EPÍLOGO

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Algunas veces, las leyes de la naturaleza podían tener ciertas modificaciones inesperadas.

Kassia abrió los ojos encontrándose en un lugar demasiado iluminado. Los entrecerró en un intento de acostumbrarse. La habitación era demasiado blanca, al igual que el vestido y el sofá donde estaba sentada. 

Una luz amarilla se presentó en el centro. Reconoció la voz, era la misma de que le había encargado su trabajo de cuidar la línea del tratado.

-Bienvenida de vuelta -el sonido retumbó haciéndola dar un pequeño salto en su asiento. 

-¿Qué sucedió? -preguntó entre tanta confusión. 

Unas imágenes se proyectaron en su cabeza como si alguien le hubiese puesto "reproducir" a una película. Se vio a sí misma abrazando apasionadamente a su esposo. La versión de la imagen se cortó un dedo, dejando que la sangre se deslizara por su cuerpo sin ropa. Ahí lo recordó. Una de sus ideas repentinas había salido mal. 

-Edward... -la garganta se le secó, sus ojos se humedecieron- ¿cómo está Edward?

-Él y su familia aguardan a que despiertes. 

-¿Regresaré? -inquirió de nuevo. 

-Esto que sucedió entre ustedes no fue planeado. Es la primera vez que acontece un caso como el tuyo, por tu buen desempeño te dejaré regresar. Serás inmortal como tu esposo, ya no tendrás que encargarte de la línea del tratado. 

Kassia tragó grueso, esperando  que la voz añadiera algo malo. 

-¿Por qué esperas lo peor? ¿Acaso no has cumplido bien con tu trabajo? Estás aquí porque tu intervención también logró que la línea que custodiabas dejara de tener sentido. Los Cullen y los habitantes de la Reservación ya no son enemigos. Aunque han ido y venido a lo largo de los años, se vive realmente en paz gracias a ti. Te agradezco tu servicio, Kassia. Ahora tendrás la vida que tanto anhelas. 

Todo se volvió negro. 

Edward Cullen sostenía la mano de su esposa. No podía sentirse más culpable por lo que un momento de descontrol había ocasionado. Carlisle había tapado la marca de la mordida que yacía en el vientre de la mujer. 

Kassia abrió los ojos de repente. Toda la familia se acercó más a la cama donde ella estaba recostada. Sus ojos rojos hicieron que todos se pusieran en alerta. 

-Lamento mucho todo esto -el castaño le dio un beso en la frente. 

-Pues yo no -sonrió acariciando el rostro angustiado de su esposo.

Ella le dejó que leyera sus pensamientos, mostrándole lo que había vivido antes de despertar. 

-Si quieres culparte de algo, cúlpate de haber intervenido para que no tengamos que separarnos de nuevo -le pidió conociendo muy bien la forma de ser el vampiro. 

Con una radiante sonrisa, Edward  se volvió hacia su familia para decir:

-Le permitieron quedarse para siempre. 

Los demás Cullen celebraron la noticias con abrazos y golpes leves en la espalda. 

-¿Quieres ir a probar tus sentidos? -propuso el castaño. Había tanto que mostrarle ahora que compartían la misma naturaleza.

-Después, ahora solo quiero que me abraces un rato -sonrió la mujer, hundiendo su cabeza en el pecho del hombre. 

Estando allí, rodeada por los brazos del vampiro, con sus sentidos colmados por su masculina fragancia, supo que no habría nada mejor. 

I have love you for a thousand years 
I'll love you for a thousand more...

Muchas gracias por leer esta historia 😍

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Publiqué un oneshot sobre Edward si es que quieren leerlo, se llama Kill Her.

Amantes Trágicos |Edward Cullen |Where stories live. Discover now