Capítulo 2

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Y así de fácil mí fácil mí mundo se detiene y todo de mí comienza a desmoronarse.

Me quedo estático observándola. Sigue igual que la última vez que la vi, lo único que diferente en ella es su cabello, es tan largo que llega hasta su cintura y algunos mechones tienen reflejos dorados.

Desde el primer momento en el que me interne en las calles de esta ciudad fui azotado por un sin fin de nuestros recuerdos, pero ninguno dolió tanto ni removió profundamente la vieja herida como lo ha hecho el verla.

Su cabello solo me recuerda las veces que enrede mis manos en el, sus ojos traen a mí mente el recuerdo de las veces que me miró con amor, y sus labios me tienta a revivir cada uno de los besos que guardo en mí memoria. Y el saber que no puedo porque seguro me golpeará, y porque prometí no volverla a buscar, duele.

Sabía a la perfección que cuando volviera aquí la probabilidad de encontrarla era bastante pero nunca imaginé que sería tan pronto. No estoy listo para verla sin sentir ese dolor en el pecho.

Su vista está clavada en la pequeña libreta que sostiene en sus manos, atenta para anotar lo que pida, ajena a todo.

Ella solo está ahí parada sin hacer nada y ajena a todo lo que causa su presencia en mí.

Al no obtener respuesta alguna levanta la vista y hace que nuestros ojos se conecten. Al verme suelta el lápiz que tiene en la mano, haciendo que caiga al suelo. Veo la sorpresa mezclado con temor al verme pero en un segundo recobra la compostura, su semblante se vuelve neutro y se agacha rápidamente para alzar el lápiz que segundos antes dejó caer.

-¿Qué desea ordenar? -Repite su pregunta.

Claro. ¿Qué esperaba? Es Olivia y nunca le afecta nada.

Evito mirarla y clavo mis ojos en el menú. Recuerdo las palabras de mí hermana.

-Tres hamburguesas, por favor.

Pido pero ella aún permanece ahí, no se mueve, lo cual comienza a ponerme nervioso. Me remuevo algo incómodo. Ella carraspea la garganta haciendo que la vuelva a ver.

-¿Para tomar?.

-Dos sodas sprite y un refresco de...-Leo el menú y recuerdo que a Pey le gusta la limonada-limón.

Ella asiente y se retira. Trato de ignorar el impulso de seguirla con la mirada, pero al final termino cediendo y la veo hasta que se pierde a través de la puerta que supongo lleva a la cocina.

-¿Qué observas? -Me sobresalto al escuchar a Alas.

Ni siquiera supe en que momento llegaron. Mí hermana se sienta frente a mí mientras que la pelirroja toma asiento a mí lado.

-¿Qué compraron? -Pregunto, cambiando el tema.

-La tienda estaba cerrada.

-Sí, olvidé que cierran temprano -Alas bufa.

Fijo la mirada en mí hermana y está se incómoda. Algo me dice que el encuentro con Olivia no es casualidad, al igual del hecho que prácticamente secuestro a Pey.

Tendré que hablar respecto al tema con Alanís.

Mientras esperemos nuestra orden, Alanís vuelve a hablar acerca del grupo Sempiterno y de lo fabulosa que es su música. Incluso nos invita a que vayamos con ella a su concierto para que comprobemos que es verdad. Peyton le sigue la conversación y de vez en cuando me preguntan cosas, a lo que yo solo respondo con un asentamiento, ni siquiera les estoy prestando atención. Mí mente está en la chica castaña que atiende todas las mesas. No puedo dejar de seguirla con la mirada y noto que por ratos ella también me mira.

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