Capítulo 18

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18| "Drama Queen"

Emma☾:

     Q nube tan cómoda.

Es como si estuviera siendo sostenida por las manos de los mismísimos dioses. Mi cuerpo yace en esa perfecta posición en la que podría pasar la vida entera.

Ojalá y no me vea en la necesidad de moverme. Si los dioses quieren.

—¡Por las pantaletas del Señor! —grito.

Creo que los dioses dijeron: ¡no queremos! y me mandaron a la verga.

Mis músculos impactan contra el suelo y el ruido que produzco al caer es estrepitoso. Sencillamente doloroso. Enfoco mi vista con parpadeos, preparada para buscar al culpable del madrazo que me acabo de meter, pero una blanca luz me ciega.

Oh, diablos, ¿morí? ¿Este es el cielo?

Oigo el balbuceo de una voz masculina.

—¿Diosito? ¿Eres tú? –Parpadeo pero sigo viendo la luz blanca —. No, no, no puedo morir ¿ok? Debo regresar con Connor y tener bendiciones con él antes de partir al menos, ¿entiendes? Mi legado tiene que continuar y mi belleza debe ser heredada y vivir por los siglos de los siglos. Prometo ir a misa todos los domingos y agradecer antes de irme a dormir, agradeceré también la existencia de tremendo individuo como lo es Connor si es necesario, pero no puedo seguir la luz ahora.

—¿Emma?

—Sí, soy Emma. Emma Williams. Pero así como te lo digo, eh. No es Em-emma Will-williams, es Emma Williams. Sin tartamudeos. ¿Y para qué quieres mi nombre? ¿Me anotarás en la lista de los que van al cielo? Ay, gracias, sabía que era merecedora del puesto pero...

—¡Oh, por...!

—... creo que ya sería mucho. Aunque si voy al cielo veré a mi mamá, ¿no? Ah, mi madre. En verdad la extraño mucho, ella...

—¡Emma!

—¡Sí, sé que mi nombre es lindo y que se lo quieres gritar al mundo entero pero no me interrumpas, chingada!

—¿Qué haces ahí?

—¿Cómo que qué hago aquí si tú mero me trajiste? —digo enojada—. O, bueno, puedes preguntarles a tus otros amigos los dioses, ellos me lanzaron a la mierda y terminé aquí.

—¿Está hablando sola?

—¿Cómo que si estoy hablando sola? ¡Estoy hablando contigo!

—Creo que el golpe que se dio la dejó loca.

—Bien, mira Yisus, nomás no te digo nada porque tú eres tú, ¿ok? Pero, ¿llamarme loca? ¿Tan ofendido estás? Sé que estás enojado conmigo porque faltaba a la iglesia y no iba muy seguido pero te explico que había un niño que siempre me miraba raro y yo me sentía visualmente violada.

—Levántala, Connor.

—¡Te dije que no me interrumpieras! Como te decía, el niño era bien rarito, yo iba bien mensa con mi abue y cada vez que nos sentábamos en un banco él se acercaba y se sentaba a mi lado.

Escucho un rumor cerca.

—¡Y ahí mero se quedaba! Me miraba fijamente y mientras cantábamos rezaba para que al menos girara y dejara de mirarme. Parecía ese niño de las películas japonesas, ya sabes, súper pálido, cara que asusta de muy cerca y de muy lejos.

En las Fauces del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora