16- La mujer de verde.

3.2K 265 72
                                    

Alba se había duchado y había vuelto al hospital. Al entrar vio que Lula seguía con el niño en los brazos, con un gesto serio pero resignado parecía asimilar que aquella pequeña criatura que Mami Watu había puesto en sus brazos, le terminaría siendo arrebatada por la mano del hombre. A su lado Noe, que no se separó de ella más que para preparar caldo para repartir entre los refugiados, de vez en cuando se lo iba cambiando de posición. Una vez había visitado a Lula, se acercó a un Massamba que parecía muy serio hablando con Ngouabi, el muchacho se mostraba taciturno y algo contrariado. Revisó la herida de Massamba, que lejos de mirarla como hacía a veces, se mostraba casi enfurecido, sus músculos fuertes se encontraban completamente tensionados y sus ojos mostraban ira. Tan solo le dedicó una sonrisa al terminar de curarlo, no sabía que estaba pasando y prefirió no interferir entre aquellos dos hombres que parecían haber discutido. Después curó a Ngouabi y mientras lo estaba haciendo, vio por el rabillo del ojo que Natalia salía del despacho de su jefe intentando omitirla, pero la rubia la llamó.

- Natalia... –se acercó a ella con los guantes puestos, la morena se detuvo suspirando, pero no se giró-. ¿Puedes girarte un momento?

- ¿Qué quieres? –le habló muy seria.

- Quiero disculparme por lo que te he dicho antes.

- Tranquila... me ha quedado muy clara la visión que tienes de mí, pero no me importa francamente.

- Es la visión que tú te has empeñado en crear –le contestó firmemente-. Además a mí tampoco me importa esa parte tuya, pero aún así creo que me he pasado.

- ¿Ya está?

- Creo que podríamos... bueno, déjalo –se giró y se calló su idea de poder hablar como dos personas civilizadas.

Como si le hubieran golpeado a ella también, la doctora salió de allí sintiendo una opresión en el pecho, había visto en los ojos de la enfermera el sentimiento de culpa, pero su boca había vuelto a ser demasiado borde. Con paso decidido se fue hasta la cocina, quería llevarle caldo a Lula, debía alimentarse.

- ¿Qué pasa Lacunza? –le preguntó Noe mientras terminaba el caldo para repartirlo, al ver su gesto serio. 

- Nada... la pija.

- ¿Crees que no podéis sentaros y hablar? –le preguntó mirándola detenidamente, su gesto seguía llamándole la atención.

- ¿Hablar, de qué? –la miró con ojos abiertos.

- Creo que hay un problema, sois muy buenas como equipo médico, pero nefastas como compañeras. Tus modales han creado en ella un arma de defensa.

- La Reche no me interesa lo más mínimo ... puede que al principio me llamara la atención, pero no soy tonta y sé a quien hincarle el diente –mientra tanto, la aludida había llegado a la puerta del comedor, y se detuvo tras ella-. Para mí Alba no significa nada como mujer, te lo aseguro, no tengo el más mínimo interés de tener nada con ella, prefiero pasar hambre que comerme una fruta podrida.

- Hola –entró la novata tras oír el comentario, le había molestado y su gesto así lo indicaba.

- Mira, ahora podríais hablar, creo que no habéis comenzado nada bien y es necesario que...- intento mediar la mujer. 

- Yo no tengo nada de que hablar ¿tienes tú algo de que hablar? –le preguntó la morena mientras la miraba de manera fulminante.

- No, absolutamente nada –le devolvió la mirada herida.

- Pues ya está.

- Eso... ya está.

- Voy a llevar esto a Lula.

África // AlbaliaWhere stories live. Discover now