LA ÚLTIMA FECHA:

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Se jugaba la última fecha y la reunión sería como a las 6 de la tarde, pero antes de eso corrían los últimos detalles que iban a definir quien iba a ser el campeón, el premio mayor que la vida nos regalaba, de esos momentos por los cuales éramos capaces de dejar lo que fuere de lado para sumar de a 3 en las tardes de cualquier estación del año y a la hora en que sea posible o alzarse al pecho lo más placentero del disfrute de cada desquite entre los mano a mano de una y otra vez siendo la única posibilidad de avanzar hacia la declinación del torneo.

—Por mi parte, Tordo era el elegido, al menos eso indicaba el fixture de la Liga Virtual; un tipo de gran tamaño y altura pero no válida y mucho menos eficiente para esta disciplina, sus manos gigantescas entorpecían la movilidad de sus dedos y devolvían una imprecisa comunicación entre su cerebro y su capacidad motriz, la diferencia que se presenta en la mayoría de los casos del fútbol real para con el virtual desde su perspectiva, él era mejor en lo primero.

En la primera ubicación, desde las primeras partidas hoy debería ser dueño de ese primer puesto. Había colegas y contrincantes, por supuesto, es decir, no me jugaba y sorteaba por los aires solamente la consagración del orgullo interno propio sino también quitárselo a todos los demás y sabiendo que debía evitar la defraudación caótica pudiendo llegar a convertirse hasta traumática para ese entonces, ante todos los que no tenían esa misma oportunidad ese día; jugados todos los partidos, —¡Sabía que pasarían a ser espectadores del show de tensión de la sala porque era yo u otro más!

—Dalian, con una Francia que martirizaba a cada uno de sus rivales en las idas y en las vueltas, aunque tenía que reconocer que habíamos empatado en las dos ocasiones que la Liga nos brindaba contra mi Italia primera del torneo, y ni siquiera eso nos daba un panorama de lo que podía llegar a hacer el otro para envolver los pensamientos que aparecían a lo lejos, en una supuesta definición sino ganaba en mi última fecha. Los dos partidos contra él casi no los recuerdo, pero seguramente que desde ya, puedo volver a sentir que estábamos atrapados en una agonía que sólo con el correr de los días se llegaría a saber el final. Hasta ahí, todo muy parejo, nadie repelaba contra el otro porque todo podía llegar a pasar y la verdad, debo reconocer que con él éramos tan apegados como amigos que ya sabíamos los códigos de las miradas cuando se cruzaban en las atosigadas tardes de la liga virtual. Claro, después de todo fuimos los creadores de semejante espectáculo gratis que se ganaban los demás aunque contentos de consolarse con el tercero o cuarto puesto, pero nada tenía la comparación de venir, pasar el rato y competir contra la banda y si alguno que otro se le ocurría arruinarle el Martes o el Sábado al otro, se iba con todos los alardes, tan ancho que había que abrirles el portón para cuando saliesen del evento.

—Digamos que a esas alturas de la Liga, en la última fecha y para ese día, las cartas estaban en la mesa. Dalian sí, era un tipo con el que no deberías ni siquiera titubear, sin dudas alguna, llegaría hambriento de gloria y vencería a quien tendría que vencer para así, poder arrancarme de ese lugar predilecto, que tanto había disfrutado entre dientes apretados, a lo largo del camino.
—Por mi cuenta, sabía que al menos debería robarle un punto "al que menos había conseguido", a un descendido que nada más ocupaba el fondo de la tabla; le había arrebatado un punto a una Selección de Portugal deslucida; una Alemania con Tordo, que sólo participaba por cumplir con la palabra y porque de seguro había algún que otro síntoma aditivo entre sus dedos aplanadores de botones y palancasos que no hacían más que una y otra vez los mismos movimientos defensivos; ese sería mi mayor problema a la hora de vencerlo, en definitiva, solamente para cumplir con el resto del torneo como lo habían hecho todos anteriormente a ese partido. Eso podría ser fácil, obviamente, pero también peligroso, al menos para mi ansiedad y no obstante para mi intranquilidad. Mucha presión, presión que venía colmando mi estómago cada vez que había una reunión casi cuando caía la tarde. Pero hoy era el día; ¡hoy debería afirmar lo que había costado tanto conseguir! por eso estábamos terminando de altercar los últimos detalles para que todo quede listo para las dos últimas jornadas, las definitivas.

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2019 ⏰

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