Entonces Bakugou clavó sus carmines sobre él. — ¿A dónde demonios quieres llegar con esto?

Shinsou le sonrió. —A ningún lado, supongo. —respondió, levantándose. Entonces, le tocó el hombro. —Si quieres un consejo, intenta calmar aquellas emociones explosivas que tienes. Si no quieres que sospechemos de ti, entonces más vale aprendas a controlar tus emociones en el trabajo. Ya hay varias miradas sobre ti, Bakugou. —Le susurró, para luego avanzar y salir de la sala.

Bakugou se había quedado de piedra en aquella sala.

Maldición.

La había cagado una vez más.

Maldición.

¿Pero porqué Izuku estaría huyendo de él?

¿Y que estaba deprimido?

Eso era algo que él debería comprobar por sí mismo.

Por otro lado, odiaba admitirlo, pero esta vez el maldito emo tenía razón. Sus emociones estaban yendo demasiado lejos.

Le costaba maldición, le costaba mucho trabajo conservar la calma. Le costaba ser malditamente tranquilo.

Se sentó en el sofá y se tomó la cabeza con sus dos manos, frustrado.

Debería trabajar en eso, ya no podría darse el lujo de ser él mismo.

Debería calmarse por muy difícil que fuese la situación o por mucho trabajo que le costara.

Si lo que el emo dijo era verdad, entonces estaba en riesgo de perder su trabajo por su maldito carácter.

"—Recuerda que Toshinori te recomendó y por ello debes comportarte y tragarte ese carácter de mierda que tienes."

—Maldición, la bruja tenía razón... —murmuró frustrado.

No quería darle problemas a Toshinori por nada del mundo.

Entonces, debería dejar de traer problemas.

Estaba decidido, aunque aquello significara un golpe duro en su orgullo.

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11:15 A.M.

Izuku abrió la puerta del aula con su alma volando muy lejos de su cuerpo.

Cerró la puerta con suavidad y entonces soltó un suspiro.

Había estado hecho un real manojo de nervios. Entonces observó su pupitre.

Se dirigió a el y se sentó, clavando su mirada sobre su lápiz y goma.

Lo único que había pedido era no verlo y lo primero que sucedió fue cruzarse con él en la sala de profesores.

¿¡Por qué!?

No podía fingir que todo estaba bien luego de todo lo que había sucedido.

Aún no se sentía preparado.

¿Cómo podría verle a la cara luego de todas las conclusiones obtenidas la noche anterior?

—I-zu-ku.

Izuku parpadeó varias veces, entonces notó a Uraraka, Iida y Todoroki frente a él.

— ¡Ah! —exclamó asustado.

— ¡Reaccionó! —exclamó Uraraka, observando como Todoroki asentía en silencio.

— ¿Qué te sucede, Midoriya? —preguntó Iida acomodando sus anteojos, observandole muy de cerca.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Where stories live. Discover now