CAP 29 TIEMPO

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Hace 15 años...

-¡Natalie! ¡Natalie! Regresa aquí niña... ¡No hemos terminado de hablar! -Robert salió de su habitación enfurecido, siguiendo a la pequeña rubia que había salido corriendo en dirección a las escaleras.

-¿Qué sucede? -Sarah salió alarmada de la cocina al escuchar tantos gritos en la planta alta, viendo a Natalie abrir la puerta de la entrada y salir corriendo en dirección al jardín del frente de la casa.

-Nada... Prepara el equipaje de mis hijas, mañana mismo se van de esta casa... -Stark levantó a Elizabeth entre sus brazos quien llevaba algunos segundos llorando y jalando los pliegues de su pantalón de tela negro.

-¿Qué? No puedes hacer eso, Robert... Por favor... Sé que están atravesando un momento muy difícil, pero apartar a las niñas no traerá a Virginia de vuelta... -Sarah intentó intervenir, sintiendo de repente que su hijo Chris se abrazaba a su falda detrás de ella, escuchando con miedo los grito de aquel hombre al que alguna vez llamó tío.

-No lo discutiré más, he tomado una decisión... -Robert se estiró desesperadamente los cabellos de la cabeza con una mano y miró a Lizz enrojecida de tanto llorar entre su otro brazo.

-Ratoncito, ve por Natty y traela de vuelta, amor. -Sarah le susurró a su hijo, recibiendo un asentimiento de cabeza como respuesta para después dar un salto en su lugar al escucha a Stark soltarle un fuerte grito a su hija menor.

-¡Basta ya, cállate, deja de llorar!... -Stark sacudió un poco a su hija más pequeña, causando que Sarah en automático corriera hasta donde él se encontraba de pie al inicio de la escalera para arrebatarle a la niña de sus brazos.

-Basta tú, Robert... Mira lo que estás haciendo, ellas acaban de perder a su madre. -Sarah le levantó la voz, haciéndolo consciente de lo que estuvo a punto de hacer.

-Yo no... Yo... -El pelinegro tartamudeó, sin impedir que Sarah le quitara a su hija mientras se hundía en su propias miseria.

-Ven conmigo corazón... -Sarah acunó a Lizz de tan sólo 3 años sobre su pecho, apaciguando su llanto en un segundo para después pasar junto al pelinegro quien se quedó herido y perdido en sus pensamientos.

-No sé quienes eres... Tú no eres el hombre con el que se casó mi hermana... Te desconozco, Robert... -Fueron las últimas palabras que le dirigió Sarah aquel día antes de llevar a Lizzie hasta su habitación.

-No tengo opción, será lo mejor para ellas... -Robert se susurró así mismo entre lágrimas amargas para después tomar su celular y llamar a su amigo Rhodes, necesitaba enviar a las niñas a un lugar en el que pudiesen pasar desapercibidas y nadie pudiese dar fácilmente con ellas, cambiara sus papeles y nacionalidades si fuese necesario, haría todo para hacerlas desaparecer del radar de Elena.

-Hola... Amigo... -Robert le susurró a Rhodes mientras caminaba por el pasillo rumbo a su habitación, azotando la puerta tras de él para dejar aquella enorme casa en completo silencio.

Mientras tanto a los alrededores de la casa, Christopher llevaba ya bastante rato buscando a Natalie. El pequeño rubio había revisado entre los árboles y flores del jardín trasero, se atrevió a ir hasta el puente viejo que cruzaba el pequeño rio al cuál tenían prohibido ir, buscó en la bodega que había a un costado de la casa e incluso corrió hasta el viejo sauce en donde solían columpiarse de una llanta de caucho que su padre Joseph les había hecho el verano pasado, pero la hija mayor de Robert no aparecía por ningún lado, causando que un enorme hoyo de preocupación se formara en el estómago de Chris.

🍷IN THE SHALLOW🍷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora