capítulo 8: ¿qué podría salir mal?

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-Aahh, Aquiles, ¡duele!.

-Espera, ya falta poco, mi amor

-¡Pero duele!. Aaaahh.

-Ya está, ya está.- había mucha sangre por todo su dedo. Se cortó pelando una papa- qué dramática eres, Opal, solo es una cortada.

-¡Se me pudo haber cortado un tendón y mi dedo hubiera dejado de moverse!- tuerso mis ojos y le doy un beso rápido en su mejilla. Ella se baja del mesón con cara de niña malcriada.

-Yo termino de hacer la cena, tú ve y pon algo de música.- la veo alejarse hacia donde está la computadora-. ¡Opal!.

-¡¿Si?!- la escucho decir desde lejos.

-¡Busca a Dorito para darle su medicina!.

-¿Donde está?.

-¡No lo sé, busca!.

-¡Cómo usted ordene, mi señor!.- bufo dentro de mí.

Sigo pelando las papas para la ensalada, Opal ama las ensaladas que preparo y cada que puedo le hago una. Ella cuida muy bien su dieta, nunca había conocido a alguien que la cuidara tanto, es muy maniática y perfeccionista compulsiva en cuanto al baile se trata. En realidad lo es para casi todo, pero con el ballet siempre se excede.

No por nada es la mejor bailarina de una de las mejores academias de danza del país. Ha luchado durante toda su vida para estar en el lugar que está, y sé que se merece aún más y hará de todo por llegar hasta ahí.

-¡Aquiles, Aquiles ven!- ella entra a la cocina corriendo hacia mí, me toma del brazo y me jala con ella. Corremos hasta el patio trasero.-¡Corre más rápido, morza!.

-¡Opal, qué sucede!.- se detiene de golpe y me tapa la boca con su mano.

-Shhh, mira, mira- dice en un susurro señalando hacia el jardín. Puedo visualizar desde lejos a Dorito, y no está solo, hay otra gata y...

-AAAAAAAA, ESTÁN FORNICANDO, AQUILES.- le tapo la boca para no auyentar a los mininos. Ella aún no quita su cara de emoción.

-Ya dejó de ser virgen nuestro bebé- comento con orgullo mirando como Dorito, nuestro gato, coge con la gata.

-Quería que fuera con la gatita del café nuevo al que fuimos pero es bueno que el mismo busque sus propios ligues.

-Vamos a dentro antes de que se espanten y dejen de hacer cochinadas.- ella asiente y me sigue.

-¿Qué dijo el veterinario?.

-Que seguro solo son parásitos, nada de que alarmarse.-me tocó llevar a Dorito esta mañana al veterinario antes de ir a la librería, ya llevaba dos días sin comer bien.

-Ya me había preocupado, el siempre come mucho y cuando ví que no lo hacía me alarmó.

Sigo cocinando la cena. Ophelia de The Lumineers suena por toda la casa, es una canción bastante pegadiza es un género alternativo/independiente. Aún recuerdo el día que esa canción de estrenó. Estaba con Opal y Aladín esperando ansiosamente. Al momento en el que YouTube nos anuncia el lanzamiento de la canción los tres fuimos velozmente a la computadora a escucharla. La amé desde el primer instante.

Recuerdo que Opal me tomó del brazo y me jaló con ella y empezó a bailar la canción enérgicamente, se movía sigilosamente al rededor de mí, justo como lo hace ahora.

No puedo dejar de mirarla, se ve tan libre, feliz, tan llena de paz. Sus ojos estan cerrados, una sonrisa está dibujada en sus labios, sus manos están en el aire, da vueltas una y otra vez, su cuerpo se mueve al ritmo marcado de la canción. Más que bailar para mí baila para sí misma. Solo estoy ahí de pie frente a ella viéndola rebozar de felicidad.

Hasta Que Las Estrellas Se Apaguen ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora