21. Buenas noches, chico que se cree sexy

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—Ya mátenme. —Imploró Ami y se lanzó a la cama de su hermana con su manta.

Rydel sacaba los malvaviscos y los ponía en un plato, Julie preparaba la computadora para que Amélie se nos uniera, Tara traía los vasos junto a la bebida y yo ps... dulce presencia, creí que con eso les bastaba, pero me dijeron floja y fui a hacer palomitas, bajando las escaleras me encontré al grupo de chicos charlando en las escaleras.

—Hola —les dije y ellos solo asintieron, entré a la cocina y me dispuse a buscar la bolsa de las palomitas, las dejé en el microondas y me quedé esperando.

—¿Noche de chicas? —Volteé y la rata caminaba hacia el refrigerador.

—Así es. —Respondí y continúe mirando la cuenta regresiva en el aparato —¿Noche de chicos?

—Algo así. —Que respuesta tan vaga, Martínez.

¿Cómo salir de una charla aburrida y que pronto sería incómoda?, Mi pierna comenzó a tiritar de manera inquietante, seguía viendo los segundos en el electrodoméstico, parecía que el tiempo iba en mi contra.

—¿A qué hora es el entrenamiento mañana? —Pues esa no es la forma, de escuchar sobre el entrenamiento, me dieron ganas de dormir. Y recordé algo.

—Mañana es sábado. ¡Mañana no hay entrenamiento! —Comencé a celebrar.

—Ah, verdad —Lo dijo desanimado ¿Broma? Hemos estado medio mes, madrugando por la paranoia de nuestros padres, después en la tarde y él está desanimado por ello.

— ¿Te molesta no entrenar? —Interrogo frunciendo el ceño.

—No. Es otra cosa, el entrenamiento me distrae. —Aclara.

— ¿Te distrae de qu...? — Entonces lo entendí —No me digas que es mañana.

—Sí...

—Scott, creí que habíamos hablado de eso...

—Ya sé, ya sé y créeme que lo estoy superando ¿Sabes? Estoy yendo con la psicóloga de la escuela. —Confiesa.

—¿En serio?

—Sí, pero es un secreto, eres una de las pocas personas que lo saben. Es más, la llame para desearle que sea feliz y todo ese bla bla.

— ¿No crees que es muy joven para eso?

—Ella quiere, no me meteré. —Declara— Al principio, cuando ya lo asimilé, se lo dije, pero ella quiere hacerlo, no me meteré más, le daré mi apoyo, como mejor amigo y si en algún momento sucede algo, no creo volver a sentir eso, tienes razón, no hay que aferrarse, al menos no siempre. Hay otras cosas en las que pensar, cuando llegue el momento, con otra persona, iré lento. Por el momento quiero disfrutar, pero sin lastimar.

Estoy increíblemente asombrada, no me lo creo.

—Ahora me gustaría empezar desde el inicio, meses después lo entendí —Extiende su mano—Hola, soy Scott Martínez, nos conocimos de bebés y ahora debemos trabajar juntos.

Miré su mano unos segundos, sonreí, pero igual hay cosas que me gusta hacer y que quiero conservar.

—Un gusto, Scott, soy Maricela Harrison, no te recuerdo de bebé, sin embargo, creo que hacías cosas idiotas, así que te diré idiota ¿No te molesta? —Justo sonó el microondas y saque las palomitas.

—En absoluto —sacó de las palomitas y se fue corriendo.

—¡Oye, idiota!

(...)

—Tengo una cita, tengo una cita, tengo una cita —¿Han visto "La venganza de las damas de honor"? La escena en la que Parker baila porque tiene una cita, Ami estaba igual. Era exactamente lo mismo, había salido de la habitación un momento y entró así, bailando y cantando.

Trabajando Con El Idiota #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora