Cuando aún no me conocías.

6.4K 275 19
                                    

Esos días en los que paseaba adormilado por los pasillos del instituto, tu sonrisa que relucía intacta, sean las siete de la mañana o las siete de la noche, bueno, o eso es lo que pensaba, porque realmente solo te veía en los horarios escolares, pero esa sonrisa era la única que me hacía elevar mi cabeza, desviando la mirada de mis zapatos para dirigirla a tu radiante rostro.

Era bastante triste pensar que para mi significabas un mundo, pero tu tan si quiera conocías mi existencia, apenas nos llevábamos un año de diferencia, era insignificante, pero suficiente para que no me atreviera a hablarte.

¿Que por qué me gustabas?

No lo sé, es lo que se dice un amor a primera vista tal vez, no soy de esos que se enamoran cada dos por tres, ni mucho menos, ni tampoco me gustaban las cursilerías, pero algo de ti me atraía de tal forma que no podía evitar sentirme como un idiota cuando te veía pasar por los pasillos y me giraba de forma inconsciente para verte caminar hasta que desaparecías de mi campo de visión. Me pregunté varias veces, como no pudiste darte cuenta de todo esto, si hasta Jimin, mi compañero de clase y gran amigo mío, el cual estaba totalmente en su mundo, se dio cuenta, de que podía estar minutos mirándote sin pestañear mientras sacabas tus libros de la taquilla, que por suerte estaba cerca de la mía. El intercambio de clases se convirtió en mi momento del día favorito por ese mero hecho.

Llegaba a casa algo cansado, vuelta a la rutina, como siempre, nadie esperándome, a veces lo agradecía, pero realmente, la soledad no me gustaba nada.

Me quitaba los zapatos y los dejaba por algún lado de la entrada, caminaba hasta la cocina y ojeaba si había cualquier cosa dulce que llevarme a la boca, luego subía a mi cuarto, cerraba la puerta y me recostaba en la cama con el portátil sobre mi estomago, como si estuviera haciendo algo, pero lo único que hacía era pensar en que estabas haciendo.

Tal vez tenías un trabajo a tiempo parcial, o tal vez te quedabas en tu casa, estudiando o leyendo, quizá te gustaban los videojuegos, si fuera así tendríamos mucho de qué hablar. Solo sabía varias cosas de ti, te llamabas HoSeok, eras un año mayor que yo y según pude escuchar, te gusta bailar, me encantaría verte bailar.

Pensaba en ti durante horas hasta que me quedaba profundamente dormido, hasta que me despertaba a la hora de la cena, debido al olor de la comida que emanaba de la cocina. Mi madre ya habría llegado de trabajar hace horas, seguramente ni sepa que estuve durmiendo en mi cuarto, me levantaba de la cama y bajaba las escaleras, encontrándome de frente con mi madre la cual me recibía con una sonrisa a pesar de que se veía a kilómetros lo cansada que estaba y un ''Oh taehyung, no sabía que estabas en casa, en unos minutos empezaremos a cenar'' Respondía con un simple vale, a veces tan solo asentía o dejaba salir un grave sonido desde mi garganta vete tú a saber lo que significaba que ni yo mismo sabía. Cenaba sin decir ni una palabra inteligible, con el sonido del televisor de fondo, a veces mi madre me preguntaba sobre el instituto, yo solo alzaba los hombros, cuando terminaba, recogía mi plato y me encerraba nuevamente en mi cuarto, esta vez, encendiendo el ordenador de sobremesa.

Podía pasarme noches enteras sin dormir por la noche, cotilleando páginas webs, jugando a algún videojuego o escuchando música, amaba la música y amaba cantar, aparte de ti, era lo único que me hacía sonreír. Seguía navegando por internet hasta que por puro aburrimiento me quedaba dormido hasta que el despertador sonaba, me costaba levantarme pero luego recordaba que a primera hora siempre sueles ir a tu taquilla, por lo que yo hacía lo mismo.

Uno de esos días, cruzamos nuestras miradas, estábamos apunto de entrar a clase,  tu todavía no habías aparecido, me moría de sueño. Ese mismo día me acababa de comprar un juego y tan siquiera me dormí por la tarde por lo que estaba completamente somnoliento. Seguí rebuscando en mi taquilla, en busca de unos caramelos o unos chicles que me ayudaran a distraerme durante toda esa hora que quedaba hasta el siguiente cambio de clase,  sin darme cuenta cerré la puerta del casillero demasiado fuerte, provocando un sonoro estruendo del cual yo mismo me asuste haciendo que pegara un pequeño brinco hacía atrás, realmente patético. Miré hacía atrás para saber si mucha gente lo había presenciado, para mi sorpresa, te encontré a ti, mirándome directamente, sin expresión alguna, mi corazón se aceleró, me quedé mirándote tontamente, hasta que esbozaste una sonrisa, cerraste tu taquilla y te fuiste hasta tu aula.

Esos días (VHope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora