Cap 2

43 6 0
                                    

Narra Elain

-¡Apúrate!-animé a Lin para que bajara más a prisa del automóvil-¡Te mueves como un anciano!-volví a gritarle y después me reí.

Corrí unos cuantos pasos en el estacionamiento y observé con suma emoción la construcción que había frente a nosotros. Era increíble

-Oye, no me insultes-Lin empezó a dar pequeños pasos hacia donde yo me encontraba-Anoche llegué tarde a casa ¿Sí sabes que durante los fines de semana se saturan a más no poder los puestos de Kebab?-se quejó y continué riéndome

-Prometo que hoy te invito a comer-cerré mis ojos para aspirar con tranquilidad el aire limpio que había en ese lugar.

Después de que le di las buenas noticias sobre que mis papás habían aceptado pagar el resto de su estancia en la universidad, habíamos acordado visitar las instalaciones antes de que las vacaciones terminaran, pero no habíamos podido concretar esa salida porque Lin se consiguió un trabajo de medio tiempo que lo consumía demasiado. Él quería ahorrar un poco para hacerse cargo de algunos gastos del día a día cuando estuviéramos estudiando.

Trabajaba en un puesto de Kebab que abría de 6 a 12 de la noche. Él lo atendía junto a otro chico que era beta y que además a mí me caía muy bien. Era alguien amable y siempre que iba a visitarlos, él me daba un Kebab bien preparado; también le agregaba un extra en los ingredientes que a mí más me gustaban

-Acepto la invitación, pero que no sea Kebab-Lin puso sus ojos en blanco y mi ánimo decayó

-¿Pero por qué? A mí me encanta-y por eso es que animé a Lin para que trabajara en ese lugar. Porque así iba a ganar su propio dinero y porque a mí me encantaba el Kebab. Era lo mejor del mundo

-Entonces no voy-mi atención regresó a él y lo encontré con los brazos cruzados a la altura de su pecho. En lugar de que me preocupara por su rostro de enfado, lo encontré adorable.

Él era un omega muy guapo.

Su cabello rubio, corto y lacio que casi nunca peinaba se encontraba cubierto por un gorro de lana roja que le había regalado el año pasado. También su chaqueta negra junto a sus típicos pantalones de mezclilla le quedaban muy bien. Todo él era demasiado bonito para mí y para todos los que nos rodeaban

-Bien-cedí. Como siempre-Comeremos lo que tú quieras-di pasos fuertes hacia él para terminar de una vez por todas con el espacio que había entre los dos y le pasé un brazo por encima de los hombros. Su estatura era un poco menor a la mía.

Él me abrazó por la cintura

-¿No tienes frío? Por lo menos abróchate bien la gabardina-me regañó y me reí a carcajadas

-¿Ves que sí pareces un anciano?-le recriminé para después continuar con mi risa

-Ya cállate-masculló y me empujó a un lado. Nuestro abrazo se rompió-Mejor hay que apresurarnos en ver la escuela para que vayamos a comer, este frío se siente horrible-empezó a caminar hacia la entrada trasera que había en ese edificio de la universidad

-Podemos ir a ver primero el campo de tiro con arco-mencioné con alegría mientras sacaba uno de los folletos que no podía dejar de ver todos los días. Me emocionaba con tan solo imaginarme a mí y a Lin tomando clases en esos salones amplios y bonitos, después nos imaginaba caminando por los pasillos para dirigirnos a la cafetería que también se veía agradable y en lo que esperábamos nuestras siguientes clases, nos pasábamos el tiempo viendo alguna competencia de natación, golf o básquetbol... me moría de ganas por disfrutar de esa rutina.

La emoción hacía que me retorciera en medio de la oscuridad cuando estaba a punto de quedarme dormido. Las vacaciones se me estaban haciendo eternas

Enemigo SilenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora