Solo habían pasado 3 sesiones del taller y Gerard ya había hecho amigos. Ellos siempre le hacían bromas respecto a Frank y nunca desaprovechaban una oportunidad para verlos juntos.
–Llegamos– dijo Frank parando en un punto del largo camino que habíamos atravesado y el que Gerard, por alguna razón, conocía muy bien– este es el lugar en donde deberán tomar las fotografías. Pueden empezar.
–¡Que sea en grupos!– exclamó Hayley, una amiga de Gerard.
Como era usual, todo su grupo apoyó la idea, no quedándole de otra a Frank más que formar grupos.
–Bien, hagan grupos de 4, somos 12, así que deberíamos ser 3 grupos en total– Frank dio la orden causando que todos los chicos se reunieran rápidamente.
Era obvio que Frank no podía quedar fuera, por lo que tuvo que juntarse con los 3 que quedaban... Un tal Ray, Mikey y, por supuesto, su hermano Gerard, quien raramente no se juntó con sus amigos al hacer los grupos.
Gerard le susurró algo en el oído a Ray y este se rio, causando que Way riera con él. Frank rodó los ojos, le molestaba en el fondo.
El pelirrojo y el afro venían abrazados, mientras que Mikey venía detrás de ellos con cara de pocos amigos.
-Creo que este es un buen lugar para tomar fotografías- dijo Frank finalmente para que Mikey y Ray fueran para un lado, alejándose un poco de Gerard y él.
-¿Ahora coqueteas con Ray, Way?- dijo Frank intentando sonar desinteresado cuando caminaban, pero el color de sus mejillas no decía lo mismo.
Gerard paró en seco y sonrió, causando que Frank parara también.
-¿Celoso, Iero?
-Para nada- continuó caminando con el ceño fruncido y la respiración irregular.
"¿Cilisi, Iiri?" repitió Frank en su mente.
-Ray y Mikey están saliendo- gritó Gerard, quien no se había movido desde su sitio- estaba acordando con Ray que nos dejara solos, porque quería enseñarte algo.- Tomó de la mano a Frank y lo llevo hacia unos arbustos.
-¿Querías darme un curso de botánica, Way?- preguntó el castaño con sarcasmo.
-No, pero esto sí...
Empujó ligeramente entre los arbustos y se podía apreciar un bello paisaje. Un pequeño río, rodeado de flores, se podía apreciar el atardecer desde ahí.
-Way, esto es...
-¿Hermoso? Lo sé- completó la frase.
Se adentraron a ese maravilloso lugar sin esperar que unos minutos después estarían recostados sobre el pasto, mirando el cielo.
-¿Cómo sabías de esto, de este lugar?-Frank inició la conversación.
El pelirrojo se tomo un minuto antes de responder.
-Mi padre me traía hacia acá cuando queríamos pasar un momento los dos- hizo una pequeña pausa. -Antes que descubriese que me gustaban los chicos, claro. Desde ese momento, se alejó de mí.
Frank giró su cabeza para ver el perfil del pelirrojo mientras hablaba.
-Yo tenía 14 años, había llevado a mi mejor amigo a casa, aunque ya éramos algo considerado más que amigos. Estábamos en el garaje, pensábamos que no había nadie- se giró a ver al castaño- así que le di un beso, no pensé que había algo de malo. Mi madre siempre me había dicho que amor era amor, por lo que vi común amar a un chico- sus ojos comenzaron a cristalizarse- mis padres entraron de la nada. Se quedaron muy sorprendidos, pero mi padre más. Echó a Bert de la casa y me hizo entrar. Ese día conocí una nueva faceta suya, una que no quería conocer jamás. Mi mamá se lo tomó bien, aunque empezó a discutir con mi padre, por lo que él faltaba más a casa, hasta que un día solo desapareció- lágrimas salían lentamente de sus ojos.
A Frank le costaba ver así a Gerard, a su Gerard.
-Hasta ahora me culpo porque Mikey haya pasado su adolescencia sin un padre, me culpo de que mi madre haya tenido que sufrir por dos años las discusiones y los llantos- sonrió levemente- pero luego, dentro de todo ese infierno, apareció un lindo chico con ojos avellana.
Frank frunció el ceño y Gerard rio porque su compañero no notaba lo que quería decir.
-Un chico de ojos color avellana que siempre me respondía sarcásticamente, un chico que siempre se ponía nervioso cuando me acercaba a él- Frank entendió y levantó su dorso del piso- un chico que cada vez que me mi- lo besó.
Fue un beso algo torpe, aunque lograron llevar el control el poco tiempo. No hacía falta que se separaran, lo podían hacer perfectamente por la nariz.
Poco a poco los besos de Gerard empezaron a formar un camino por la mandíbula de Frank, bajando por su cuello.
-Gerard, no. No quiero...
El mencionado separó los labios de su cuello y dio un suspiro que chocó contra la piel de Frank.
-Entiendo- posó un casto beso sobre los labios del castaño- podemos esperar todo lo que necesites, Frankie.
El más bajo sonrió y volvió a besar a su querido pelirrojo.
[Nota de autora]
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