capítulo 9: espeluznante casa y un relato en la penumbra.

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Este capítulo está dedicado a mi amiga @YohanaGuerrero3, quien me ha apoyado, escuchado, no solo en este libro, y me ha ayudado muchísimo con sus críticas constructivas. Te amo y te aprecio uwu.




"Yo mataría por ti"

Es una de las típicas frases de empedernidos cuando se enamoran.

Y justo ahora me arrepiento de no ser un "empedernido cualquiera".

Yo me escondería en un armario para que no nos descubran luego de haberle roto todos los condones a un imbécil, por ti.

Esa sí me caracteriza.

Mi respiración está totalmente agitada. Estoy sudando más que un gordo de cien kilos luego de haber huido de un perro que lo quería atacar. Trato de que mis exhalaciones no sean tan fuertes para que no nos delaten.

No me muevo en lo absoluto. Opal tampoco.

Me atrevo a mirarla a los ojos luego de haber corrido lo más fuerte posible al armario a escondernos. Unos pequeños rayos de luz entran por la rendija de la puerta y aterriza en sus hermosos ojos grises quienes me miran muy divertidos. Me doy cuenta que Opal tiene en sus manos el bolso donde están los condones que rompimos. Las voces de los individuos de quienes nos escondemos resuenan por toda la habitación. Están riendo y besándose.

-Espera- Habla Edwar a la chica- buscaré mi bolso.

-Ay- el tono de voz de la chica es provocador- ¿tan rápido ya nos pondremos calientes?. ¡Vaya que te mueres por tener sexo, mi amor!. ¿Tú no tenías novia?.- ahora es una mirada retadora lo que le lanza.

-¿Me quieres hacer esperar más, baby?- le responde Edward con deje frustrado repartiendo castros besos por toda su cara.- y no, soy hombre libre.

-Las mejores cosas se hacen esperar, cariño- le da un sexy beso en la comisura de sus labios y se dirige a la gran ventana.- ¿Qué fue lo que pasó con esa chica rara que toca el ukulele?.- Edward hace silencio y mira al piso con una muy fingida tristeza.

-Ella... Resultó ser... Una arpía.

-¿Por qué dices eso, terroncito?- ahora La rubia se acerca a él y lo envuelve en sus brazos.

-Me estubo engañando todo esté tiempo. Creo que solo me quería por interés.- ella le da un abrazo de consuelo a una tristeza irreal.

Volteo a ver a Opal y claramente la rabia en su rostro es palpable. Con cuidado la rodeo con mi brazo y la pegó fuerte a mí dándole entender que no la dejaré hacer más nada.

Sé que se muere por partirle las bolas.

-Creo que dejé mi bolso afuera, ya regreso, nena- Anuncia Edward a la chica.

-Mejor bajemos y bebamos un poco más, la noche aún es jóven, te quitaré esa tristeza como Dios manda- la rubia no espera una respuesta y sale de la habitación, Edward apaga la luz antes de salir y cerrar la puerta y siento como el alma me vuelve al cuerpo de nuevo.

Abrimos el armario silenciosamente. Opal suelta una carcajada ahogada.

-Shhhhh- le tapo la boca en vano porque igual sigue riendo.- Opal has silencio, nos van a descubrir.

-Aquiles, relájate- su mirada divertida se posa en mí- ¿Cuando han fallado mis planes?, Exacto, nunca. Este no será la excepción. Ese imbécil de verdad se va arrepentir por todo lo que ha hecho y todo lo que dice.

Hasta Que Las Estrellas Se Apaguen ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora