12- Las lagrimas de Masamba.

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Cuando Manu giró el volante, vieron que dos hombres salían a su paso, como no esperaban el gesto del coche tuvieron que echarse a un lado sintiendo como el aire del cambio de dirección del jeep les echaba el polvo de la tierra a la cara. Eso les dio el suficiente tiempo como para que el jeep y el camión pasaran por su lado.

- Joder, joder!, echaros al suelo... ¡echaros al suelo! –gritaba fuera de si un Manu que luchaba por mantener aquel viejo coche en dirección correcta
- Alba túmbate, en la puerta hay un agujero, saca la pistola y dispara.
- Yo no quiero matar a nadie- entonces una bala entró por la ventanilla de su derecha y salió por la de su izquierda-. ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!
- Ya me extrañaba a mí que no gritaras- le dijo la morena.
- !Disparar! estamos bien cogidos por los cojones...
- ¿Nos sigue Zulú?
- Sí, coño una lanza...
- ¿Nos ha dado? –gritó la Reche fuera de sí
- No... -la camisa de fino hilo blanco de su jefe comenzaba a dejar ver su transpiración, se oían silbar las balas, sin duda, había sido una trampa que les podía costar la vida y el lo sabía-. Mierda... vamos cafetera... vamos...
- ¿Estás disparando Reche, no te oigo? –decía Natalia también echada en tierra con la tensión reflejada en sus ojos.
- No... no sé como va...
- La hostia- se quejo.
- Oye... deberías habérmelo enseñado antes... en mi vida he visto, !ahhhhhh! –gritó desesperada por el silbido de las balas.
- Dale al gatillo joder, y deja de gritar- sin querer quien  gritó desmesuradamente fue ella.
- Hostia –el hombre dio un volantazo al encontrarse con dos hombres esperando en el camino aquella cafetera con sendas escopetas.
- Me cago en la leche menudo golpe –susurró la morena frotándose la cabeza mientras disparaba al aire.
- Manu detrás... detrás...
- Esto es el fin –dijo el con tono decaído.
- Ziku...ziku kele Masamba.... Monga... Monga...! –(Doctor es Masamba, sangre)- chisporroteaba la voz de Zulú por el walkie.
- Manu coge la senda... a la derecha- la morena había visto un estrecho sendero entre la vegetación.
- Qué vienen qué vienen- decía la otra, nerviosa con su preciosa camisa azul cielo de Benetton.
- No podemos hacer otra cosa... -se detuvo Manu.
- Joder jefe salta por la senda, ¡vamos! –le decía fuera de si la más alta.
- Masamba –susurró este con la respiración agitada, cogió el maletín que llevaba siempre bajo el asiento y le dijo-. Coge el volante, ir por la senda, no miréis atrás ¿vale?, piérdete por el bosque... salvaros.

            La miró fijamente y sin dar opción a nada saltó del jeep, en ese momento a Natalia se le pusieron los ojos vidriosos, pero sabía que no podía dejar que saliera del coche sin más protección.

- Dispara a dar Alba- le gritó mientras cambiaba de asiento de un salto, la rubia saco la pistola y comenzó a disparar rezando en no cargarse a nadie, notó la embestida del coche y el desconcierto de aquellos hombres que no sabían a quien disparar-. No pares de disparar.
- Eso estoy haciendo... no me pongas nerviosa.
- ¿Nerviosa?, ¡coño ahora no arranca!
- Natalia, Manu ya ha llegado.
- Vamos cafetera hija de puta –le decía al jeep.
- Natalia que se acercan!, que nos están encañonando –dijo saltando de golpe al asiento de delante con el sudor corriendo por su cuerpo.
- Vamos... vamos... -en eso vio como Zulú acercaba el camión y les daba un empujón suficiente para hacer andar aquella cafetera-. Agarrate.
- Ay- protestó cayendo tras el golpe del camión. De un salto se puso junto a la morena, aún con la respiración agitada
- ¿Qué haces? –le preguntó esta sorprendida.
- Joder que si me van a matar no quiero estar sola –le dijo mientras la morena sonreía débilmente.
- Eso me gusta... si... me gusta... morir juntas es muy romántico –decía mientras le daba con fuerza al acelerador tras el golpe.
- Ya están aquí- le gritó como loca.
- Ya... ya –aceleró al máximo.
- Cuidado el árbol! –volvió a gritar fuera de si girándose para ver en que situación quedaban.
- No me grites –le contestó también nerviosa
- Cuidado el otro árbol.
- No estoy ciega Alba Reche, pero como continúes así voy a terminar sorda.
- Ahí, ahí el río no te metas bruta, ay que nos quedamos- grito mientras señalaba un riachuelo y al ver como la morena se metía en él se tapó la cara con las manos.
- Hostia –el jeep dio un salto haciendo que las dos se movieran bruscamente de los asientos-. Llama a Zulú.
- ¿Cómo se hace?
- ¿Joder te lo tengo que enseñar todo?- se quejó al tropezar el coche con una piedra.
- En mi vida he tocado una cosa de estas, y menos otra de estas –dijo sujetando en una mano el walkie y en la otra la pistola, nerviosa la echó al asiento de detrás y al caer al suelo salió una bala en dirección al motor pasando por el medio de las dos-. Ay joder!
- Aaaah!- gritó Natalia asustada-. Pero... pero... pero...- no le salían ni las palabras.
- Creo que le he dado a algo...
- Al motor joder, se está parando... joder... joder... -protestaba sin parar
- Lo siento- murmuró Alba con algo de congoja.
- Dame la radio. ¡Zulú!, ¡Zulú me oyes! –no obtenían contestación.
- No viene nadie detrás –dijo asustada ya no solo por la situación sino también por la bronca que iba a recibir de su compañera.
- ¡Zulú!, mierda - dio un golpe al volante y tras un suspiro largo y pronunciado bajó del coche señalando con el dedo en su dirección-. No bajes, ni se te ocurra.
- Lo siento ¿vale? –se disculpó bajando.
- Eres una inepta... será posible.
- No lo he hecho a propósito.
- No se oye el motor del camión –trató de tranquilizarse pasando la mano por su frente.
- ¿Y ahora qué?
- ¿Tienes idea de mecánica? –el gesto de Alba le hizo reír-. Qué cosas tengo...
- Pues si... ¿acaso tienes tú?
- No, pero al menos no voy disparando en mi propia contra... vamos que si me das... me das.
- Una verdadera lastima si - dijo enfadada tratando de abrir el capó.
- Vas bien, si no le tiras a la palanca de dentro no sé como vas a abrir –le contestó algo molesta por su comentario-. Ahora... tira.
- Ya... ¿dónde está el hierro? –preguntó para si misma.
- ¿Qué hierro?
- El que sujeta el capó.
- ¿Qué coche tienes tú? –le preguntó con el ceño fruncido.
- Un Audi... ¿y tú? –la miró fijamente sin titubear.
- Una moto, una BMW –se frotó la frente.
- Así que ni idea ¿no?... pues calla la boquita que estás más mona.
- Me gusta que pensaras en morir junto a mí...
- Mira esas gilipolleces se las dices a tus mujeres, a mí me dejas tranquila... ¿puedes sujetar el capó? –la miró enfurecida.
- Vale... vale... qué carácter, me encanta.
- Uffffffff –resopló mientras se arremangaba la camisa.
- Si, ten cuidado no la eches a perder –cuando la miró Natalia hizo un gesto gracioso de guardar silencio.
- Joder aquí sale un chorro de algo.
- Ah...
- Si... mira está aquí la bala -exclamó como si hubiera logrado un gran descubrimiento.
- Mira que bien... ya tenemos localizada la bala, ¿necesitas bisturí? –decía con sorna mientras le miraba el culo descaradamente-. Ahora entiendo porque los mecánicos nos enseñan el motor... menuda panorámica –susurró encantada.
- Está bien... está saliendo un líquido verde.
- Esta cafetera es marciana... desde luego...
- Puedes dejar de decir tonterías.
- Me aburro... estás tardando mucho –dijo mordiéndose el labio.
- ¿No se oye nada? –le preguntó metiendo las manos pero entonces-. Aaaaaah - dio un salto para atrás mientras a la vez se cogía una mano con la otra apretándose entre sus piernas y doblándose de dolor.
- ¿Pero qué has hecho? –la morena la miraba incrédula.
- Me he quemado - decía con las lagrimas en los ojos.
- Anda ven –la llevó hasta el riachuelo del brazo, después le cogió la mano y la metió en el agua-. ¿Mejor?

África // AlbaliaWhere stories live. Discover now