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Antes de empezar: me gustaría que leyeran este capítulo mientras escuchan la canción que les dejo arriba, para mas sentimiento.

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Un chico castaño recorría las verdes praderas de karmaland. No pensaba en nada, su mente estaba en blanco parecía como si el recorrido ya lo hubiera echo miles de veces y es que en realidad si era así, ya había recorrido aquel lindo valle varias veces, ya se había tirado a llorar en el como si la vida dependiera de eso, ya había caminado por ahí pensando en como alegrar el día a su novio.

Llegó por fin al consultorio, había pasado más de un mes y vegetta seguía ahí, muriendose cada vez más, sufriendo por ver a su osito triste, con un dolor de pecho tan tremendo que en ocasiones solo quería arrancarse la máscara de oxígeno y dejarse morir, pero no era tan egoísta, siempre que estaba a nada de hacerlo la imagen de su querido castaño, riendo, jugando y a veces hasta gimiendo le cruzaba por la cabeza y se arrepentía. También se sentía cobarde y desecho, se reía de su desgracia y luego lloraba por el miedo a no ver más a sus amigos, sus edificaciones y la perfecta anatomía de su amado.

—¿como estas hoy? —preguntó rubius cuando entró a la habitación—te traje algo que se supone no puedes comer pero es que creo que tienes que provarlas— le tendió un traste con uvas moradas —lo sé, no es la gran cosa pero alex empezó con su cultivo y me dio a probar algunas—sonrió y empezarón a  comer las uvas en silencio.

Samuel estaba preocupado puesto que en la noche había tosido más sangre se lo que antes y se asustó a tal grado de empezar a escribir una carta para su novio, él sabía que no quedaba mucho.

—rub— su voz se había echo más ronca —tengo algo para ti, pero no lo abras ahora, ábrelo cuando tu corazón sienta que es el momento— saco una oja algo arrugada que estaba debajo de su almohada— perdón por la presentación pero en los hospitales te quitan todo — empezarón a reír pero pronto la risa de Samuel se volvió un ataque de tos, llenando las sábanas y el traste de uvas de líquido carmesi.

—¡¡sam!! — se asustó el pequeño—¿llamó a los médicos? — el mayor negó con la cabeza—pero es mucha sangre samuel— cuando estaba a punto de darse la vuelta, vegetta lo tomó de la mano.

—rubius — llamó, su voz se había apagado más — cariño no quiero que los demás se metan en esto— Rubén no entendia — te aseguro que cuando acabe todo estará mejor — el ojiverde se acostó junto a vegetta, y aunque la camilla era individual supieron arreglárselas.

Rubén ocupo el brazo de vegetta como almohada y se acurrucó junto a él, dejando que su cabeza descansará sobre el pecho contrario pero teniendo cuidado de no lastimarlo.

—cuando ya no esté, quiero que mires las estrellas y pienses en mi— ambos empezarón a llorar —y cariño, porfavor ya no llores— Rubén se aferro más a él como si se stuviera desvaneciendo— porque yo estoy feliz de haberte conocido, estoy completamente satisfecho con la vida, Rubén — llamó, el castaño solto un quejido en forma de respuesta— no me olvides, no olvides que te amo, piensa porfavor en los momentos bonitos que pasamos juntos que aunque los pronósticos no fueron los mejores para nosotros, logramos salir adelante—

—sam— chilló —no  quiero que me dejes solo — zollosos por parte de ambos abundaron en la habitación— te nesecito conmigo— cerró sus ojos para dejar que las lágrimas corrieran.

—ya te lo he dicho, cuando no me tengas más quiero que veas el cielo en la noche y pienses en mi, en nosotros no me importa que suene egoísta, sonríe porque sabes que no me gusta verte triste —abrazo al chico de sudadera blanca e imitó su acción, cerró los ojos para siempre.

—no veré el cielo al anochecer— suspiró — lo veré cuando esté amaneciendo y el sol, siendo este la estrella más hermosa y brillante se asome detrás de las colinas de karmaland, pensaré en ti, porque eso eres  para mí, una estrella inmensa llena de luz— levanto su cara para ver a los ojos a vegetta. Tragó saliva  cuando se entero de que aquel chico no volvería a abrir sus ojos más.

Lloró porque no podría verle de nuevo, y decidió que era hora de llamar a los médicos pero antes de irse beso una última vez los labios de Samuel.

—te amo — susurro antes de cerrar la puerta detrás de si.

Camino hasta su casa y al llegar volvió a tirar todos lo muebles, gritó, sompio cosas y lloró. Subió a su habitación y se asomo por el balcón. Estaba anocheciendo y el sol se ocultaba tras las grandes colinas de la magnífica karmaland.

—te amo samuel—.



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#Llorando

Pero bueno este sería el capitulo final. Si lo sé, tal vez no es lo que esperaban  pero les tengo una buena: habrá epílogo.

Me gustaría saber sus opiniones (la vuelven a dejar botada)

Recuerden que, como dije acabando esta historia subiría el primer capítulo de mi proyecto —tattoos together—.

Los amo. Un beso. 🐥

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No Me Importa (rubegetta) [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora