Firemind || BNHA

XX.

"Cortame, pero eres tú quién va a caer".
– Sia. 

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– ¿Todoroki, Ugoku, ustedes también? — La fémina divisó de soslayo a Iida que les había hablado desde el suelo, estaba bastante herido.

– ¿Qué hacen aquí? Todoroki-kun, estás usando tu lado izquierdo... — Comentó el verdoso en la misma posición que su delegado y el héroe que se encontraba en el lugar.

– ¿Que qué hacemos? Eso te pregunto yo. — Respondió el anterior mencionado. – Nos tomó unos segundos descubrir qué querías, ya que solo mandaste tu posición.

– Y tú no eres de los que haría eso sin una razón. — Agregó la ojiceleste, el mitad albino activó su hielo alejando a los tres de Stain. – Estabas en problemas y pedías ayuda, ¿no?

– No te preocupes, los profesionales llegarán en unos minutos.

Ao corrió lanzando llamaradas azules contra el asesino de héroes, mientras Todoroki se aseguraba que los demás llegaran bien dónde ellos, deslizándose a través de su hielo.

– Al parecer es como suponía. — La ojiceleste se acercó pero manteniendo una leve distancia, sabía que el hombre frente a ella era demasiado peligroso. – No dejaremos que los mates, asesino de héroes.

– ¡Todoroki-kun, Ugoku-san, no dejen que lama su sangre! Creo que controla a sus oponentes ingiriendo su sangre. — La ambicolor frunció el ceño ante lo mencionado por su compañero pecoso, si eso era posible, ese tipo fue bendecido con un quirk digno de un villano.

– Bebe su sangre para evitar que se muevan. — Todoroki comprendió con rapidez la situación. – Con que por eso usa navajas, podemos mantener la distancia, y...

Ao se distrajo por un momento por estar escuchando a su amigo, que no notó que dos navajas fueron enviadas en su dirección, dándoles justo en las mejillas y haciéndoles unas pequeñas heridas a ambos, pero lo suficiente profundas como para que sangraran.

– Tienes buenos amigos, Ingenium.

El hombre de las vendas apareció por enfrente de ellos, pero Todoroki alcanzó a frenarle con el hielo, empujando a Ao y dejándose expuesto al siguiente movimiento del asesino, había enviado una katana distrayendo al chico.

La de mechas blancas se asustó cuando el sujeto en cuestión tomó al mitad albino para lamerle la mejilla, y sin pensarlo dos veces envió una llamarada obligándolo a alejarse para no ser chamuscado.

– Casi me muero del susto. — Volvió a acercarse al chico. – ¿Estás bien? — Recibió un asentimiento.

– Si no fuese por ti, probablemente estaría paralizado.

Siguieron combatiendo, una batalla entre dos tonalidades de fuego, hielo y armas blancas de todo tipo iban y venían. Los bicolores no dejarían por ningún motivo que el asesino de héroes se acercara hacia los que estaban paralizados y mucho menos se dejarían paralizar.

– ¿Por qué están...? ¿por qué? ¡deténganse! — La voz del delegado resonó en los oídos de los adolescentes, le estaban prestando atención pero sin dejar de pelear. – ¡Yo heredé el nombre de mi hermano! Yo debo... ¡Él es mío!

Ao formó una mueca de desagrado, era patético decir algo así en la posición que se encontraba. Aprovechó la muralla de hielo que creó Todoroki para acercarse al megane.

– ¿Lo heredaste? qué raro Iida-san, no recuerdo haber visto jamás el rostro de Ingenium de esa forma. — El delegado trató de verle a la cara, pero Ao giró rápidamente para volver a la pelea, no dejaría solo a Todoroki a merced de ese desquiciado. – También deben de estar pasando muchas cosas en tu familia, en parte, entiendo, pero mientras no te puedas mover déjalo en nuestras manos.