23.

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Mi mirada se dirigió al baño de mujeres, casi al instante, para asegurarme que Ye Rim no hubiese salido. Solo al ver la puerta cerrada, volteé hacia Jinyoung rogándole en silencio que corriese a buscar Ye Rim y se la llevara lejos del monstruo que era Hye Joo.

El hombre asintió levemente, sin hacer mucho escándalo, y luego, se levantó de su sitio y enrumbó hacia los baños del establecimiento.

Hye Joo siguió atenta cada movimiento del hombre, todo lo que su vista periférica le permitía, y luego, devolvió su atención a mí y se cruzó de brazos. Parecía enojada, como si yo le debiese algo, lo cual me tenía intranquila.

¿Qué demonios hacía ella en Corea? Debía estar en Australia, haciendo cualquier cosa menos meterse en la calidad de vida que me había costado tanto darle a Ye Rim.


- ¿No vas a responder? - insistió ella, dando golpes al suelo con la punta de su pie.

- No tengo nada que responderte. - repliqué firme, mientras colocaba mi bolso al hombro.


Fingiendo desinterés, volteé hacia un punto fijo detrás de ella, dándole a entender que esa conversación no iría a ningún lado, cuando en realidad estaba intentando ver si Jinyoung había logrado detener a Ye Rim.

Mi pequeña hija iba saliendo del baño, cuando mi mirada la encontró. Jinyoung se apresuró a cruzarse en su camino e interponer su cuerpo para que Hye Joo no pudiese verla y viceversa. Esa escena me tranquilizó. Sabía que Jinyoung no dejaría que Ye Rim se acercara a la inestabilidad hecha persona que tenía frente a mí.


- ¿Qué te sucede? - preguntó ella, chasqueando los dedos frente a mí para volver a llamar mi atención. - Te estuve buscando en cuanto regresé y no pude comunicarme contigo.

- Tienes mi número de teléfono, Hye Joo. Pudiste llamar. - le reproché, justo al mismo tiempo que Jinyoung cruzaba el local en camino a la puerta. - Es muy tarde. Vete y no vuelvas.

- ¿De qué hablas? - insistió, acercándose un par de pasos más, lo suficientes para que no pudiese escapar. - Seon Mi tuve un accidente hace poco. Mi avión tuvo que hacer un aterrizaje forzoso y me golpeé fuertemente la cabeza, o eso me dijeron.


El día que había ido a que me pusieran puntos en la mano, me avisaron de un accidente aéreo. ¿Sería posible que fuesen el mismo incidente? Después de todo, ¿cuántos accidentes aéreos de esa magnitud habían ocurrido en Corea en las últimas semanas?

Hye Joo había estado cerca desde mucho antes de lo que pensaba. Peligrosamente cerca.

De pronto, la idea de Jonghyun de reclamar sus derechos de padre no parecía tan mala.


- Lamento que hayas pasado por un mal rato. - logré decir, mientras analizaba todas mis opciones a la velocidad de la luz. - Pero, Hye Joo, tú y yo dejamos de ser amigas hace muchos años. Así que, por favor, no vuelvas a buscarme.

- ¿Dejamos de ser amigas? - me cuestionó, mientras yo intentaba irme. - ¿Por qué? ¿Por Jonghyun? ¿Sigues molesta por eso?

- ¿Por Jonghyun? - pregunté, ofendida, enojada, sintiendo que podría lanzarle una cachetada en ese preciso segundo. - ¿Crees que todo esto es por Jonghyun?


Fruncí el ceño y le dirigí la mirada, quería ver con mis propios ojos su cara de cinismo. Luego de años sin verla, uno pensaría que habría madurado, que habría dejado de ser la niña caprichosa que anhelaba las cosas de alguien más. Pero no era así. Al verla fijamente, me di cuenta que nada había cambiado, que tenía frente a mí a la misma Hye Joo que me había dejado a Ye Rim sin pena alguna.


Raising Ye Rim | Park JinyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora