9- Una oportunidad.

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    Ninguna supo muy bien como reaccionar, el tono de Natalia y su gesto totalmente calmado que utilizaba franco  por primera vez desde la llegada de la enfermera , hicieron que apareciera un gesto de sorpresa en esta, el cual llamó la atención a la conquistadora, haciendo que se percatara de que había sido demasiado tierna. Carraspeó y comenzó a sacar cosas de su mochila.

- Bien, vamos a ver... sacaremos los sacos y dormiremos en círculo alrededor del fuego, vosotras, nada de separaros de aquí, si tenéis que hacer vuestras necesidades, aquí detrás, prometemos no mirar...-comenzó a organizarlas Manu.
- Tranquilo... nosotras tampoco miramos –le dijo la morena con sorna, saliendo de su particular trance de ternura.
- Me quedo mucho más tranquilo, si. Bien, otra cosa, durante la noche, nada de gemiditos, ni de jueguecitos, cada una en su saco y a portarse bien... que uno no es de piedra.
- Creo que si es una broma, es de muy mal gusto –se defendió Alba Reche, muy seria.
- No es broma...
- Puedes estar tranquilo –contestó ofendida
- Es verdad... qué cosas tienes, no ves que el saco es repelente a lagartas- intervino la lagarta mayor
- Vaya... lo había olvidado- respondió muy pero que muy serio.

        Alba  se mostró molesta por el comentario de su jefe, pero mucho más por el de su compañera, cuando él se alejo  y se quedaron las dos solas, Natalia se acercó hasta ella.

- No temas... no pienso darte el gusto de caer.
- ¿Adónde? –la miró con la boca entre abierta y la mirada fija.
- En mi saco –sonrió guiñándole un ojo.
- Mira Lacunza, me cansas... de verdad, eres cansina –le dijo elevando los hombros y las manos.
- Pero estoy buena –dijo convencida sentándose a su lado-. ¿O no?
- No... eres cansina.
- Vendrás a mi cama antes de lo que crees –dijo con rotundidad y seguridad.
- Te harás vieja esperando –dio una carcajada-. Seguro que vienes tú a la mía primero.
- No –negó convencida mordiéndose el labio inferior-. Serás tú...
- ¿Sabes una cosa, Natalia?, no quiero ser muy cruel contigo pero no me das otra opción. He conocido a mucha gente, a muchos tíos chulos y machistas, pero a nadie como a ti...me das pena –le dijo seria.
- Pues no entiendo, si te doy pena que haces que no me abrazas, o me consuelas –trató de mostrar que aquel comentario no le había afectado.
- Definitivamente, eres idiota –le espetó con rabia.
- Una idiota encantadora.
- Será encantadora de serpientes, lo siento, yo no pertenezco a esa especie.
- Soy encantadora de enfermeras.... y tú... eres enfermera –le habló muy contundente, con una sensualidad que provocó en la rubia que la piel se le erizara sin remedio.
- A ver, dejad la lucha libre que os toca a vosotras vaciar la vejiga, mientras abro latas para cenar. Prometo que nada de ojos ni tripas de animal, todo sano. Venga, va- les interrumpió el toma y daca su jefe.
- Vamos rubia.
- No tengo ganas... ya iré luego.
- De eso nada, vais juntas, sola ni loca... –la miró serio Manu.
- Joder... –protestó
- Anda que... entre una protestona y la otra buscona, voy listo...
- Todo tranquilo ziku- se acercaba Zulú tras reconocer el perímetro del campamento improvisado.
- Será en el entorno porque lo que es aquí –le hizo una señal hacia donde estaban las chicas.
- Mwasi mondele.... –dio una carcajada.

            A unos cuantos metros de allí, Natalia se estaba bajando los pantalones tras unos arbustos. Alba aprovechó esta circunstancia, segura de que no podía hacer nada ni acercarse a ella en ese momento, e hizo su mismo movimiento rápidamente. Las dos acabaron a la vez, sin hablarse hasta que se pusieron en pie, cuando se giraron a la vez  y acabaron dándose un golpe frente con frente.
- Joder –gritó la morena.
- ¿Pero qué coño pasa?–exclamó Manu levantándose-. ¿Puedo mirar?
- Pero tú eres tonta –se exaltó la Reche, más por el susto que por otra cosa.
- ¿Yo?, ¿quién se ha movido?, ¿quién estaba de espaldas? –le decía la otra alterada con la mano en la frente.
- Mira... si hay guerrilleros se lo estáis poniendo muy fácil... acabaran dándonos un tiro en la cabeza a Zulú y a mí, y vosotras acabaréis violadas por todos... joder –dijo al verlas salir frotándose la frente-. Natalia llevas sangre.
- Es que esta es una inepta coño- se quejó tocándose la pequeña brecha.
- ¿Y yo, tengo herida? –preguntó Alba, algo asustada.
- No, tú vas a llevar un buen chichón...
- Encima me dejas marcada... ¡ay que joderse!
- No haberte girado, seguro querías verme el culo –se defendió ella.
- Pero... serás gilipollas. Tenía que girarme o de lo contrario como iba a volver –le decía casi fuera de si.
- Yo te lo curo –dijo la rubia de pronto.
- Ni loca.
- ¿Sabéis qué...?, apañaros yo voy a cenar- se marcho el hombre.
- Manu joder... no dejes que me cure...
- No quiero saber nada.

África // AlbaliaWhere stories live. Discover now