Capítulo 5: Prohibición✔️

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              Advertencia de limonada.

—¿Por qué me tocas así?—el susurro tembloroso de la chica lo trae de regreso—. ¿Por qué?

Sus ojos vidriosos ciertamente lo desconciertan.

No lo entiende.

—Porque quiero—simplemente responde.

La castaña se ríe y sacude la cabeza.

—Y-yo n-no se lo que siento, estoy tan confundida—se mira a si misma y luego al chico—. Cuando me tocas siento calor en mi vientre y más allá, estoy algo asustada.

El rubio contiene el aliento gravemente consternado.

¿Su cara redonda es tan inocente?

Maldita sea con su suerte.

—Te excitas—replica el rubio cenizo como si fuera obvio y al instante se siente como un idiota—. Es obvio, soy yo quien te está tocando, desgraciada.

Eso no explica nada piensa en su mente.

—Te mostraré—prosigue el mayor aunque no tiene experiencia alguna. Él debe mostrarle a la castaña muchas cosas.

Cuidadosamente deposita un beso en la comisura de los labios de la chica. Ella se queda totalmente quieta sintiendo el leve contacto.

Vuelve depositar otro beso pero está vez busca profundidad. Captura los labios de la muchacha con avidez y apoderándose de la chica gravitacional que se derrite en su contacto. Sin poder evitarlo él envuelve las manos en sus caderas alzándola hasta que está en su regazo como aquella vez.

Las manos de Ochaco se aferran a la camiseta del chico incluso mientras se besan con suavidad para luego aumentar el ritmo.

Él profundiza aún más el contacto cuando ella clava sus uñas en su nuca. El dolor envía una ola de excitación provocando que gruña y muerda el labio inferior de la castaña, jalando y succionándolo con extraña delicadeza a la vez con devoción.

—Tan malditamente bueno..—jadea y se aparta cuando se quedan sin oxígeno para enseguida volver a atacar. El ritmo del beso causa que un extraño aleteo surja de la muchacha.

Ella siente calor, mucho calor.

Necesita...si, ella necesita más.

Sin saber que hacer la chica empieza a mover sus caderas hacia adelante y hacia atrás. Se estremece cuando su centro choca con algo duro bajo suyo.

¿Que es eso? ¿Por qué se siente tan bien?

Ella no puede detenerse ni pensar bien.

Sigue el movimiento con más rapidez y siente las manos de su acompañarse tensarse en sus caderas.

—Ah, mierda, cara redonda—gruñe el rubio cenizo separándose de su boca y mirando hacia abajo totalmente impactado por el movimiento sensual de la chica en su regazo. Se frota contra su erección y el placer lo ciega totalmente—. Muévete más, maldita sea.

Entonces él la ayuda, se mueve contra ella elevándose para encontrarse con las acometidas de la Ochaco que sin poder controlarlo suelta un gemido que lo desata todo.

—Baku...bakugo, ah, se siente tan extraño—gimotea ella con sus movimientos rítmicos—. ¡Bakugo!

La tumba contra la cama y se recuesta encima de ella sin dejar de moverse. Simula embestidas en forma circulares.

—Joder, maldita sea—ondulea con desesperación. La ropa estorba, la necesita desnuda—. Quemaré tu puta ropa.

—Katsuki—Ochaco se retuerce bajo él con su rostro contorsionado por el placer. Se aferra al cabello del chico mientras se muerde los labios para acallar los sonidos vergonzosos que quieren salir.

Nuestro secreto Where stories live. Discover now