Capitulo 4: Diferencias

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Mi poco control de la situación desapareció cuando sentí sus finos labios abrirse paso contra los mios, en un humedo y apasionado encuentro en el que yo estaba demaciado paralizado para resposponder lo cual hace que el ponga mas empeño en el beso sin hacerlo parecer forsado, empezó a delinear el contorno de mi boca con su lengua y cuando llegó a la parte más abultada de mis labios la mordió con dulzura pidiendome permiso para un beso mas avanzado, utilizo su lengua para llegar a lo mas profundo de mi ser, el beso marcó mi alma y me despertó para poder responderle con torpeza un apretón con mis labios a su lengua denotando una obvia inexperiencia que lo hizo reir por un instante y correspondido volviendome loco aún más con un beso sencillo en los labios que me hizo sentir una exploción hormonal y cuando pude sentir que se iva a retirar lo detube mordiendo su labio inferior y llevandome todo lo que pudiera de esta aproximación preocupandome porque fuera la ultima.
Cuando terminó el beso me di cuenta de que no abrí los ojos en todo el rato cosa que nunca había hecho en ninguno de mis anteriores besos. 
Abrí mis ojos lentamente y me encontré con su rostro a centimetros del mio y con las puntas de nuestras narises pegadas, resopló con los labios profundamente haciendo que su aliento se impactara contra mi rostro e intoxicara mis pulmones con su escencia masculina y embriagara mi ser.
-Debemos salir, o piensan que me ir por la... Amm- señaló la coladera que teníamos alado. No podía creer lo adorable que sonaba su acento extrangero y su inocencia al conjugar erroneamente las palabras.
-Entiendo- dije divertido - Algún plan? -
Asintió y volvió a asomar la cabeza por el marco de la puerta me hizo un jesto con la mano pidiendome que le siguiera 
-Vamos travieso- me dijo y tiró de mi haciendo que mi preocupación por tener problemas se manifestara y debí haberlo dado a notar caminando mas lento o deteniendome un poco porque el me dijo -Que pasa? Puedes atrever a mirar a montón de hombres machos pero te da miedo salir y lo que policia dice?-me dijo al oido haciendome avanzar al instante, recordé que tenía razón, la segunda ronda de partidos amistosos de la copa "Homeless" había empezado y todos los jugadores estaban en sus respectivos equipos disputandose y luciendose en las canchas, el unico obstaculo que teniamos eran los policias.
No me prengunten sobre que tipo de copa es en la que estamos porque solo sé que hay jugadores representando 50 paises y los partidos se daban entre tres jugadores y un portero por cada equipo, Nisiquiera sé que significa "Homeless".
Cuando nos acercabamos a la salida de los vestidores pude ver al policía que había burlado minutos atrás, Mi acompañante se puso la camisa y recordé que nisiquiera sabía su nombre.
-Como te llamas?-le pregunté mientras me detenía en seco, el entrecerro los ojos con una sexy media sonrisa y contestó
-Yo pregunté al primero-
Ansioso y enfadado le respondí
-Ahh, me llamo Antonio, pero todo el mundo me dice Goochi- Al pronunciar mi apodo me di cuenta por primera ves de lo estupido que suena.
-Que lindo, es atractivo.. Goochi- balbuceo para si mismo.
-Bueno, Bueno, Y tu?- Le exijí mientras traspasamos el umbral de los vestidores y el intenso sol golpea nuestro rostro embelleciendo el suyo contrallendo sus pupilas y resalrando ese azul océano.
Y ocacionando en el mio una contraccion de mis cejas y destruyendo el poco atractivo que creía que me quedaba.
-Ábelard.- Contestó al fin dandome otro aspecto que admirar sobre él, Su madre su tenía el suficiente sentido del gusto como para darle un nombre glorioso. Ábelard. (debo acostumbrarme a llamarlo así)se acercó a uno de sus compañeros inició una converzación tal vés referente a mi porque se destubieron en seco mientras Ábelard miró hacia mi dirección y el chico presente me observó con curiosidad, al instante me ruboricé y me recargué en una barda en señal de intimidación incluso aunque el otro chico no es tan guapo como Ábelard, también tiene lo suyo.
Al notar mi reacción ambos lanzaron sus deslumbrantes sonrisas y Ábelard pronunció algo más haciendo que el otro chico asintiera y procediera a abrir la barda que separa a los espectadores de los futbolistas y pasamos alado del policía que no deparó ni un instante en mí. Cogió una mochila que le alcanzó su compañero del otro lado de la barda y tomo mi mano para guiarme a la salida en medio de la multitud,
-No tienes algún juego pendiente o no tendrás problemas si salimos de aquí..- Le dije mientras observaba como toda la gente nos apedrea con sus miradas y aún mas siendo gente perturbada por el machismo del fútbol, otra de mis razones para que me moleste este desagraciado deporte pero yo me sentí bien ya que presumo de un hombre que ninguna de las perras que se ríe de nosotros lograra poseer jamás y sé que en el fondo sus sentimientos están totalmente enfocados a la envidia hacia mi persona.
Cosa que es jodidamente placentera.
Me sentí un poco culpable por pensar de esa manera aunque se lo merecían así que lo dejé.
-Los partidos de Germany terminaron por hoy, mañana iniciará otra de las 4 rondas de partidos para inicio del...- tartamudeó unos segundos - ..Torneo - 
Concluyó con esa herencia del lenguaje alemán de arrastrar las palabras cuando practican otro idioma,
-A dónde quieres salir?- pronunció mientras tomaba mi mano y nos alejábamos del evento
Son aproximadamente las 4 de la tarde, en la casa mis padres no me recriminan nada si no paso de las 7:30 así que estaría dispuesto a acceder a cualquier lugar que me propusiera para salir, 
-Donde tu quieras ir está bien-le dije con la seguridad de que me dejaría llevarlo a donde yo quisiera pues yo conozco lo suficiente la ciudad, nunca me imaginé el lugar al que me quería llevar,
-Mi habitación en la Hotel está bien?-
Toda una gama de probabilidades de lo que podíamos hacer me pasó por el pensamiento y accedí a sabiendas de que el tiempo que había calculado se iba completamente al carajo y mandando al mismo lugar lo que dijeran mis padres.
-Perfecto- dije atrayendo hacia mi pecho y provocando que me robara un beso pasajero así como las miradas asesinas de familias y hombres oxidados, yo ya me he acostumbrado a esto ya que las personas en este país aun no están preparadas para entender las relaciones amorosas y todas sus ramas.
Nosotros por supuesto estamos en la rama mas alejada de este, ya que en resumen llevamos solo 2:30 horas de habernos conocido.
-Es un bello lugar, nos tratar como habitantes de esta ciudad, La ciudad de México es un lugar agradable-
Parloteó mientras me conducía por calles cerradas de nuestro centro histórico en lo que parece ser un camino que se esforzó por recordar.
-Eso es porque saben que eres de otro país y te tratan como un sabio o alguien inalcanzable, incluyendo a mi, si fueras un ciudadano más, en la vida te voltearían a ver a menos que los molestaras o tuvieras algo que les interese, La gente es en realidad así aquí o al menos la mayoría, así que no te hagas muchas expectativas-
Solté mi veneno y quejas alrededor del pías para que Ábelard no quedara erróneamente impactado con la cara bonita del país.
-Amm podrá ser - dijo aún con esa sonrisa ladina en si rostro - Pero si tengo esa ventaja será mejor aprovecharla  no? -
Vaya este hombre no deja de impresionarme, Así que también es algo manipulador y sabe sacarle provecho a sus cualidades físicas..
Me fascina.
Sin mucho esfuerzo llegamos a su hotel que es de los miles estilo colonial que hay en el centro histórico. Ábelard pidió sus llaves y procedimos a entrar al ascensor y yo no estaba en disposición de observar mas del hotel porque sabía lo que se aproximaba cuando entráramos en la habitación y eso hace que el corazón lata a una velocidad récord para mí.
Como si leyera mis pensamientos me tomó por la cintura y comenzó a besar mi cuello en el pasillo mientras me tendía su llave con un enorme llavero de madera con el numero 243 grabado con letra cursiva y delicada. 
-Mierda, el cuello es mi debilidad-
Soltó una pequeña risa interna y continuó con el otro lado y mientras tanto ya me había quitado el cinturón y estaba desabrochando el botón de mis vaqueros así que me liberé de sus brazos para llegar a la habitación del fondo con el numero 243 colgado en letras doradas en la parte superior.
Abrí la puerta y el empujón que propinó con su cadera me hizo entrar de golpe en la habitación,
Es la segunda ves que me hace eso, debería ser tonto para no notar que le es excitante empujarme con su erección cuando menos lo esperaba, y eso me resulta bastante cómico,
Se recargo en la puerta para buscar algo en el cajón del juró que tiene alado, Condones.. No me sorprende y de hecho causa algo de alivio porque al ritmo que iban las cosas me preocupa que no tuviera intenciones de utilizar uno, me arrancó un ataque de risa al descubrir que tiene una dotación como para organizar dos orgías, 
-Que es muy gracioso?- dijo formulando otra de esas preguntas con una mala conjugaciones de verbos que me hacen explotar de excitación.
-Pensé que venías a jugar fútbol, no a tirarte a todo el continente.- le respondí divertido.
En un momento desafortunado en mi mente me plantee el hecho de que si me acostaba con él es probable que jamás lo vuelva a ver, pero también pensé que si no aprovechaba la situación existía la posibilidad de que no tuviéramos relaciones y aun así no lo volviera ver.
Contestó a mi broma con otra de esas sonrisas hermosas y tan expresivas que tiene y se arrodillo entre mis piernas pues yo estaba sentado en una de las esquinas de la cama aferrando al suave edredón color rojo carmesí mientras el comenzaba a desvestirse yo mientras tanto en un impulso de estupidez extrema cagué todo con una sola pregunta
-Qué edad tienes?-
No se porque cooooño tenía que preguntar eso pero el sin perder su objetivo de quitarme la ropa contestó en el tono mas excitante que había escuchado de el en todo el día
-Treintaidós-</pre>

Un partido másWhere stories live. Discover now