22.

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- Quiero golpearle. - soltó Jinyoung entre dientes, desde el otro lado de la línea. - ¿Puedo golpearle?


Había esperado a que Ye Rim se quedase dormida para poder llamarle y contarle lo que había pasado. Sabía que tenía mucho encima con lo de su mamá, pero necesitaba sacarlo de mi interior, necesitaba que alguien me dijera que no tenía que enfrentar ese nuevo reto sola.

Jinyoung suspiró, consciente de las palabras que acababa de soltar.


- Vamos a tener que contratar un abogado. - añadió, más calmado. - No vamos a dejar que se lleve a Ye Rim solo por un capricho.

- He estado buscando algunos. Esperaré que regreses para poder ir a verlos juntos. - repliqué, mientras luchaba con las ganas de mordisquear el interior de mi mejilla. - Pero hay algo que no me deja tranquila.

- ¿El qué?

- ¿Por qué ahora? - solté, con la mirada fija en la pared frente a mí, donde una foto con una risueña Ye Rim de 4 años colgaba. - ¿Por qué, repentinamente, quiere asegurarse de que Hye Joo no pueda tener a Ye Rim?

- ¿Piensas que...?

- No lo sé. - admití, en voz baja, evitando que dijera lo que ya daba vueltas en mi cabeza. - Pero si es por esa razón, tal vez debamos pensar en una nueva estrategia.


x


La ley no estaba del lado de una persona con papeles falsificados. No importaba cuánto amara a Ye Rim, ni cuántos años hubiese cuidado de ella, ante la ley, yo no era más que una persona externa, una persona que no tenía lazo de sangre alguno que justificara tenerla conmigo.


- Puede luchar por la adopción de Ye Rim. - aconsejó el abogado. - Pero para ello, los padres tendrían que renunciar a sus derechos y, por lo que me cuenta, uno de ellos está desaparecido y el otro está dispuesto a reconocerla como hija.


Habíamos visitado a dos abogados esa tarde y ninguno nos había dado buenas noticias. Ninguno pronosticaba una sentencia favorable para nosotros.

Si Jonghyun se reportaba y alegaba que Hye Joo había abandonado a Ye Rim en Corea, era el fin. Le darían la tenencia de mi hija sin vacilar y yo no podría hacer nada contra la orden de un juez.

Lo único que quedaba, aunque no me gustara en absoluto, era conciliar con Jonghyun.


- Sus opciones no me gustan para nada. - le dije a Jinyoung, permitiéndome ser vulnerable en aquel momento de tanta tensión. - Vivir con él no es una opción, pero dejar que Ye Rim viva con él tampoco me gusta.


Jinyoung apretó su agarre en mi mano, pero mantuvo la mirada fija en la calle frente a nosotros. Él mantenía el ceño fruncido y ojos teñidos de preocupación, demostrando cuánto le estaba afectando el tema.

Al igual que yo, él también estaba sintiendo el tiempo acabarse y las puertas cerrarse.


- Vamos a tener que ceder en alguna cosas, Seon Mi. - me dijo con un tono de voz bajo y apagado. - Tal vez, mudarse cerca de él sea la mejor opción que tengamos, considerando las sospechas que tienes.

- Sobre eso... - balbuceé. - Mark tiene un amigo que trabaja en migraciones y estaba pensando en pedirle ayuda.


Jinyoung soltó un suspiro, antes de voltear a veme.

Tenía una forma de verme que me hacía estremecer. Sus ojos brillaban, enserio brillaban, y eso me provocaba un aleteo en el pecho.

Así es como estar enamorado se ve, pensé inmediatamente


Raising Ye Rim | Park JinyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora