7. En la playa

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Luego del terrible accidente que dejara lisiada a Elizabeth, sus amorosos padres intentaron protegerla de todo y de todos. La veían como un frágil capullo que necesitaría de cuidados extremos toda su vida y se sentían apenados de ver su salud malograda así.

No volvieron a contratar un aya, Lady Rochford en persona se ocupaba de la niña a toda hora y a fuerza de estar en cama o sentada en la falda de su madre, sin moverse apenas y sin salir al sol, Elizabeth languidecía. Comía poco y sus ojos habían perdido brillo. 

Lady Rochford languidecía con ella.

Habían pasado casi 10 meses desde el accidente, cuando estando Lord Rochford en Londres, Lady Rochford enfermó gravemente de los pulmones.

Ante el riesgo de contagio, desesperada, pidió Thomas Barlow, el cochero, que enganchara los dos mejores caballos al choche cerrado, cargara a los niños y a Elizabeth con unos baúles de ropa y los llevara a casa de su hermano, en Canterbury, donde confiaba que su cuñada podría cuidar de Elizabeth como ella misma.

Ante el riesgo de contagio, desesperada, pidió Thomas Barlow, el cochero, que enganchara los dos mejores caballos al choche cerrado, cargara a los niños y a Elizabeth con unos baúles de ropa y los llevara a casa de su hermano, en Canterbury, donde...

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Thomas hizo lo que le pidieron, y luego de viajar toda la jornada hasta Canterbury, al llegar a casa del hermano de Lady Rochford la encontró cerrada y siendo ya tarde, tuvo que golpear y gritar largo rato hasta que le abrieron la puerta. 

Entonces supo que tan solo la cocinera y el mayordomo estaban allí, y estos le informaron que los señores habían partido dos días antes para Londres.

Desde luego, los recibieron y la cocinera se despabiló bastante para servir a los niños un poco de pan y queso, antes de acomodarlos a dormir en el dormitorio del señor y la señora.

Ya he dicho antes que Thomas era un hombre práctico. Mientras bebía un poco de cerveza para tragar el pan seco y el queso que le habían servido, pensaba en las opciones que tenía.

No podía volver con los niños a la casa Rochford y Londres era grande... no tenía modo de saber dónde podría encontrar a los familiares de Lady Rochford para que se hicieran cargo de Elizabeth y sus hermanos.

Pensando en las necesidades especiales de Elizabeth vino a su mente la pequeña Clarissa, la hija de su hermana, que tendría ahora cinco años. De repente la solución estuvo clara, llevaría a los niños donde su propia hermana, Hannah, quien vivía en Ramsgate, en la costa este.

Al amanecer despachó al indignado mayordomo a Rochester para llevarle a Lady Rochford el mensaje de que los niños estarían en la playa hasta que los mandaran a llamar. El, por su parte, se quedaría con ellos y velaría por su seguridad.

Luego emprendieron viaje nuevamente, esta vez con rumbo a la costa y luego de varias paradas para comer y descansar, llegaron a Ramsgate al amanecer del otro día.

Hannah tenía una pequeña casa en la playa. Su esposo, Charles Murray, era pescador y ella atendía mil quehaceres de su casa y sus cinco hijos. No se puso muy feliz cuando Thomas llegó trayendo a los cuatro niños Rochford, y se lo dijo.

Los Secretos de la Luna (Coveley Castle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora