Pregunto Damian, a lo cual la maga solo asintió.

- ...Te lo agradezco...

- ...Yo también...

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- ¿Quieres jugar ajedrez?

Pregunta Raven a su compañero, quien leía junto a ella en la sala principal.

- ...Si...

La maga con sus poderes armo el tablero y se puso frente a su compañero para empezar el juego.

- Me alegra tener alguien con quien jugar.

Dijo Raven mientras movía un peón.

- Imagino que los demás no son grandes oponentes.

- No es por eso. No me molesta jugar y perder. Es solo que a nadie le gusta.

- ¿Koriand'r?

- Intente enseñarle a Kori una vez...pero termino con ella preguntándome por que una reina mataría una criatura tan bella como un caballo.

- Oh... ya veo... Jaque Mate...

- Oh... eres bueno.

- Si, lo soy.

- ¿Otra partida?

- ¿Quieres perder nuevamente?

- Yo también soy buena. Que finja ser mala es solo para hacer durar las partidas.

- ¿Oh? Veamos si eso es cierto.

El tablero reinicio y tras unas cuantas jugadas. La maga gano.

- ¿Vez?

- ...

- ¿Sin palabras? ¿Acaso quebré al gran Damian Wayne?

- No te vanaglories. Solo contemplaba que eras una digna oponente. Ahora yo también puedo jugar enserió.

Dijo Damian mientras reiniciaba el tablero.

- ¿Acaso tienes mas 'dignos' oponentes?

- Tengo al mayordomo de mi padre.

- ¿Como es que el señor Pennyworth es un digno oponente?

- Es un gran jugador. Conoce bien las estrategias militares del ajedrez... y puede castigar a mi padre para que vaya a dormir...

- Wow...

- Wow ciertamente...

Los juegos comenzaban y terminaban. Algunos rápidos, otros lentos y otros en empate...pero era tan divertido para ellos. Que no notaban su entorno, ni que los demás miembros del equipo los miraban como jugaban. Tampoco se dieron cuenta que ya ni siquiera movían las piezas. Estaban jugando en sus mentes...y tampoco se dieron cuenta que para lograr esto, sus vínculos el uno con el otro los había influenciado para juntar sus manos.

Rara era la escena de ver a los dos mirando el tablero sin mover ninguna pieza pero con sus manos juntas con sus dedos entrelazados.




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