Sexto todo: 22 años

2.8K 320 155
                                    

Joaquín sonreía mientras se apoyaba en la ventana con sus brazos. El viento lo despeinaba por la velocidad, también lo hacía recordar otra vez su vida en la Ciudad de México. Luego de cuatro años lejos de la ciudad, haciendo visitas de unos pocos días, volver por un mes se le hacía demasiado cálido y lo contentaba, sobretodo por quien acompañaba.

Escuchaba como Emilio charlaba con tal amigo que los recogió en el aeropuerto. Se presentó como Peter, quien ante sabee de Joaquín, lo saludó con un cálido abrazo, feliz de finalmente conocerlo, tenía el espíritu de un niño. Emilio le hizo un breve resúmen, de que él era un colega del trabajo y amigo, que lo acompañó desde siempre en los talleres mecánicos en los que trabajaba, pero también Peter agregaba que fue un pañuelo de lágrimas para la desilusión amorosa de Emilio, comentando con fugaces detalles ciertos parajes tristes del rizado por Joaquín. Mientras Emilio se avergonzaba, Joaquín asentía preocupado pero a la vez enternecido de la reacción de su mejor amigo.

Toda aquella presentación, terminó con las felicitaciones de Peter por finalmente formalizar y ser novios, algo que los hizo a los tres soltar risas por la felicidad que los embargó. Peter estaba feliz por un gran amigo, Emilio estaba feliz por compartir más que una gran amistad con Joaquín y Joaquín estaba feliz de finalmente ser correspondido y amado por Emilio.

Camino a el apartamento de Emilio, Peter conducía charlando con el rizado, poniéndolo al día con cosas del taller, además que el mismo Emilio le comentaba cosas del nuevo trabajo, que el mes que llevaba en Monterrey lo había pasado realmente estresado entre el accidente de Joaquín, sus días de olvido y a la vez, la búsqueda y el traslado de los trabajadores para la nueva sucursal.

Joaquin aún se sentía culpable por no reconocer a Emilio, pero su ya novio, insistía que no recordara tales cosas. Que estaban bien ahora, juntos, y que aquello era lo importante.

—He ayudado a tu mamá, ella ha insistido en comenzar a hacer las cajas, creo que en serio quiere que te vayas —comentó Peter y el rizado negó, rodeando los ojos.

—Ahora no va a querer que me vaya conociendo con quien voy a vivir ni menos qué significa para mí —comentó en voz alta Emilio, rodeando los ojos con una sonrisa, mientras que Joaquín se sonrojó y finalmente dejó de observar el paisaje para prestar atención a la conversación.

—¿Tu mamá no sabe que hicimos las pases? —preguntó Joaquín con nerviosismo y Emilio negó, encogiéndose de hombros.

—Ni mucho menos que somos más que amigos —elevó sus cejas repetidas veces coqueto, logrando que el castaño entrara en panico y se sonrojara más.

—Ya me lo imagino —interrumpió Peter, justamente deteniéndose en un semáforo, para voltearse y ver a la pareja —Si quieren, pasamos a alguna farmacia y compramos lubricante —ofreció con sinceridad y servicial.

Emilio soltó una carcajada mientras que Joaquín quería que la tierra se lo tragase. Subió las piernas al asiento y escondió su rostro en sus rodillas.

No sabía porqué avergonzarse: por el ofrecimiento de Peter o porque con Emilio y su experiencia, lo que menos había utilizado era lubricante.

Joaquín estaba realmente nervioso de ver a Niurka como más que la madre de su amigo, como suegra. Eso realmente le preocupaba porque de situaciones como aquella, nada salía bien. La única experiencia que tuvo respecto a conocer familia de alguno de sus novios, fue un desastre en la mesa de casa de Troy y al enfrentar la vergüenza, terminó en el hospital, muriendo dos veces y con una operación en el corazón.

Su cabeza ya dolía por enfrentar aquello y no quería ni imaginar cuando irían a visitar a sus padres y hermanos, porque sabía que las bromas y burlas caerían sobre ellos. La ultima vez que llevó a uno de sus novios, terminó asfixiado por un pedazo de carne.

KISSES 「emiliaco」Where stories live. Discover now