-Así estamos mejor-murmuró y yo continué con mi trabajo de besarlo en todas partes.

Quería tanto de Joon que a mí no me eran suficientes los muchos besos que nos dábamos cada día, sentía que no me saciaba y aunque eso me preocupaba, siempre pensaba en que no había nada de malo con esa necesidad insaciable. Cada día que pasaba quería un poco más y más de él.

Mis manos regresaron al interior de su playera y me dediqué a elevarla. Poco a poco conseguí elevarla hasta la mitad de su pecho

-Elain...-Joon murmuró

-Solo un poco más...-respondí y Joon me permitió quitarle la playera por completo. Me encargué de besar y morder sus hombros mientras él insertaba sus manos bajo mi playera y empezaba a tocar la piel de mi espalda. Sus toques provocaron que me aproximara más a él y entonces la punta de sus dedos ingresaron apenas un poco dentro de mi pantalón. Eso provocó que mi boca volviera a buscar la de él y nuestro beso fue más intenso.

Ambos continuamos tocándonos hasta que quise avanzar un poco más de lo que ya habíamos avanzado en esa nueva oportunidad y entonces tiré de él hacia un lado para que ambos termináramos acostados sobre mi cama.

Joon quedó sobre mí y entre mis piernas.

Nuestro beso continuó, pero después Joon se alejó de mis labios

-No...-murmuró

-Sí...-también murmuré y ahora fue mi turno para tomar su rostro y continuar con el beso.

Moví mis caderas en busca de más contacto entre nuestros miembros, pero entonces él se enderezó por completo

-Joon...-murmuré y él sonrió

-Nos vemos mañana-continuó sonriendo y desde la cama mantuve mi vista en él y en sus movimientos para buscar y colocarse la playera que le había retirado

-¿Qué? ¿Ya te vas?-me enderecé solo un poco

-Sí, tengo cosas que arreglar-mi rostro se transformó de excitación a uno de molestia

-Mientes-le dije directamente y él sonrió aún más

-No-nos observamos en silencio por un instante

-Claro que sí-le reclamé y él negó en silencio, pero con su sonrisa presente

-¿Estás seguro de que no quieres que mañana traigamos algo?-hice un puchero, pero negué. Me crucé de brazos y continué observándolo en silencio-Muy bien-me dio un beso en la mejilla y de nuevo soltó otra risita de nervios-Cuídate, nos vemos-

Lo vi salir de mi habitación y me dejé caer de espaldas sobre mi cama.

Cada intento que hacía no funcionaba.

¿Por qué otra vez se había detenido?

¿Por qué otra vez se había detenido?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Enemigo SilenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora