Capítulo 11

1.1K 172 51
                                    

Cuando Minho salió corriendo se detuvo al final del pasillo y se apoyó en la pared para tomar su pecho para así buscar calmarse. Era una suerte que las clases ya hubiesen acabado y por lo tanto nadie estuviera vagando por ahí en ese momento. Cerró sus ojos con fuerza y colocó sus manos sobre su cabeza para halar un poco de su cabello estando frustrado. ¿Por qué le hacía eso? ¿Tan poco corazón tenía? Apenas lo había superado y le salía con eso. Se había convencido de que lo odiaba cuando en realidad no era de esa manera, pero ahora con lo que acaba de suceder no estaba tan seguro.

Cuando sintió que su respiración estaba calmada, tomó su celular para encender la cámara frontal y mirarse como si fuera un espejo. Comenzó a arreglarse como pudo y cuando se vio presentable guardó todo de nuevo para seguidamente tomar las asas de su mochila. Con toda la confianza del mundo salió de la escuela nuevamente y fue al encuentro con su amigo, que seguía igualito a como lo había dejado hace unos minutos, y eso solo le rompió el corazón.

-¿Quieres comer un poco de helado estando en casa mientras vemos alguna película barata de comedia romántica? -le dice eso una vez está a su lado y Hyunjin sonríe un poco.

-¿Algo así como Mean Girls 2?

-Tampoco tan barata por favor. -Hyunjin se ríe por las palabras de su amigo y Minho sonríe porque al menos su amigo estaba sonriendo un poco.

-Vamos. Le diré a mi madre que nos haga algo de comida deliciosa también. -lo abraza por los hombros sonriendo amplio y así comienzan a caminar los dos hacia la casa del mayor.

Cuando llegaron a la casa de Minho, Hyunjin llamó a su casa avisando que estaría un rato con Minho, y que lo mejor se quedaría a dormir. Eso no le gustó mucho a sus padres, pero ya no le importaba mucho la verdad. Al menos habían aceptado y eso es lo que importaba.

Esa noche hicieron el pequeño plan de Minho. Ver películas baratas de comedia romántica, comer helado y la pequeña obra maestra de la señora Lee, arroz frito con kimchi. Como al día siguiente tendrían clases, ya que apenas comenzaba la semana, no fueron a dormir muy tarde. Ambos estaban en la cama del mayor acurrucados durmiendo de manera cómoda, o al menos así estaba Hyunjin.

Minho estaba con los ojos muy abiertos mirando al techo. Cuando sintió que ya no podía estar más así se levantó con cuidado y caminó fuera de la habitación asegurando el no despertar a su mejor amigo. Fue a la cocina y prendió la luz. Su madre también hace mucho rato que había ido a dormir así que estaba solo. Puso su celular sobre la encimera, que lo había llevado consigo cuando salió de la habitación, y lo desbloqueó para verlo fijamente unos segundos. Cuando ya no pudo más lo tomó y buscó en sus archivos de Google unas viejas fotos que solo tenía guardadas ahí. Eran fotos de cuando era novio de Christopher. Fotos de sus citas, fotos que le tomó a su ex cuando estaba despistado y fotos en la casa del chico. Recordaba demasiado bien ese día, tanto que dolía.

.
.
.

Minho, en ese entonces con su color de cabello natural, un negro muy bonito, y con catorce años, iba feliz caminando observando a su novio. Desde que había entrado a la escuela ese chico le había encantado, pero no se sentía lo suficiente como para tener una oportunidad. ¿Y ahora? Ahora estaba saliendo con Christopher Bang, el chico más popular de la escuela y eso que era su primer año. Habían comenzado a tener citas a eso de octubre y formalizaron su relación en diciembre. Ahora en febrero se sentía la persona más feliz en la tierra.

La razón por la que ambos caminaban hacia la casa del mayor era simple. Habían salido antes de clase ese viernes y Chris no tenía que resolver cosas extras siendo el presidente de la clase así que lo había invitado a pasar tiempo juntos. La cosa es que así había comenzado a ser cercanos. Lógicamente no podían haber dos presidentes por clase, pero aún así Minho le gustaba ser útil, y aunque no fuera su responsabilidad, le gustaba ayudar al mayor en algunos de sus deberes. Lo hacía siempre que no tenía nada que hacer el club de canto.

De hermanos, amigos y primeros amoresWhere stories live. Discover now