capítulo 6: llanto de galleta humana

125 11 0
                                    

-¿Aquiles?- su mirada está perdida en el cielo. Hoy la atmósfera de verdad que está hermosa, tiene unos hermosos colores rosa, azul y un poco de naranja. Él baja su cabeza y al mirarme siento que me desnuda el alma, sus ojos oscuros como la noche escudriñan cada gesto que hago con mis ojos y mis labios. Es imposible verlo y no morirse de amor por él. Por lo menos ese es mi caso.- ¿Has estado durmiendo bien?- tomo con mis manos su cara, él me regala una leve sonrisa.

-No...- finalmente responde en un susurro, hace un puchero viéndose sumamente adorable.

-¿Esta vez es por qué?.

-Porque tú no quieres dormir conmigo- Nótese su doble sentido. Pongo mi cara más exasperada posible. Él ríe.

-Te viera mi padre diciendole esas profanidades a su bebé- ambos nos perdemos en el sonido de nuestras carcajadas.

-Viera mi padre las calentadas que le echas a su hijo- hace una mirada de horror lo cual me causa gracia.

Amo el sonido de su risa, y amo el sonido de mi risa cuando él es quien la causa, amo que cuando me mira lo hace como si yo fuera la cosa más increíble de este mundo, y amo verlo a él como la cosa más increíble de este mundo porque de verdad lo es. Hemos vividos demasiados momentos juntos, y cuando digo demasiados es porque de verdad son demasiados momentos. Desde pasar noches enteras jugando videojuegos, ir de excursión, ir a los conciertos de nuestras bandas favoritas, tocar una canción juntos, hasta hacer algo tan simple como observar personas en el parque.

Si les soy sincera, lo que más me une a él es la música. Todo empieza y termina con música. Recuerdo que me di cuenta que Aquiles me gustaba cuando luego de ganar un concurso de canto junto a él, no estaba feliz por haber ganado o por haber unido nuestras voces en una canción que hizo que todo un público de más de dos mil personas quedarán fascinados, no, mi felicidad en ese momento se resumía a él y solo a él. Verlo así de feliz, de sonriente, que me abrazara una y otra vez de la emoción, que en uno de sus abrazos casi termina besándome. Todo eso causó estragos en mi cabeza. De ahí en adelante empecé a verlo como una canción, Aquiles es una hermosa y muy compleja canción y ¿Saben que es lo mejor de todo? Que a mí me gusta la música y perderme en la hermosa melodía de una canción.

-Opal... -El chico de ojos oscuros como la noche me mira seriamente, eso me alarma un poco. Nunca me ha gustado que él esté serio mientras estoy a su lado.

-Dime.

-Te amo, de verdad te amo, te amo y lo haré hasta que nuestra estrella deje de existir y aún después de eso lo seguiré haciendo- su voz se convierte en un susurro, como si me estuviera confesando su mayor secreto. Se pega mucho más a mí, unimos nuestras frentes mirándonos.

¿Estaría mal si justo en este momento tan romántico se me ocurre pensar que verlo así en realidad no es bonito ya que su cara se parece a la de Mike Wazowski?.

-Muchas gracias- le regalo una gran sonrisa.

-¿Y sabes que es lo que más amo de tí?.

-¿Los regalos que te doy?.

-Nope, hablando de eso, Opal no tengo ni la menor idea de cómo cuidar un Hurón, por dios, Claudia morirá en mis manos.

-Aquiles solo dale amor a la pequeña Claudia y ya.- su mirada ahora es de irritación.

-Si, porque tus papás a ti solo te dan amor y con eso has sobrevivido todos estos años. En fin, no me cambies de tema. Hablamos luego de eso.

-Sí, mi señor.- me da una mirada asesina y río por mi parte.

-¿Sabes que es lo que más amo de tí?- niego con la cabeza- que siempre me mandes a la verga cada vez que te digo algo lindo. Y lo mejor de todo no es eso, la mejor parte vienecuando me golpeas y sales corriendo sin que te pueda alcanzar.

Hasta Que Las Estrellas Se Apaguen ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora