—Entonces, eres el hermanastro del que Yuu me habló.

—Así es, mi padre se casó con Hana. Ella me ha criado como su favorito, pero cuando papá murió... Quiero decir, cuando ella lo mató, todo cambió. Fui amenazado y tenía que hacer todo lo que ella deseaba; además debía convivir con un hermano que me odiaba, él realmente creía que Hana me daba beneficios, pero créeme que también he vivido un infierno con ella.

—¿Ella te obligó a secuestrarme?

—Sí, pero nunca ha sido mi intención hacerlo, ni siquiera tenía planeado entrometerme entre ustedes, Mickaellie. No me importaba, ¿sabes? Pero Hana tuvo la maldita idea de tomarme como espía. Yuu tenía actitudes sospechosas, y ella quería saber por qué había comenzado a comportarse tan rebelde —se encogió de hombros—. Te conocí y luego, en un descuido, te nombré frente a Hana. Fue mi error, lo admito, nada de esto debió suceder.

Resoplo. Hay tantas cosas que preguntar, pero ahora solo tengo una en mente.

—Aquella noche en la biblioteca, cuando enviaste mi foto a Yuu, ¿qué pretendías hacer?

—Bueno... —Él se encoge de hombros y mira alrededor—. Yuu tenía que entender de alguna manera que no podía jugar contigo. Si yo le hacía creer que tú estabas conmigo, él se alejaría de ti lo más pronto posible. ¿No fue eso lo que intentó? Las cosas salieron mal cuando tú fuiste a buscarlo.

—Pero, ¿por qué? —cuestiono confundida.

—Mi hermano sabía que tu nombre llegaría tarde o temprano a los oídos de Hana. Si no era por él, sería por mí o por alguien cercano. Esa simple razón haría que él tuviera que separarse de ti para no causarte daño. Por eso desaparecí yo también.

Bajo la mirada, avergonzada. De alguna manera todos intentaron protegerme, pero yo... Siempre he sido yo quien buscó los problemas. Comprender que fui una persona totalmente carente del sentido del peligro y que me arriesgué a todo eso, me hace sentir como si estuviera fuera de mi cuerpo presenciando la vida de otra persona.

—Ahora debo irme, Yuu avisó que estaría aquí pronto.

Asiento, aunque me siento nerviosa por ello.

—Mickaellie... —Kazuki busca mi mirada—. Dale tiempo. Comprende que es duro para él haber perdido a su única familia de sangre. Después de todo, ella era su madre.

—Lo intentaré.

[ . . . ]

Yuu no ha llegado ayer a la clínica. Lo esperé hasta que finalizó el horario de visita y luego me quedé dormida. Tal vez se arrepintió y necesita más tiempo, y no lo juzgo. Sé que es triste cuando pierdes a alguien, porque a pesar de todo, así me sentí cuando mi padre se fue.
No espero que él venga hoy, incluso estoy a punto de volver a casa, por lo que termino de acomodar mi camiseta cuando alguien toca la puerta. Doy permiso para que entre, estoy lista para irme ya y necesito ayuda para bajar, pero...

Es él.

Todo mi ser está alerta cuando nuestros ojos se encuentran. Yuu no se ve bien, sé que está sufriendo, lo sé porque al segundo siguiente de mirarnos ya está abrazándome y llorando sin parar.

—Lo siento —susurra—. Aunque estabas herida, yo no...

—Está bien —interrumpo con suavidad—. Era tu madre, no tienes que explicármelo.

Él se separa de mí y me deja un tembloroso beso en la frente, el cual recibo agradecida. Solo dejo que llore, porque sin duda, y a pesar de que he visto cosas que pudieron dejarme en shock allí, no me siento tan devastada como él. Sé que el no verme llorar será un alivio para Yuu.
Enredo los dedos en su suave cabello oscuro e intento consolarlo un poco. 

Un suspiro y mil disparos | the GazettEWhere stories live. Discover now