La fuente, me gustaba. Su tamaño era el adecuado y las estatuas eran bonitas. La estatua que más me gustaba era la del enorme pez que había en la cima, de verdad parecía tan real que parecía que iba a brincar en cualquier momento...

-Hola-me sobresalté cuando alguien se colocó a mi lado. Lo observé y me encontré con Joon. De inmediato me bajé de la fuente

-Hola-le respondí mientras ocultaba mis manos en los bolsillos de mi sudadera

-Hace bastante frío ¿He?-mencionó sin dejar de observar a su alrededor y aproveché ese momento para verlo a detalle. De verdad que era muy guapo.

-Sí, pero es agradable-sonreí y él regresó su mirada a mí. Yo la aparté un poco, pero continué viéndolo de reojo

-Ven, vamos a un café que está cerca. Te va a gustar-

-Bien-murmuré con ánimo y empezamos a caminar uno al lado del otro rumbo al lugar que había mencionado.

Cuando avanzamos unos cuantos pasos mi mente se volvió en un caos porque estaba buscando algo de qué hablar. No quería que se aburriera

-Y...-dije en voz muy baja

-Vas en segundo semestre ¿verdad?-él me robó la palabra y lo agradecí porque estaba a nada de hacer una pregunta estúpida

-Ah, sí-lo observé-¿Y tú?-ignoré el hecho de que sabía ese dato sobre mí ¿Qué más sabía?

-En quinto semestre-sonrió-¿Estabas nervioso el primer día?-se rió-Para mí fue un trauma-sonreí

-¿Por qué?-pregunté con la sonrisa todavía en mi rostro.

Continuamos con nuestro camino mientras él me contaba su experiencia.

Después llegamos a la cafetería que había mencionado y desde que vi la fachada me agradó de sobremanera; el interior tampoco me decepcionó porque tenía un ambiente bastante tranquilo y acogedor. Los colores de la madera y la iluminación quedaban al toque.

Tomamos asiento y pedimos algo para calentarnos mientras nuestra plática continuaba bastante animada. Yo ya no me encontraba nervioso así que mí plática fue un poco más fluida.

Joon no me preguntó sobre del por qué lo estaba buscando tiempo atrás, solo nos dedicamos en conocernos mutuamente mediante preguntas triviales que, para mí, resultaron muy agradables.

Joon no me preguntó sobre del por qué lo estaba buscando tiempo atrás, solo nos dedicamos en conocernos mutuamente mediante preguntas triviales que, para mí, resultaron muy agradables

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-Tú tienes algo-Lin me dijo un día que fui a recogerlo a su trabajo. Era martes así que los comensales eran pocos. Él había tomado asiento en la mesa que yo ocupaba desde que había llegado

-¿Algo como qué?-relamí mis labios para limpiar los restos de kebab que me habían quedado al darle la primera mordida

-No lo sé, se supone que tú debes decírmelo-elevó ambos hombros y lo observé en silencio. Lin todavía no sabía que de vez en cuando me veía con Joon; nuestros encuentros eran más en algunos lugares de la escuela, pero ya íbamos por nuestra segunda cita. Y la tercera estaba a la vuelta de la esquina

Enemigo SilenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora