CAPÍTULO 1

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En un tranquilo y bonito barrio residencial de Seúl vivían varias familias felices, animadas y amables. La interacción entre vecinos siempre era cordial y amistosa, sobretodo al tener niños pequeños que demandaban jugar y pasar el tiempo fuera de casa.

Los pequeños del barrio se conocían entre sí, iban al mismo colegio como correspondía por distrito y muchas veces jugaban juntos. Tenían diferentes personalidades y gustos, pero pocas veces tenían roces graves ya que lo único que les importaba era estar entretenidos y pasarlo bien.

Siempre acababan acercándose a la única casa deshabitada que quedaba en el barrio. También era la más grande que había por la zona y poseía un gran jardín que al quedar abandonado pudo crecer a su antojo y muchas de las plantas trepaban por las paredes de la fachada, dando aquel toque de casa encantada que los niños adoraban para crear fantasiosas historias de terror. Podían ver el interior del jardín por los huecos de las rejas que cerraban el terreno, pero que prohibía totalmente el acceso para la desgracia de los niños aventureros.

Así que cuando se dieron cuenta de que aquellas plantas trepadoras habían desaparecido y que habían varios camiones delante de la casa encantada todos supieron que alguien se estaba mudando.

El niño más grande y regordete, con grandes gafas y orejas, llamado Chanyeol, fue el primero que pudo saber que otra familia estaba a punto de llegar al barrio. Su padre, el jefe de la comunidad en el barrio, le dijo contento que la pareja tenía un niño de su edad y que pronto podrían conocerse. Aquello le hizo fruncir el ceño. Era un tanto introvertido, no se separaba de su querido hurón y era un tanto torpe. Gracias a que se conocían casi desde que nacieron, se llevaba bien con los demás niños del barrio pero le costaba relacionarse con niños ajenos al grupo. Los demás le llamaban rarito y se burlaban de él (y aunque Kyungsoo también lo hacía de vez en cuando, sabía que lo hacía en broma). Luhan por otro lado era el mayor de los tres, siempre estaba sonriendo y podría decirse que era el que les cuidaba.

No fue hasta casi finales del mes siguiente que los niños pudieron observar la casa completamente restaurada. Incluso pudieron conocer a la nueva pareja que se mudaba, aunque no pudieron hacer lo mismo con su hijo porque al parecer iba a ir todavía a su colegio anterior y no llegaba hasta bien entrada la tarde. La primera impresión que dieron los nuevos vecinos fue buena, aunque parecían un poco herméticos y serios, no daba la impresión de querer unirse a la comunidad del barrio inmediatamente.

-Son unos snobs -soltó Kyungsoo, cogido de la mano de su madre, mientras salían del jardín que ya no parecía para nada encantado.

-¡Soo! -riñó su madre, indignada-. De verdad, no sé de quién aprendes esas cosas -dijo poniendo los ojos en blanco; en parte le hacía gracia ver a su pequeño decir aquellas cosas de mayores, por otra le preocupaba que se estuviera adelantando a su edad.

Y es que los tres niños de verdad esperaban que su hijo no fuera ni siquiera la mitad de petulante que sus padres. Porque entonces habría problemas (al menos con Kyungsoo, al parecer).

-¡He conocido al nuevo niño! -exclamó Luhan alegre una tarde que habían quedado en el parque para jugar los tres juntos (y el hurón de Chanyeol).

-¿De verdad? ¿Cómo es? -preguntó un tanto curioso Chanyeol, acariciando la cabecita de su hurón.

-Pues es muy, muy, lindo; tiene unos ojos súper lindos y unos labios regordetes y lindos, lindos, liiiiindos, su pelo es de un castaño claro hiper mega...

-Lindo, ya lo sabemos -cortó Kyungsoo de repente, rodando los ojos ante la ridícula emoción de su amigo-. Lo que queremos saber es si has hablado con él y qué te ha parecido -aclaró.

CHANBAEK - MI QUERIDO ESPÍA (HIATUS)Onde histórias criam vida. Descubra agora