Capítulo 2: Fantasmas del pasado

17.5K 987 137
                                    

Esa noche no pudo dormir. Como cada 28 de Marzo, las pesadillas volvían a repetirse una y otra vez recordando a aquel que fue todo para ella.

Se conocían desde que tenía uso de razón. Iban juntos a la guardería, y después a la academia ninja. Pasaban tardes enteras juntos, jugando o entrenando, y entre ellos siempre hubo algo más que una amistad.

Pero entonces algo provocó que él cambiara. Su hermano mayor, al que tanto quería, asesinó a toda su familia, dejándole solo a él con vida, y retándole a que se vengara algún día para comprobar cuál de los era más fuerte. Desde entonces él solo vivía para hacerse más fuerte y derrotar a su hermano.

Ascendieron de rango, a genin, poco después de esa fecha, y vivieron experiencias que les hicieron madurar. 

Llegó la noche de su 12 cumpleaños y ella presentía que algo no iba bien. Él no estaba en casa y llevaba varios días muy esquivo. Solo se le venía a la cabeza que acudiría a la llamada de ese extraño y peligroso ninja. Y corrió hacia la puerta de la aldea para detenerlo. Y allí lo encontró, a punto de atravesar la salida y convertirse en un exiliado.

-¡No te vayas!-recordaba que gritó en ese momento-¡Si lo haces...gritaré!

Y el aparecía detrás de ella, quizás conmovido al haberle revelado ella momentos antes que lo amaba.

-Gracias-fue la única palabra que pronunció antes de noquearla.

Perdió el conocimiento en ese momento y al despertar era de día. Él no estaba, se había ido de allí, en busca de poder para vengarse.

Se emprendió toda una serie de actuaciones para buscarlo y traerlo de vuelta, incluso Naruto, su mejor amigo, intentó detenerlo. Pero, según le hicieron saber, él estaba empeñado en marcharse para siempre.

Esa circunstancia la hizo sentirse una inútil, no ser capaz de proteger a lo que más quería la hizo cambiar. Se hizo discípula de la quinta Hokage y aprendió sus artes curativas y su técnica de lucha. Ingresó en la ANBU junto a Naruto, y empezó a defender a aquellos que la necesitaban. Al menos ajora, su conciencia estaba algo más tranquila. 

Despertó empapada en sudor. Su respiración era muy agitada y el corazón le latía muy rápido. Entonces miró a su mesita de noche, allí estaba el cuadro de su antiguo equipo cuando era una aprendiz, y él le devolvía la mirada. 

-Maldita sea-se dijo para sí misma. Había intentado muchas veces deshacerse del cuadro, pero había sido incapaz. Nunca se atrevía a moverlo de la mesilla.

Ahora tenía 18 años, y aunque se había fortalecido bastante desde entonces, en su interior sabía que seguía siendo frágil.

Se levantó de la cama y se vistió. Salió de casa, estaba amaneciendo, y se puso a pasear tranquilamente por la villa. Su larga cabellera le llegaba a la cintura y se agitaba mientras ella caminaba. Sus pasos la dirigieron a la mansión donde él vivió. Allí había vivido tantas cosas...Ahora estaba abandonada, así que se tomó la libertad de adentrarse en el patio.

Recordaba momentos jugando allí. En una ocasión se cayó al estanque y fue él quien la salvó. 

Seguía inmersa en sus pensamientos cuando de repente noto cómo alguien contactaba con ella a través de un genjutsu.

-Ayúdame...-le decía.

Las piernas comenzaron a temblarle, no era un un genjutsu normal, era el sharingan. Y solo había dos personas vivas en el mundo que lo tuvieran.

Entonces recordó al hermano mayor, el que había asesinado a toda su familia... Oyó que se unió a la asociación criminal más peligrosa del mundo, Akatsuki, y que había matado a cientos de ninjas que habían intentado detenerle. Ella lo conocía, había estado con él muchísimas veces y era un joven tierno y atento, que la ayudó en sus entrenamientos varias veces.

Un desterrado o un criminal, alguno de los dos había contactado con ella pidiéndole ayuda...

Polos Opuestosحيث تعيش القصص. اكتشف الآن