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¿Alguna vez has estado en una situación tan pero tan incómoda que no puedes ni respirar? Bien, así se sentían los estudiantes de la escuela de Avonlea esa mañana. Todos estaban a la expectativa, todos querían ver quien era la primera persona que Billy Andrews delataría. Claramente no lo sabrían, ya que los nombres no serían dichos. Pero quizá alguna pista o indirecta saldría de ahí. Estén atentos, niños.

-Me dijeron que hay dos personitas aquí que caminan a casa juntos, no quieren que nadie se entere porque sería muy penoso -comenzó-. Ese es un muchachón alto y de la chica no puedo decir mucho, ya que lo disimulan tan bien que ni en clase cruzan palabra.

Los gritos emocionados reinaron el lugar. El morbo por la situación era tan grande que todos empezaron a prestar atención a lo que ese chico decía, claramente esperando que ningún chisme fuera sobre ellos... cosa que sería imposible.

-Hay dos chicas que están peleadas ¿Alguien sabe por qué? Esa información aún no llega a mis oídos, pero por lo que he escuchado se trata de un chico. Es tan común entre mujeres ver ese tipo de situaciones. Creo -puso su dedo índice en el mentón-, creo que se trata de la historia anterior, al parecer ambas están conectadas.

El chico miró a su hermana y trató de buscar a Ruby, pero esta se encontraba escondida tras su pupitre consumida por la vergüenza y la desesperación.

-¿No es así? -levantó una ceja y procedió.

Charlie Sloane miró a Jane, levantó su ceja con demasiada intriga para luego guiñarle el ojo y que esta sonriera cuando sus mejillas se tornaran de un rosado casi rojo. Vaya vaya, ¿que estaba ocurriendo? ¿Podría ser que Jane y Charlie? ¿Ruby también? No, Ruby no podía estar enamorada de Charlie. Todos sabían quién era su único amor imposible. Era ridículo.

Entonces siguió revelando secretos y contando chismes, comenzó con Tillie, a la cual dos muchachos estaban peleando y comentó que era una fea muchacha que no lo merecía. Luego siguió con Josie a la cual trató como alguien fácil e impura; dijo cosas que sería mejor no mencionar del pobre Cole, el cual ni siquiera se encontraba presente en la escuela ni en Avonlea. No dijo nombres, pero tal y como el juego mandaba, se dieron cuenta mediante pistas que el joven soltaba.

-Tengo una muy jugosa -habló maliciosamente-. Hay un chico, futuro doctor, el cual está enamorado de una chica que se encuentra entre nosotros.

Moody puso una mano en el hombro de ese chico.

-¡Gilbert! -exclamó- ¿Quién es la afortunada?

-¿Quieren que lo diga? -preguntó Billy. Los gritos afirmativos se extendieron por todo el lugar.

-Esto no es gracioso, Andrews -dijo Gilbert con tono serio.

-¿Que pasaría si se me saliera ese nombre, Blythe?

Él empuñó sus manos. Billy rio y le revolvió su cabello negro.

-No lo haré, amigo... jamás diré el nombre de tu amada pelirroja.

En ese momento toda la clase gritó. Anne, que estaba demasiado ocupada hablando con su mejor amiga no prestó atención a lo que se había dicho hace más de media hora. Cuando Josie tocó su hombro con emoción ella se sorprendió.

-¿Que ocurre?

-¿Acaso no escuchaste?

Negó con la cabeza, Josie con la mano le pidió que se acercara y al oído le susurró lo ocurrido. La parálisis que invadió a Anne en ese momento fue tan grande que ni la cálida mirada de Gilbert Blythe fue una distracción en ese momento. No sé en qué pensaba durante esos instantes, pero claramente tenía los pensamientos más entrelazados que las trenzas que llevaba esa mañana.

Bien, bien! -aplaudió en busca de la atención nuevamente- Hay una chica por aquí que tiene un gran secreto, que si sus padres lo supieran la enviarían directamente a la escuela de señorita en París, la cual es su gran amenaza de toda la vida.

Diana miró a Anne a los ojos con ganas de llorar, se levantó y levantó la voz en forma de súplica.

-Billy, no...

-¿Qué quieres decir, princesa? No quieres que cuente sobre tu...

Nadie podía saber de eso. Absolutamente nadie, mucho menos por boca de un patán tan grande. Tenía que hacer algo para detenerlo. Había vivido la humillación varias veces, pero estaba casi segura de que ninguna de las anteriores igualaría o superaría a la siguiente si no paraba la situación. Entonces tomó aire, levantó un poco más la voz y se paró frente a él con una cara sin expresión.

-Billy, por favor no lo hagas.

Él soltó un resoplido junto a una sonrisa divertida.

-Diana Barry tiene...

Antes de que pudiera completar la frase, esta le pegó una bofetada tan grande en el rostro que todos cubrieron sus bocas y susurraron entre ellos. La ventisca seguía y los chicos empezaron a dispersarse nuevamente, Diana corrió al salón tras el aula y Anne la siguió haciendo caso omiso a los gritos de Gilbert Blythe.

「𝐂𝐨𝐥𝐝 ; 𝐓𝐡𝐫𝐞𝐞 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬」Where stories live. Discover now