5. La visita del Ministro

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Annie sonrió de lado al ver la cara del ministro.

-¿Y por qué ha decidido darnos nuestras cosas ahora? ¿No se le ocurrió un pretexto para quedárselas?

-No, será porque los treinta y un días han transcurrido -dijo Hermione al momento-. No pueden confiscar los objetos más tiempo a menos que puedan probar que son peligrosos, ¿Correcto?

-¿Diría usted que estaba muy unido a Dumbledore, Ronald? -preguntó Scrimgeour, ignorando a Hermione. Ron pareció sobresaltarse.

-¿Yo? No... en realidad no... fue siempre Harry quien...

Ron miró alrededor, a Harry y Hermione, para ver como Hermione le lanzaba una mirada del tipo deja-de-hablar-¡ya!, pero el daño estaba hecho. Scrimgeour pareció haber oído exactamente lo que esperaba, y deseaba, oír. Se abalanzó como un ave de presa sobre la respuesta de Ron.

-Si no estaba unido a Dumbledore, ¿cómo explica el hecho de que le mencionara en su testamento? Hizo excepcionalmente pocos legados personales. La gran mayoría de sus posesiones... su biblioteca privada, sus instrumentos mágicos, y otros efectos personales... se legaron a Hogwarts. ¿Por qué cree que fue usted distinguido?

-Yo... supongo -dijo Ron- Yo... cuando dije que no estábamos unidos... quiero decir, creo que yo le gustaba...

-Para ser honestos, Ron -dijo Hermione-, Dumbledore estaba muy encariñado contigo.

Annie apretó los labios.

Scrimgeour alzó una ceja pero no dijo nada. Metió la mano dentro del abrigo y extrajo una bolsita.

De ella, sacó un rollo de pergamino que desenrolló y leyó en voz alta.

-Última Voluntad y Testamento de Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore... Si, aquí esta.... A Ronald Bilius Weasley, le dejo mi Desiluminador, con la esperanza de que me recordará cuando lo utilice.

Scrimgeour sacó de la bolsa un objeto que a Harry le pareció haber visto antes. Se parecía ligeramente a un encendedor, pero tenía, él lo sabía, el poder de succionar toda luz de un lugar, y restaurarla, con un simple click. Scrimgeour se inclinó hacia adelante y le pasó el Desiluminador a Ron, que lo tomó y le dio vueltas entre los dedos con aspecto atontado.

-Es un objeto de gran valor -dijo Scrimgeour, observando a Ron- Puede incluso que único. Indudablemente es un diseño del mismo Dumbledore. ¿Por qué le dejaría a usted algo y además un artículo tan raro?

Ron sacudió la cabeza, parecía desconcertado.

-Dumbledore debe haber enseñado a miles de estudiantes -perseveró Scrimgeour-. Pero a los únicos que recordó en su testamento fue a ustedes cuatro. ¿Por qué? ¿Qué uso pensó que daría usted al Desiluminador, Señor Weasley?

-Apagar las luces, supongo, -masculló Ron-. ¿Qué más podría hacer con él?

Evidentemente Scrimgeour no tenía ninguna sugerencia. Después de mirar de reojo a Ron durante un momento o dos, volvió de nuevo al testamento de Dumbledore.

-A Hermione Jean Granger, le dejo mi copia de Los Cuentos de Beedle el Bardo, con la esperanza de que la encontrará entretenida e instructiva.

Scrimgeour sacó ahora de la bolsa un pequeño libro que parecía tan antiguo como la copia de Secretos de las Artes Más Oscuras que había arriba. Sus tapas estaban manchadas y peladas en ciertos lugares. Hermonie lo aceptó de Scrimgeour sin una palabra.

-¿Por qué cree que Dumbledore le dejó ese libro, Señorita Granger? -preguntó Scrimgeour.

-Él... sabía que me gustan los libros -dijo Hermione con voz llorosa, limpiándose los ojos con la manga.

Annie y las Reliquias de la MuerteWhere stories live. Discover now