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Temática: Streaptease.

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Otro día en este asqueroso lugar, día tras día tener que vender mi preciado cuerpo para poder conseguir algo de comer. Aguantando a hombre asquerosos y comentarios totalmente repugnantes.

«Oye puta, ¿por qué no me chupas la polla mejor?»

«¿Así te gusta? ¿eh, zorra?»

Imbéciles.

Estaba frente a mi tocador, retocando mi maquillaje, verificando si estaba bien.

Estaba apunto de salir de mi camarote cuando entró una de las gerentes del burdel.

-NamJoon, me ha dicho el jefe, que hoy tienes la noche y el día de mañana totalmente reservado- dijo ella viendo su portafolios.

Me quedé shoockeado, ¿eso era posible? Esa persona debió haber pagado una fortuna por más de 24 horas de reserva.

-Tienes que ir a su casa- continuó, me dio un papel con la dirección del hombre.

No estaba tan molesto, después de todo, solo tenía que pasar tiempo con una sola persona, no como varios.

En el papel también había un pequeño detalle que tenía que hacer un streaptease al chico.

Busqué un pequeño bolso que tenía al lado de mi cama, eché unos cuantos vestuarios y algunos complementos.

Salí de aquel lugar por la puerta trasera, vi como anochecía, era tan bonito fuera, pero, en mi vida diaria apenas podía ver la luz del día. Caminé hasta un taxi que estaba cerca, le dije la dirección y arrancó.

Miraba por la ventana pacíficamente viendo a las personas pasar, los niños volviendo a casa de jugar, a adolecentes hablar con sus amigos y algunos jóvenes adultos volver de la universidad. Reí amargamente, yo no pude ir, apenas tenía un techo.

Cerré mis ojos meditando algunas cosas, ya no quería ver afuera, no quería seguir teniendo envidia de ellos.

Perdí un poco la noción del tiempo, pero la voz del taxista me despertó.

-Señor, ya hemos llegado, son 30$- dijo el contrario, yo rápidamente saqué el dinero de mi billetera y se lo entregué. Salí del coche para ver a mi alrededor sorprendiendome con la magnitud de las casas de ese vecindario. Me preguntaba si me había equivocado, pero no era así.

-Seguramente un ricachón asqueroso que quiere montarse una fiesta con puto y todo...

Hasta la puerta de rejas de la casa en la que me dejó el taxista, llamé al timbre y una voz me contestó.

-Residencia Jeon, ¿Qué se le ofrece?- dijeron desde el telefonillo.

-Soy Kim NamJoon, un tal JungKook me ha pedido un servicio- dije un poco avergonzado.

Tras decir esto, no se escuchó nada por unos pocos segundos, un pitido se escuchó y la gran puerta comenzó a abrirse.

Comencé a entrar siendo un manojo de nervios, nadie me había pedido un servicio en una casa tan grande.

Al pasar por un jardín llegué a la puerta, y sin siquiera tocar, habían abierto, era un hombre totalmente guapo con traje, tenía un semblante serio y profesional.

-El señor lo espera en su despacho, le acompañaré- su voz era grave, totalmente varonil.

Yo asentí algo avergonzado, pasamos por tantas habitaciones que me podría perder, llegamos a unas grandes puertas, eran de madera de caoba, espléndido.