Capítulo seis

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Día 3

Ni li hirí.

Sí, debió suponerlo.

Debió suponer que en cuanto caería dormido, Min Ho se le recostaría encima como si de una gran almohada se tratase.

Estaba despierto desde antes que el sol saliera cuando se percató de que Min Ho estaba dormido sobre él. ¿Ese bastardo piensa que no pesa? Ji Sung estaba acalambrado, el césped le picaba en la cara y los ronquidos que emitía directamente en su oído le provocaban un tic en el ojo. Y por más que intentara girarse no podía.

¿Qué? ¿Qué hizo para merecer eso?

Seo Chang Bin pasó su noche durmiendo como un bebé con el estómago lleno. Inclusive cuando despertó se sintió bien realizado y hasta de buen humor, pensó que era demasiado temprano aún, así que se permitió descansar otro tanto.

Se recostó sobre la espalda y colocó las manos en sus costillas. Percibía los rayos de luz solar chocando contra sus párpados, apretó los ojos evitando que penetraran y le molestaran en su sueño, pero pronto una sombra le bloqueó la luz. ¿Qué era ese peso en su abdomen?

—¿Cómo lo haces?

Abrió los ojos de golpe encontrándose cara a cara con el dueño de esa espeluznante voz de ultratumba sentado a horcajadas sobre él. El ángulo y los rayos de sol filtrándose por sus hebras doradas le daban un toque surrealista, sin mencionar que le lanzaba una mirada seria que le parecía feroz. ¿Cómo se supone que reaccionas a un gallardo chico trepado en tus piernas? Tragó saliva.

—¿D-disculpa?

—Ser directo y autoritario, que los demás no se metan contigo, ¿cómo lo haces?

—Uh... ¿Sólo lo hago y ya? —respondió con duda, le salía tan natural que no debía pensarlo mucho antes de hacerlo. Felix lo miró con los ojos entrecerrados. ¿Cuándo pasó de verlo con fascinación a juzgarlo con la mirada?— Mira —Se levantó haciendo que el chico abandonara su regazo—, en realidad no hay truco para eso, sólo... les dices a las personas lo que están haciendo mal y cómo te sientes y eso es todo.

—¿Me enseñas?

Qué persistente era.

—De acuerdo, pensemos en algo... —Escarbó en lo más recóndito de su cerebro buscando algo que les pudiera servir— ¡Lo tengo! Si una persona te pide un favor pero notas que es para su propio beneficio y te podría perjudicar, ¿cómo responderías?

Felix abrió la boca para responder pero enseguida frunció el entrecejo.

—No entiendo.

—Digamos... que una persona te pide que le ayudes a lavar su ropa sucia pero notas que esa otra persona te está dejando hacer todo el trabajo.

—¿Y si la otra persona no puede hacerlo? Por alguna razón me está pidiendo que le ayude.

¿Cómo es que todavía no captaba?

—De acuerdo, pero si esa persona es capaz de hacerlo y te deja todo el trabajo, tú no tienes por qué hacerlo.

—¿Pero eso no sería rudo?

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