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"—Porque... No lo sé ¿No sé supone que eso hacen las parejas? ¿Casarse?

—Sí, Neal, eso es lo que hacen las parejas, y no serles infiel a dos semanas de su boda. Vete de una vez, olvida lo que pasó anoche, y sigue con tu vida como hasta ahora.

—Pero tú-

—Estaré bien, vete."

Belén regresaría en seis días. La muchacha le había enviado un único mensaje donde decía que la estaba pasando muy bien, que lo extrañaba, que lo amaba, y que esperaba que él también lo estuviera disfrutando.

Y claro, las fotos desnuda no podían faltar, para mantener el "fuego" de la pasión. Pero a él no le causaban nada, tenía a otra mujer en la cabeza ahora.

Tenía algunos recuerdos de la noche anterior, sabía que ambos no estaban en todos sus sentidos, pero él sabía que lo estaba haciendo con ella.

Y él quería hacerlo, porque la extrañaba, extrañaba besarla, sentirla, escucharla gemir su nombre, abrazarla... La extrañaba a Martina, y finalmente habían vuelto a estar juntos.

Pero ahora ella no quería verlo, y lo entendía. Se sentía culpable por lo que habían hecho.

¿Estaba mal si ahora quería cancelar su casamiento?

***

Ya no le dolía la cabeza, ni los muslos, ni su intimidad, ni nada. Finalmente volvía a sentirse bien, aunque no bien emocionalmente. ¿Quién podría estar bien luego de eso?

Ni siquiera sabía si Neal se había cuidado, lo cual estaba segura que había sido imposible, si ninguno de los dos estaba racional en ese momento.

Cerró los ojos y salió de la cama. Debía ir a una farmacia a comprar una maldita píldora. Ellas no tenían menstruación y era su propio cuerpo quien les anunciaba la llegada de un bebé.

Incluso ellas mismas podían controlar la maduración de un óvulo. Pero después de la porquería que había tomado, no sabía como eso la podía afectar.

Estaba saliendo de su casa, cuando se chocó con el cuerpo de Neal, que estaba justo por tocar la puerta.

—Venía a verte, quería saber cómo te encontraban.

—Perfecta, mi cuerpo se autoregeneró por completo, que hasta virgen volví a ser.

Sonrió divertido al escuchar aquello, y le enseñó una bolsa de papel que traía.

—Compre unas cosas para ti.

—Neal-

—Eran analgésico y píldoras de emergencia, estoy seguro que no nos cuidamos.

—Genial, me ahorraste la caminata —le dijo tomando la bolsa para entrar a su casa e ir hacia la cocina.

Se sirvió un vaso con agua, y él la siguió por detrás, sentándose en una de las sillas.

—¿Lo tomas y ya está?

—Sí.

—Creí que tú podías controlar eso.

—Pues sí, por eso mismo no quedé embarazada cuando estaba contigo en nuestra... "Relación".

—¿Siempre te cuidaste de ese modo? ¿O ellos usaban condones?

¿Ellos?

—¿Por qué me preguntas eso?

—¿Con quién fue tu primera vez? ¿Cómo fue, Tina?

—Em... Fue con un muchacho rubio, de ojos verdes, cuando tenía diecisiete años.

—Ah —murmuró.

—¿Y la tuya? —sonrió, tomando una uva que había en una canasta llenas de frutas sobre la mesa.

Laura solía llevarle frutas y verduras para que comiera también, ya que Martina comía muchas porquerías chatarras.

—Fuiste tú —le dijo en un tono bajo, algo incómodo.

—En serio ¿Quién fue? —pronunció rodando los ojos.

—Hablo en serio, fuiste tú. Nunca antes había estado con una mujer, no me interesaban de ese modo, buscaba a alguien como yo. Y la primera mujer que conocí fue tu mamá, y luego tú... Supe que eras tú desde el momento en que te ví la indicada.

—Tenía seis años —le dijo con cierta repulsión.

—Por supuesto que no me gustabas a esa edad, Martina, eras una niña, y no soy un enfermo. Pero al verte, supe que tú serías la mujer con quién yo quería estar.

La joven castaña desvió la mirada, y luego se aclaró la garganta.

—Creo que ya deberías volver a tu casa, gracias por los analgésico también.

—Tina —murmuró.

—Yo estaba de salida a casa de mis padres.

—Puedo llevarte.

—No, gracias, iré caminando.

***

Ella definitivamente no quería nada con él, por más que también tuviera sentimientos hacia él, Martina no iba a aceptarlo. Y Neal no entendía porqué.

¿Qué estaba mal? ¿Era por su compromiso con Belén? Él ya le había demostrado que no era importante, qué podía dejarla. Ya no sabía como hacerle entender, que la mujer que él quería, era ella.

Pero entendía que la culpa había sido suya, por buscar una mujer tan rápido. Tal vez, si luego de separarse simplemente se hubiese quedado soltero, hoy podrían volver a intentarlo.

Ahora sólo tendría que conformarse con saber que había estado una última vez con ella, y comenzar a prepararse para su boda, que no le causaba ni la menor ilusión posible.

¿Y para qué se casaba entonces?

***

—Días después—

De lo único que se hablaba, era del casamiento de Neal y Belén. No importaba si no mirabas televisión, si no tenías redes sociales, ni nada. Tú salías a la calle, y en las grandes pantallas de publicidad, siempre salían ellos.

Estaban comprando, y se hablaban de ellos, estabas en banco, y la gente hablaba de ellos también. ¡Y Martina estaba harta de escucharlos! ¿Qué le importaba a ella cómo se habían conocido?

¿Qué le importaba la vida de esa mujer? ¿O las declaraciones que había dado? No le interesaba en lo más mínimo, saber sobre sobre la "Primera dama de la Nación de Androides, Humanos Artificial y Unidades Sintéticas" ¡Qué era humana!

Era inaudito que ese lugar lo ocupara una simple humana ¿Pero qué se podía esperar de Neal también? El tipo era un idiota, estaba segura que esa mujer, había sido el primer culo que se le había atravesado luego de que él se fuera.

"—Estamos muy emocionados con Neal por nuestra boda, y ansiosos también por agrandar la familia —sonrió ampliamente, mostrando su hermosa dentadura blanca, tomando la mano de Neal para llevarla a su vientre.

—Belén ¿Estás embarazada?

—¿Se confirma con esto el primer hijo de...?"

—Maldita sea —masculló con fastidio, saliendo de aquella tienda.

¡¿Es qué no tenían vida?! ¡Todo querían saber!

...

Mío por derechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora