—Si te quedas quieto, esto dolerá menos —sisea el moreno algo enojado. Está intentando quitar la bala del brazo de Hideto, de maneras no muy limpias. Tal vez eso se infecte en unas horas.

[ . . . ]

Este lugar parece una casa común, no hay lujos, aunque es muy grande. Ni siquiera veo un coche o alguna persona vigilando afuera que pueda darme la certeza de que esta es la dirección correcta. Maldición, ¿y si Kazuki me ha engañado? Confié en él porque oí su voz desesperada, no debí...
Oigo un sonido de un disparo cercano a nosotros. Bajo de la camioneta a toda velocidad y una mano me detiene. Sé que no debería ser tan imprudente, pero no puedo controlarme. ¿Qué haré si no he llegado a tiempo? Le prometí a Yuu que lo haría, no puedo fallar.

—Sé más cuidadosa si no quieres que veamos cómo te vuelan la cabeza —sisea Arly, enojado con mi actitud impulsiva de salir.

—A la mierda, Arly, esa maldita tiene que pagar por esto.

Él resopla y comienza a caminar delante de mí, deteniéndose en la entrada del lugar. Mi padre nos cuida las espaldas y así entramos al terreno, mientras me pregunto dónde están los guardaespaldas de Arly, y por qué no veo a los de Hana.
El moreno nos señala varias direcciones y yo asiento. Mi padre va hacia la izquierda, yo hacia la derecha junto a Kaz, y él ingresa a la casa. Estoy nerviosa pero alerta a cualquier sonido o movimiento cercano a mí, incluso doy un respingo cuando mi teléfono vibra en mi bolsillo.

«Hay un coche al otro lado de la casa y dos personas vigilando. No avancen, podrían estar armados» Hideto escribe.

Desviamos por una puerta que me lleva hacia una escalera de emergencia, en donde hay una chica. Ella nos ve y está a punto de mostrar su arma, pero yo lo hago primero y le pido silenciosamente que levante las manos. La reconozco del club, es una de las bailarinas.

—Déjala en el suelo con mucho cuidado.

Ella lo hace y Kaz se apodera del arma mientras toma del brazo a la muchacha. Ella intenta zafarse y lloriquea.

—Cálmate, no estamos aquí para hacerte daño —susurra Kaz—. Llévanos hacia Hana y te prometo que te sacaremos de aquí con vida.

—¿Por qué debo confiar en ustedes? —gruñe ella.

—Sacamos a tus compañeras del Sweet Lemon y quemamos el lugar —murmuro—. Están a salvo ahora, si nos ayudas, podemos llevarte con ellas. Pero antes necesitamos atrapar a Hana.

Ella nos mira bastante asustada.

—No hay mucho que pueda hacer, solo sé que las escaleras conducen al primer piso y eso es todo. Hana va a matarme si sabe que han entrado por mi culpa.

La tomo de la mano y comienzo a caminar con ella. De ninguna jodida manera dejaré que esa mujer le haga daño, así que al llegar al final de la escalera nos detenemos en un pequeño armario donde hay productos de limpieza. Es allí donde le digo que se quede, y prometo volver por ella antes de continuar mi camino.
Al mirar el lugar, encontramos a Hideto y Arly del otro lado, con quienes nos reunimos y continuamos el trayecto, abriendo puertas y notando que la casa está casi vacía, excepto por...

Un disparo.

Uno que me pasa cerca y me deja aturdida.

—¡Al suelo! ¡Mickaellie, Hideto, vayan ahora!

Miro hacia el piso inferior y reconozco a los guardaespaldas de Arly disparando contra los de Hana nuevamente. No pierdo tiempo, me cubro y me arrastro para buscar a Hana y Yuu, siendo seguida por mi padre. Continuamos así hasta encontrar una oficina, en la cual vemos a Hana tras un escritorio, con la cara pálida, aunque mantiene esa sonrisa que me causa escalofríos.
La puerta se cierra tras nosotros.

Un suspiro y mil disparos | the GazettEWhere stories live. Discover now