Coronación

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—¡Juliette! —grite llorando ante la regordeta mucama que corría hacia Henry y hacía mi desde uno de los cuartos de la comisaría. La abrace como si fuera de mi familia y es que casi lo era.

Estaba golpeada y sucia, su mandil deshecho en sus manos, lloraba desconsolada y nosotros desesperados habíamos perdido la esperanza de encontrar a Luke.

—Sus majestades— decía entre lágrimas y sollozos —el niño no está bien, he escapado sin él por esa razón, la mujer que nos tenía le ha inyectado medicamentos que dice que necesita— hablaba muy rápido— ella ha dicho que me mataría, deje un rastro, fui descubierta, lo siento tanto.... ¡lo siento tanto! Mi niño, mi pequeñito— mi corazón estaba hecho trizas ante sus palabras, Luke estaba mal, solo y atacado... mi respiración era pesada y mientras abrazaba con fuerza a la niñera de mi bebé rezaba a todos los dioses que lo dejaran con vida.

—La hemos encontrado en la carretera— nos comentó el oficial Lewis una vez que consignaron a Juliette y le dieron calmantes— dice que escapó hace una semana, tengo oficiales en la zona, una semana caminando es mucho tiempo altezas... dudamos de su salud mental, está mal alimentada, dañada físicamente, habla de una mujer rubia y un hombre castaño— deje de escuchar, sus vagas descripciones me enviaron directamente al castillo francés en este momento. Una princesa dolida y un príncipe rechazado... Nicole y Alessandro tenían a mi bebé.

—Princesa— dijo el oficial— ¿se siente bien?

—Sé quien tiene a mi hijo— dije en un susurro.

—Esas son declaraciones muy fuertes altezas— Henry me había apoyado en todo momento y agradecía que estuviera a mi lado.

—Teníamos un plan para desenmascarar a la princesa Nicole, imagino que ya no será necesario— dijo Henry ante el oficial que nos miraba desconcertado

—¿Están seguros de esto?

—Usted es el policía ¡investíguelo! Encuentre a mi hijo— le ordené

—Tenga por seguro que así será majestad. —dijo antes de salir de su despacho esperaríamos a Juliette y la llevaríamos a una casa de seguridad, Alessandro y Nicole no debían saber que ella estaba a salvo.

—¡Tienes que entender que jamás lo encontraremos!— le grité a Henry entrando al palacio, llorando.

—Quiero que te vayas, Marie.— contestó Henry— acepta el trono de Inglaterra y vete hoy. —mi madre, Mariann, el rey Guillé, Nicole y Alessandro veían la escena con preocupación y entretenimiento respectivamente mientras mis lágrimas resbalaban por mis mejillas. Corrí escaleras arriba con mi madre a cuestas y Alessandro al mismo tiempo.

—Henry ¿Qué les dijeron en la
Comisaría? —escuché decir a Mariann, mientras mi esposo soltaba un suspiro derrotado y al voltear caía a los pies de su madrastra y Nicole. Quise sonreír pero era seguida por mis propios problemas.

—Marie... oh cariño ¿qué ha sucedido?— decía mi madre mientras llegábamos a mi habitación.

—¡Van a cerrar el caso! —mentí

—No puede ser— susurro Alessandro, quería arrancarle las pestañas

—¡No pueden hacer eso!— casi gritó mi madre angustiada.

—No hay pruebas, no hay pistas— llore y me senté en mi cama, derrumbándome por el dolor— ya no hay nada...— Alessandro me abrazó, mi madre me miró fijamente— Henry no quiere aceptarlo— lloré— quiero irme... quiero irme ahora.

—Claro, pero cariño, relájate... el bebé—dijo mi madre abrazándome.

—¿Irás conmigo?— tomé la mano de Alessandro

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