OCHO

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Kassia estaba tan desesperada que por un momento pensó en hablar con los animales del bosque para recordar dónde había dejado las estacas. Debía ser mucho más eficiente si pensaba contribuir en el enfrentamiento contra los nómadas. Se lastimó los pies al correr sin los zapatos puestos, creyó que de esa forma se movería con más velocidad.

Aún era de día, pero la alerta a la manada la dio con un grito que imitaba el aullido de un lobo. Esperó que el escozor en la garganta fuera un seguro de que había dado su máximo esfuerzo en llamar la atención de Sam y Jared.

Mientras tanto, ella siguió buscando el lugar donde estaban guardadas sus armas. Era necesario que las pudiera utilizar de inmediato, de otra forma, se convertiría en un estorbo.

Por otro lado, los Cullen percibieron la llegada de los nómadas a su territorio. Los siguieron moviéndose a velocidad sobrenatural. James, Victoria y Laurent sintieron que los seguían, entonces el líder del trío, el vampiro de cabello rubio, los guió hasta una zona abierta, libre de árboles.

-Ya decía yo que había percibido la presencia de otros vampiros cerca -comentó James, observando fijamente a Edward.

Carlisle dio un paso al frente de su familia.

-Han estado cazando en nuestro territorio. Sus actividades han alertado a toda la ciudad.

-No es para tanto -la mujer pelirroja se recostó en el líder de su grupo-. Los humanos son estúpidos, jamás estarán cerca de la verdad, incluso ya tienen un nuevo nombre para un asesino serial que justifique las muertes de la zona -Ella le restó importancia al asunto.

Edward se preocupó cuando el aroma de Kassia llegó hasta su sentido del olfato. Los tres nómadas cerraron los ojos y levantaron la cabeza para saborear mejor el efluvio de su siguiente víctima.

Unos metros atrás de los vampiros, Kassia salió de la zona boscosa, pero no estaba sola. Dos metamorfos en fase caminaron a la par que ella, haciéndola parecer mucho más pequeña.

Jasper, Rosalie y Emmett se movieron de sus posiciones para cerrar la ronda con los tres vampiros de ojos rojos dentro.

-Al fin tengo la oportunidad de estar frente a ustedes -dijo la recién llegada-. Ha sido muy frustrante el hecho de ver como jugaban con sus víctimas antes de asesinarlas. Pero ya no más, nosotros nos aseguraremos de que no vuelvan a cazar en esta zona ni en otra.

-¿Quién eres tú? -inquirió el vampiro con rastas en el cabello.

-Oh, no mereces saberlo siquiera -Kassia extrajo dos estacas del bolso que cargaba-. Están pensando en escapar. Alice, cuidado, James piensa que eres fácil de derribar -señaló la rubia.

Los lobos comenzaron a gruñir enojados.

-Adelante, amigos -la rubia les dio permiso de atacar. Ella también se acercó corriendo hacia los vampiros. Se puso frente a Victoria, quien intentó escapar en su dirección.

Kassia se tiró al suelo para alcanzar clavar una estaca en el muslo derecho de la pelirroja. La inmortal de ojos rojos soltó un quejido, inmediatamente extrajo la pieza extraña de su cuerpo.

Edward, Carlisle y Esme llegaron para sostener a Victoria antes de que hiciera realidad sus intenciones de lastimar a la rubia. Kassia retrocedió unos pasos para ver el estado de los demás.

Jasper y Rosalie habían ido a traer madera para hacer una fogata. La cabeza de James estaba desprendida de su cuerpo. La boca de Sam todavía tenía rastros de la batalla. Laurent había sido desmembrado a unos metros.

Una vez que los cuerpos fueron arrojados al fuego, un aroma a putrefacción se adueñó del espacio abierto. Kassia cubrió su nariz con sus manos. Los lobos se retiraron de inmediato.

Técnicamente, ese espacio abierto estaba en el lado de los Cullen, pero Kassia había convencido a Sam y a Jared de que por esa vez, nada sucedería al atravesar la línea del tratado. Lo cual fue cierto.

-Fue más rápido de lo que imaginé, todo gracias a su intervención -le habló a la familia frente a ella.

Algo en su interior le pidió que se acercara a Edward, al ver que las parejas se abrazaban felices, pero lo descartó de inmediato. Ya hablaría con él, después.

-No íbamos a dejarte sola en esto. Kassia, te hemos tomado cariño en tan poco tiempo -sonrió Esme.

La rubia le dio un breve abrazo a cada uno antes de prometer volver a verles. Pues debía ir a la Reservación.

-. -. -. -. -. -. -. -.

Edward Cullen estaba demasiado concentrado en reproducir la melodía que estaba plasmada en las partituras. Había tocado tantas veces esa pieza que ya la sabía de memoria.

Sonrío de lado al percibir el aroma de Kassia. Ella caminó hasta sentarse a su lado, recostó su cabeza en el hombro del vampiro, cerrando los ojos.

-Eres muy talentoso -susurró con voz melosa-. Me encantaría bailar contigo.

El vampiro dejó de tocar, la tomó de las manos y ambos se pusieron en pie. El castaño comenzó a tararear una suave melodía. La tomó de la cintura mientras que ella rodeó el cuello del vampiro con sus brazos.

-Se siente tan bien como imaginé -comentó feliz.

-Tardaste algo en regresar -susurró mirándola deslumbrado.

-Tenía que conocer a varias personas. Los Quileute fueron muy amables -la esposa de uno de los líderes le había regalado el vestido amarillo que estaba vistiendo. No era elegante, pero era fresco además de tener una tela muy suave.

El castaño le acarició el rostro, para luego tomarla del mentón y acercarla a su boca hambrienta. Kassia soltó un gemido de sorpresa, respondiendo de inmediato con igual intensidad. Se saborearon a consciencia, sintiendo que no podía haber nada mejor que estar en brazos del otro.

-Lo siento, Edward -habló cuando dejaron de besarse y juntaron sus frentes-. Lo he estado pensando, no quiero hacerte esto. No sería justo que te enamoraras de mí cuando no tengo nada qué ofrecer. Mi forma física ni siquiera es permanente, te mereces mucho más... Yo...

El vampiro puso un dedo sobre los labios de la rubia, ya había pensado en lo que ella estaba diciendo.

-No hagas esto, Kassia. Sabes que me haces sentir lo que he estado deseando hace muchos años. Ya es tarde para protegerme, pues con cada charla en el bosque, una parte de mi corazón muerto te entregaba. No me apartes de ti -besó cada mejilla de la mujer-. Es cierto que tu forma física no es permanente, pero tenemos mucho tiempo para demostrarte que esto puede funcionar. Aún no sabemos cada cuánto estás entre nosotros, ni cuánto dura eso. Deja que sea yo quien decida lo que es justo para mí.

Kassia asintió, abrazándolo como si su vida dependiera de ello. No tenía fuerzas para apartarse lo suficiente. Ambos sabían que ella seguiría estando pendiente de él una vez que regresara a su forma de aura.

-Está bien, Edward Cullen, te daré una oportunidad de que esto funcione.

-No te arrepentirás -prometió con una sonrisa.

La levantó de la cintura para ponerla encima de la parte curva del piano. La volvió a besar hasta dejarla sin aliento, recorriendo sus brazos y espalda, con ganas de más, mucho más.

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Amantes Trágicos |Edward Cullen |Where stories live. Discover now