Horas

28.8K 2.3K 52
                                    

El doctor se marchó del castillo tan rápido como había llegado. Estaba concentrado en encontrar a aquel hombre y necesitaría ayuda  para ello, por lo que primero se dirigió a ver a sus hermanos. Ariel y yo decidimos refugiarnos en la biblioteca en el momento en que Drakkon y Dominick bajaron a las mazmorras a preparar el ritual. 

Sin embargo, esta vez no nos refugiamos en la lectura, no, decidimos explorar cada pasillo y cada libro antiguo que nos llamara la atención. Como una primera edición de Frankenstein firmado por Mary Shelley cuya  espira estaba arrugada y sus páginas sucias y amarillentas, igual que una copia del Doctor Jekyll y Mr. Hide, con una dedicatoria personal y cariñosa que me hizo ver a Drakkon como alguien solitario pero amante de los escritores, me hizo pensar en un tiempo en el que pudo haberse mezclado con la gente normal sin llamar la atención.

- Estoy pensando en deshacerme de la bola de cristal.- manifestó Ariel, elevando la voz y soltando las palabras como si estas quemaran su lengua.

Me giré hacia ella, sentada en el suelo, utilizando una estantería como respaldo mientras ojeaba una copia de Cumbres Borrascosas, mirándome de forma inquisitiva mientras esperaba mi respuesta.

- ¿ Pero no te la había regalado Drakkon? Además, es muy útil, gracias a ella hemos descubierto que nos han estado mintiendo.- 

-Sí, ya...

- ¿ Y entonces por qué quieres deshacerte de ella? Es un objeto mágico que vale muchísimo, tampoco podemos enterrarla en el bosque.-  dejé el libro que tenía en mis manos en la estantería de nuevo y me dejé caer para sentarme a su lado.

Empecé a darme cuenta de por qué cuando me miró con los ojos rojos y cristalizados.

- Tengo que hacerme a la idea de que no voy a poder salir de este castillo en toda mi vida, ni si quiera al bosque para ver vuestra cabaña. No voy a viajar...- tragué con fuerza.

- Lo siento mucho, no sé que decirte para hacerte sentir mejor.- derrotada, tiré de ella hacía mí, envolviéndola con mis brazos y cuando nuestro abrazo terminó, intenté decirle aquello que pensaba, aunque no sirviera de consuelo.- No tienes por qué olvidar a tu familia, ni todos tus sueños, no tienes que seguir hacia delante como si nada hubiera pasado. Porque si lo hicieras estarías viviendo en una mentira.

-¿ Qué hago entonces?Esto no es suficiente, ni si quiera Drakkon es suficiente,- un par de robustas pisadas interrumpieron a mi amiga.-¿ Qué quieres tú?

Me giré, incrédula, para ver a Dominick de pie frente a nosotras, en una posición incómoda, rascándose la nuca y mirando hacia un lado para evitar mi mirada.

- Drakkon quiere que vayas y yo necesito hablar con Sera.- pausó, estaba intentando sonar firme pero su vulnerabilidad era más que visible.- Y vamos a comer...Sera y yo, a solas.

- Claro.- le contestó Ariel con una sonrisa obviamente falsa, destinada a incomodarle aun más.- No tienes por qué escucharle.- ella me miró a los ojos, dolida, las dos lo estábamos.

-Ve, luego hablamos.- le contesté y en unos segundos la vi desaparecer de mi vista.

- Más te vale que la comida esté buena.- dije para aliviar la tensión cuando vi que Dominick se sentía demasiado incómodo como para hablar.

Me devolvió una sonrisa incómoda e inocente mientras se acercaba para tirar de mis brazos extendidos y levantarme del suelo como a una niña.

- Eso espero.

Un capítulo cortito pero necesario.

Actualizaré pronto.


Beast (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora