Capítulo 18: Reconciliación parte 2✔️

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Bakugo intentó no prestarle atención a su confesión.

Después de todo debía decirlo, ¿no?

Él está jodidamente enamorado de la cara de redonda.

Incapaz de observar su reacción estiró las manos envolviéndolas en la cintura de la perpleja morena.

—Ven de una jodida vez—su voz es baja y ronca por la excitación—. Siéntate malditamente encima de mi.

Ochaco se estremece considerablemente cuando lo observa señalar su parte baja con un gruñido profundo, tan propio de él.

Mordiendo sus labios con fuerza obedece y sienta lentamente en su erección, introduciéndolo suavemente en su interior con los labios entreabiertos y ojos cerrados.

—Katsuki...—gime quedamente y no evita clavar sus uñas en su espalda, deslizándose debajo de su arrugada camiseta.

—Estás tan apretada, joder...—con dificultad apresa su cintura y permitiendo que ella lleve el control de todo—. Maldita sea, cara de ángel te sientes tan bien.

La castaña suelta pequeños gemidos que lo alteran más.

—¡Si, más!—la chica tiembla y se deja caer del todo, empalándose a si misma, su calor envuelve el de Bakugo. Sus ojos lagrimean por el mar de sensaciones que la inunda—. Te siento dentro de mi.

El rubio cenizo como es habitual libera una pequeña explosión que choca contra objetos del sótano. Su cadera se eleva hacia arriba para adentrarse más en el interior cálido de la castaña, lo recibe tan bien que teme derramarse de una vez.

—Ah, maldita sea—se levanta con Ochaco en sus brazos. Las piernas femeninas rodean la cintura del muchacho, intensificando las sensaciones.

Sin control sobre sí mismo la coloca contra la pared, una de sus manos alza una de esas tersas piernas y la coloca en su hombro con inesperada delicadeza.

—N-No, katsuki...es más profundo, ahh.

—Cállate—ordena con ronquedad y sin piedad la embiste, su parte trasera se contrae a medida que empuja con intensidad, llenándola completamente.

—¡Ah, bakugo, más fuerte!—gime cada vez más fuerte, sus manos no se quedan quietas, rasgan y arañan la espalda del rubio que ni se inmuta ante aquel ardor.

Nunca fue tan brusco con la castaña durante el sexo. Amaba follarla y hacerle el amor con suavidad y dureza por igual.

No se permitió ser tan desatado como ahora.

—¿Te encanta esto, maldita cara redonda?—las estocadas se detienen. Ella se queja.

—¡S-Si, me gusta mucho!

Bakugo se excita más si es posible al escuchar eso y sin esfuerzo la gira contra la pared, ahora el redondo trasero de su chica queda frente a él.

Acariciandose así mismo introduce la punta de su miembro en la vagina de la muchacha temblorosa, pasa la punta por sus labios mayores, mojándose con la humedad de esta.

Un tortuoso movimiento para Ochaco, quien se mueve inquieta.

—Te quiero ya, katsuki—ruega. Lo mira por encima del hombro, su bello rostro sonrojado y los labios entre los dientes es todo lo que necesita para penetrarla.

Utiliza una de sus manos para rodear su cabello en una cola de caballo, jalándolo hacia atrás al ritmo de las profundas embestidas de parte del mayor.

En aquel cuarto solo se escucha el sonido de la piel de ambos chocar y los gemidos estruendosos de la castaña, junto con los gruñidos y maldiciones de Bakugo.

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