Capítulo 7

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Ya era viernes, había pasado una semana desde el beso entre Frank y Gerard. En ese tiempo, el de ojos avellana tuvo tiempo de ordenar sus ideas, llegando a la conclusión de que era hora de admitir sus sentimientos por su querido pelirrojo.

Fue mucho el tiempo en el cual Way intentaba conquistarlo, en que Frank no quería descubrir lo que Gerard causaba en él.

Por otro lado estaba Gee, él lucía de lo más feliz porque, al fin, sentía que estaba iniciando algo con su querido ojos avellana.

A veces actuaban cariñosamente y, ahora, pasaban mucho más tiempo juntos. Una que otra vez iniciaban un beso o una guerra de cosquillas.
Todo era perfecto para los dos.

–Buen día, Iero– saludó al castaño con su habitual sonrisa sonrisa, viendo como este llegaba al campus.

–Hola, Way– pasó de largo sin siquiera  hacer contacto visual.

El oji-verde se apresuró a llegar al salón de clase para poder hablar con Frank. Vio como este se sentó y tenía la mirada concentrada en su lectura antes del examen.
Gerard tomó asiento al lado de su amigo.

–Yo querí...- fue interrumpido por un “guarden los libros” de parte de la profesora.

El pelirrojo no tuvo más opción que esperar hasta el receso para hablarle.

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Solo habían pasado 20 minutos de examen y la ansiedad le ganaba. Necesitaba hablar con Frank, ahora.
Vio a su costado, el castaño ya había acabado la prueba hace 10 minutos, simplemente estaba jugando con su lápiz.

Escribió un mensaje sobre la mesa.

¿Estás bien?

Solo bastaron unos segundos para que  contestara en su lado de la mesa.

Sí.

¿Por qué no me te acercaste a mí hoy?

Frank pareció pensar algo un minuto.

Por nada, Way.

Él quería decirle por qué actuaba así, pero pensaba que Gerard se reiría de ello.
“Es totalmente estúpido”, pensó una vez más el castaño.
¿Quién ignoraría a alguien por el simple hecho de que aún no son novios?

–¡Acabo el examen, pásenlos de atrás hacia adelante!– exclamó la profesora.

Las horas pasaban, la curiosidad de Gerard aumentaba y las palabras de Frank faltaban.

Sonó la campana del almuerzo y todos salieron del salón de clase con prisa, dejando un incómodo silencio entre el pelirrojo y el castaño.

Frank leía un libro, Gee jugaba con su lápiz sentado en el escritorio del profesor y a veces miraba al oji-avellana.

–¿Ya me vas a decir qué sucede?– rompió el silencio Gerard.

Alzó la mirada de su libro y, por primera vez en el día, le vio los ojos a su amigo.

–No sucede nada, Way– volvió a su libro.

Gerard soltó un bufido de frustración. Era obvio que pasaba algo, pero no quería decirle.
Caminó hacia el castaño y le quitó el libro de sus manos.

–¡Hey, eso es mío!– gritó Frank antes de que Gee pusiera el libro en lo más alto de un estante.

–Alcánzalo si puedes, cariño– soltó con una sonrisa burlona.

El más pequeño se cruzó de brazos y un para nada intencional puchero se formó en su rostro. Luego, le dio la espalda al pelirrojo.

“¿Se puede ser más tierno?”, decía Gerard para sí mismo.

–Frank– lo llamó mientras se acercaba lentamente. – ¿Qué pasa?– le preguntó con voz suave cuando ya estaba detrás suyo.

–Nada, ya te dije.

–¿Por nada no me hablaste hoy?

Tenía que decirlo algún día, mejor ahora que nunca.

–Quiero que seas mi novio– dijo aún de espaldas.

Se escucharon unos segundos de silencio y luego una gran risa por parte de Gerard.

–¿De qué te ríes, idiota?– volteó a verlo.

–Es que... Frankie– se secó algunas lágrimas de risa– ya somos novios.

–¿Qué? No.

–¿Es tu forma de terminar conmigo?

–Nunca te me has declarado, Way.

–No pensé que fuera necesario. Pero si es lo que quieres...– se subió a una silla.

–No, no es necesa...

–¡Frank Anthony Thomas Iero II!

–Ay por Mercury.

–Eres increíble, un chico sumamente tierno, inteligente y gracioso. Sinceramente, la mejor persona que conozco, por lo que, ¿me harías el honor de aceptar ser mi novio?

Frank sonrió e hizo el ademán de pensarlo por un momento.

–¡Oh, por favor! Frank Iero, di que sí y no partas mi pobre corazón.

–Claro que sí, idiota.

Gerard bajó de donde estaba de un salto y se acercó a su novio.

–Te quiero, Frankie– lo abrazó. El mencionado puso su frente sobre el pecho del más alto.

–Y yo a ti, Way.

[Nota de autora]
Intento de historia acabado.

Club de fotografíaWhere stories live. Discover now