Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla y lo abracé fuertemente.

—Diego, me duele verte así—digo en un susurro porque es la verdad. No quiero imaginarme el dolor que siente él porque, joder, perdió a toda su familia. Yo no sé qué haría sin mis padres, pero en cambio él pudo salir adelante—. Eres la persona más fuerte que he conocido en mi vida. Eres tan bueno.

—Tampoco te pases, solo he aprendido a vivir con el dolor al igual que tú.

—Supongo que ambos hemos podido con el dolor—digo en un susurro.

Puso una mano en mi barbilla y me miró fijamente, en sus labios apareció una hermosa sonrisa.

—Aún no se me olvida que estás celosa—bromea tratando de cambiar de tema.

—No eres mi persona favorita en estos momentos—bromeo. Él se inclinó y me dio un suave beso.

Miré hacia al frente y vi como la mesera se acerca a nuestra mesa con la lasaña, ella solo tiene ojos para Diego. Estoy segura de que ni noto mi presencia...La muy cínica. Ella dejó la lasaña y nuestros platos.

—Si necesitas cualquier cosa, me avisas—dijo coquetamente a Diego.

Lo observé y él frunció el ceño.

—Gracias—dice un poco molesto. Yo solté una pequeña carcajada. La mesera me miró y abrió los ojos—. No quieres nada más, amor—dice marcando bien la palabra amor.

Miré a la camarera quien estaba comenzando a sonrojar. Me aclaré la garganta.

—Solo una cosa que no mires tanto a mi novio, porque se puede desgastar porque lo miras como si te lo fueras a comer—bromeo.

La chica se puso más roja y él se mordió el labio inferior para aguantarse la risa.

—Oh, perdona...Yo pensé que eran amigos—dijo avergonzada la camarera.

Sonreí y me encogí de hombros.

—Nah... Normal, aun no entiendo cómo lo soporto con lo imbécil que es—bromeo. La chica se rio y Diego tosió molesto.

—Bueno perdón y provecho—dijo antes de irse rápidamente.

Miré a Diego con una sonrisa, puse mis manos en sus mejillas y se la apreté. Él hizo cara de dolor y solté sus mejillas que tenían un leve tono rojo.

—No hagas eso Anastasia, me duele—dice refregándose sus mejillas. Sonreí inocentemente hacia él.

—Llorón—le saque la lengua y tome un pedazo de lasaña.

El almuerzo transcurrió normal y entre bromas con Diego como siempre, aunque al frente de nosotros había un par de chicas que literalmente se estaban comiendo a Diego con la mirada y por supuesto que él lo notó, es como un imán para las mujeres. Supongo que él ya está acostumbrado a que las mujeres se lo devoren con la mirada.

Cuando terminamos de comer él entrelazó nuestras manos y caminamos de nuevo por la calle de Barcelona, mirando los edificios que son increíblemente alto. Me encanta Barcelona.

Caminamos por las calles sin rumbo alguno hasta que a Diego le sonó su teléfono y contestó la llamada, nos pusimos al lado de una heladería. Él habla con Cameron y sonreía cada rato y se tiran bromas muy malas que solo me hacían reír de lo estúpidos que eran esos dos juntos y dicen que mis amigos son raros.

—Vale cariño, nos vemos en el departamento de Alejandra—solté una risa y él me guiño el ojo—. Si vamos a ir, mira que te pones enojón hombre, relájate... —Diego soltó una risa y negó con la cabeza. Cortó la llamada y guardó su celular.

Hermosa RendiciónWhere stories live. Discover now