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Antes de empezar quiero que cierres tus ojos por cinco segundos e imagines que un copo de nieve cae en tu nariz, luego caerán otros dos y así hasta que sientas que estás en una nevada. ¿Lo hiciste? Bien, comencemos.

Nuestra historia se encuentra a miles de kilómetros. La isla Príncipe Edward siempre ha sido un lugar bastante tranquilo, sobre todo en época de invierno cuando a todos les causa repulsión el pensar en la palabra «salir.» Sin embargo, una ruidosa ventisca seguida de kilos de nieve se aproximaba a Avonlea, el lugar donde se desarrollaron los eventos que verás a continuación. No, no es casualidad. Se dice que la nieve siempre llega por algo.

Esta vez llegó para unir seis vidas.

Pondré mi vista en la escuela. La señorita Stacey aún no llegaba y probablemente no lo hizo, tenía una terrible memoria y se había olvidado por completo que era viernes... o la nieve la tomó por sorpresa camino a clases, no pudo llegar y muchos estudiantes molestos estaban dentro del aula intentando encender la pequeña chimenea para que así todos pudieran entrar en calor mientras charlaban con sus grupos de amigos.

Vaya, vaya ¿Que tenemos por acá? Diana Barry ¿Por qué conviertes tu tristeza en una sonrisa falsa? La muchacha caminó erguida hacia su grupo, en su mano llevaba una canasta con el desayuno que no pudo comer bien debido a su constante preocupación, aquí entre nosotros, creo que era gracias al secreto que ni siquiera la mismísima Anne Shirley-Cuthbert sabía en esos momentos. Otra vez sumida en sus pensamientos casi cayó al suelo tirando con ella todas las cosas que Gilbert Blythe tenía en su pequeño escritorio. El chico se veía muy concentrado, él la sujetó del brazo antes de que tocara la madera.

-Lo siento -dijo muy preocupada-, Gilbert, lo siento tanto -empezó a levantar sus cosas, entre ellas varias hojas de papel y una pluma.

-No te preocupes, Diana -dijo sonriendo-. Tal vez el invierno tiene el don de volvernos a distraídos a todos.

Ella sonrió nerviosa y tomó su camino mientras el muchacho seguía con lo que estaba haciendo, levantando la mirada una que otra vez para observar a cierta pelirroja sentada en la esquina del salón.

-¿Te gusta? -le preguntó Jane Andrews con un murmuro, Gilbert se sobresaltó.

-¿Qui-quién? -respondió tartamudeando.

-Es obvio que te gusta Anne -levantó las cejas con emoción-. Tranquilo, no le diré a nadie.

-¿Que no tienes otra cosa que hacer? -rio- Ve a hablar con Ruby o con Prissy.

Jane soltó una carcajada que no se escuchó gracias a lo ruidoso que estaba el salón de clases, se alejó con la cabeza gacha y volvió a pensar en Ruby apretando los puños. Hacía casi un mes que ninguna se dirigía la palabra pero casi nadie sabía de eso, realmente nadie sabía lo que ocurrió.

-¡Jane! ¡Únete! -la llamaba Josie.

Ruby Gillis le lanzó una mirada penetrante. Jane retrocedió.

-Sucede que debo hacer algo... tengo que hablar algo con Prissy.

La mayoría de las chicas se encogieron de hombros, pero siguieron charlando.

-A Tillie la están peleando dos chicos -susurró Ruby tratando de cambiar el tema-, pero no sabe a quién elegir.

Todas rieron emocionadas.

-¡Es muy difícil! Me aterré ayer cuando ambos me pidieron acompañarme a casa -volvieron a reír.

-¿Anne, te gusta alguien? -preguntó Tillie.

Su respiración se entrecortó un segundo al escuchar esas palabras, su lengua se enredó y comenzó a titubear.

-Yo no... pues, yo... él, tal vez...

Con el rostro colorado a causa de la timidez que le daba hablar del tema decidió omitir la pregunta finalmente, Tillie le preguntó lo mismo a Diana, pero esta solo supo gritar y llorar durante varios minutos.

-¡No lo sé! -sollozaba.

-¿Bien? Ya que ninguna quiere hablar, o no puede -Ruby dirigió su mirada a las dos chicas que aún no terminaban de controlar sus emociones-. Yo haré mi confesión.

Todas lo sabían, era los más obvio del universo. Las cuatro volcaron sus ojos antes de escuchar.

Dos palabras, trece letras: Gilbert Blythe.

Hablando del rey de Roma, apareció tras el pequeño grupo y todas voltearon a verlo.

-¿Anne? -preguntó él.

-¿Sí? -dijo ella volviéndose a tornar de rojo.

-Podrías... Hum, bueno, solamente si quieres -puso la mano en su nuca con nerviosismo- ¿Venir conmigo un momento? Mary me pidió que te dijera algo en privado.

Ella no lo notó pero una por una de sus amigas abrió la boca. Diana hubiese podido estar emocionada, pero seguía lamentándose por las idioteces que había estado cometiendo.

«Soy una estúpida.» Se decía a sí misma.

«Soy un estúpido.» Diría alguien más a unos metros de distancia.

Jane sonrió cuando vio a la pelirroja sentada junto a Blythe, él volcó sus ojos a la castaña con diversión. Luego ella observó a la pequeña rubia con su grupo y quiso hablarle, cuando sus miradas se cruzaron ambas volcaron los ojos.

«Maldito orgullo.» Susurró Jane.

«Maldita distancia.» Pensó Ruby.

-¿Entonces? -preguntó Anne- ¿Que quería Mary que me dijeses?

«Piensa, piensa, tonto.»

-Ella... yo -suspiró y se arrepintió de las palabras próximas a decir-. No es nada, puedes irte si quieres, te lo diré luego cuando logre recordarlo con exactitud.

Confundida y enojada se levantó dando sonoros pasos.

«Soy un idiota» se dijo Gilbert para sus adentros.

«Soy una idiota» murmuró Anne cuando llegó hasta donde sus amigas se encontraban.

...
Tal vez no cumpla con sus expectativas, pero estoy haciendo lo mejor que puedo por ustedes. Ojalá lo hayan disfrutado... nuevamente gracias por el apoyo brindado.

Los ama siempre;
~Cassie.

Amor y luz💗🌈

「𝐂𝐨𝐥𝐝 ; 𝐓𝐡𝐫𝐞𝐞 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬」Where stories live. Discover now