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NO COMPRENDÍAS NADA EN ESE MOMENTO, no entendias que es lo que estaba sucediendo o porque la mujer delante de ti había entrado a tu habitación con una actitud un tanto misteriosa
—Mama– llamaste en un tono bajo a aquella mujer que se encontraba angustiada y temerosa. Querías saber el motivo por el cual se encontraba de esa manera, pero ante de que pudieras hablar nuevamente ella lo hizo.
— Solo sígueme y mantente en silencio.
Tomo tu mano ayudándote a levantarte, y con cautela llegaron hacia el pasillo que las llevaría hacia la salida, pero al escuchar un ruido te detuviste. Tu madre al percatarse de ello apretó tu mano que estaba entrelazada con la suya sintiendo a través del toque el temor que sentía hacia aquello que estuviera con ustedes en su hogar.
La mayor rápidamente avanzo hacia otro lugar junto a ti, quito la caja que se encontraba en una esquina revelando que bajo de esta había un cerrojo en donde tu madre puso la llave que tenía en su mano abriendo el compartimiento secreto en donde se encontraba un cofre y algo largo cubierto de tela, que al quitarla revelo una reluciente katana de tonos azulados y plateados.
"¡Guau!" tu expresión era de asombro, tu madre te había contado muchas historias de aquellos que poseían aquella arma y desde ese entonces siempre habías querido ver uno o ser una de esas personas los cuales en las historias eran los héroes de la humanidad.
— Tienes que irte – hablo tu madre tomándote de los hombros al sentir unas pisadas más cerca de ustedes.
Tomo el cofre que había sacado de aquel compartimiento y te lo entrego junto al collar que durante años le había pertenecido — ¿Por qué-
Querías saber por que te daba aquel objeto preciado, pero unos gruñidos se empezaron a escuchar, asustándote y volteando hacia ello que lo había producido encontrando a un ser de apariencia extraña y aura aterradora.
— ¡Huye! No vuelvas, corre y no mires atrás – tu madre beso tu frente sintiendo que talvez seria la última vez que te vería otra vez – Te quiero.
El monstruo se abalanzo hacia ustedes, pensando en ese instante que te dañaría, pero tu madre se interpuso y corto una de sus manos con la katana – ve.
No querías dejarla, pero tampoco sabias como podrías ayudarla solo serias un estorbo. Tu madre te empujo y con una ultima mirada de parte de ella corriste hacia el bosque tomando el sendero esperando encontrar a alguien que pudiera ayudarlas, pero a cada paso que dabas parecía que el viento te quería arrastras hacia el lugar en donde tu madre te había pedido huir.
— ¡Ayuda! – gritaste con todos fuerzas, esperando que alguien estuviera cerca, pero sabia que solo te estabas dando falsas esperanzas.
Era una noche muy oscura y debido a aquellas historias que no eran mas que realidad ahora, sabias que ninguna persona estaría en medio de la noche. Seria una locura exponerse a aquellos seres oscuros que solo buscaban saciar su hambre de carne humana.
Y ahora tu estabas cometiendo aquella locura exponiéndote fácilmente y huyendo hacia un lugar en donde solo podía apreciarse la luz luna en toda aquella oscuridad. Talvez huir no había sido la mejor opción, pero quedarse tampoco lo habría hecho.
— ¡Ayu- ¡Ahh! – no te habías dado cuenta de un pequeño obstáculo y caíste hasta chocar con un gran árbol que te detuvo.
Tu ropa desacomodada hizo visible que pudieras ver los rasguños y moretones provocados por la caída a la vez de los ligeros rastros de sangre que salían de esto, pero el peor golpe se lo había llevado tu cabeza que retumbaba fuertemente además que sentías aquel liquido rojizo caer por tu mejilla.
— No puede ser.
Quisiste levantarse, pero lo único que obtuviste es caer nuevamente hacia aquel duro y frio, sintiendo de nuevo el dolor regresar a tu cuerpo.
— Vamos – te diste alientos, pero el resultado fue el mismo.
Era imposible poder levantarte y mas si cada vez que lo hacías tu cabeza comenzaba a retumbar siendo imposible dar un paso. Te desplomaste y tu cuerpo quedo recostado bajo la sombra de aquel árbol que no te protegería hacia aquello de lo que estaba por venir.
El demonio estaba tras tus pasos y no tardaría en llegar hacia ti gracias al olor de tu sangre las cuales eran como las flechas de guía para encontrarte.
Inconscientemente tus lagrimas empezaron a caer combinándose con aquel liquido carmesí formando gotas rojizas que manchaban tu vestimenta. Podías escuchar una voz en tu cabeza la cual reconocidas eran las palabras de tu madre las ultimas que había escuchado junto al tacto del beso que te había dado por última vez.
Apretaste fuertemente aquel collar que tenías colgado alrededor tu cuello escuchando como algo venia rápidamente, pero no era únicamente de una dirección si no de diferentes lados, pero era lo de menos al escuchar los mismos gruñidos de aquella criatura más cerca de ti.
Lo único que querías era cerrar tus ojos y terminar con aquella pesadilla, pero al escuchar un ruido metálico hizo que abrieras nuevamente los ojos viendo dos imágenes ligeramente borrosas peleando una con otra o era lo que podías distinguir.
Hasta que una cayo de repente de una manera estrepitosa y como a los segundos esta parecía formarse en pedazos muy pequeños hasta pulverizarse, tu atención hacia aquello se había ido cuando sentiste que alguien te tomaba en brazos con cautela y te cubría del frio que los rodeaba.
— Mamá – susurraste pensando que ella había venido a tu rescate antes de caer dormida pensando que todo lo malo que te había pasado por fin había desaparecido.
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