VI. An Ocean Away ❩¦ˎˊ˗

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A un océano de distancia.

El pelinegro reía mientras el latino besaba su abdomen, haciéndole cosquillas.

- ¡L-Lance! -reía sin parar mientras pataleaba.

El sofá era de las pocas cosas que habían en aquella sala de estar en la casa nueva. Estaban en plena mudanza cuando al castaño se le ocurrió atacar a su esposo con cosquillas al verlo tan tierno todo concentrado sacando de una caja fotos enmarcadas de ellos cuando eran novios, con sus amigos o familiares.

Ver sus ojos brillar al observar cada foto fue suficiente para reafirmarle -como ya le había pasado un millón de veces- lo enamorado que estaba de su esposo.

No lo soportó y se lanzó contra Keith besando su rostro, haciendo sonreír al azabache, bajó sus besos por su cuello, sin intensiones sexuales, y para cuando el ojivioleta se dio cuenta su marido ya lo había recostado en el sofá y besaba su estómago.

«- Maldito Lance y malditos labios que me desconcentran.» Bufó el coreano mentalmente cuando el moreno volvió a subir para besar sus labios.

El cuerpo de Lance estaba sobre el de Keith, acorralándolo contra el sofá.

En el momento en que el cubano iba a volver a atacar al chico -Keith lo supo al ver en los ojos de su infantil esposo un brillo travieso-, el timbre de la puerta principal sonó, lo que el mayor usó de excusa para huir de las cosquillas.

Abrió la puerta con una sonrisa en su rostro, encontrándose con Acxa y Verónica. La alienígena se había vuelto una hermana para el mitad galra, y aquella tarde ella y su cuñada, novia de la pelimorada, fueron a ayudar a la pareja con la mudanza.

- Hola, chicas -saludó el coreano. Las dos féminas abrazaron al de tez blanquecina a forma de abrazo.

- Hola, Keith -sonrió la morena, tendiéndole unos sobres-. Estaban en el buzón, que rápido cambia el registro postal -habló con diversión, haciendo reír al adulto joven.

Keith dejó los sobres en la barra que separaba la sala de estar de la cocina y se encaminó al trio que estaban viendo el resto de las fotografías que estaban en la caja.

Se les unió y estuvieron un tiempo contando las anécdotas de las fotos y recordando, hasta que llegó un punto en que comenzaron a ordenar las cosas de la mudanza que debían ir en la sala. Pusieron las fotos sobre la chimenea y una alfombra en el suelo. Jugaron con la estancia ordenando y desordenando hasta que entrada la noche, las chicas se fueron y la pareja decidió ir a la cama.

Keith subió los sobres, algunas eran disculpas por faltar a la boda, otras eran buenos deseos, pero uno en particular llamó su atención.

»Mi querido, Keith*¹:

Hola, Keith, quizás cuando leas esto yo ya esté muy lejos, digo, el servicio postal es demasiado lento aquí, pero cuento con ello, cuento con que luego de leer esto no quieras detenerme y aclarar todo lo que leerás aquí.

Yo nunca tuve oportunidad contigo, ¿cierto, Keith? Yo jamás tuve la mínima herramienta para poder entrar a tu corazón.

Te explico un poco... Cuando acepté la misión Cerberus, sabía bien que Adam iba a dejarme, pero tú estarías orgulloso de mi, yo quería eso, yo quería ver como tus hermosos ojos brillaban por mi. Yo te cuidé, porque no quería que nada malo te ocurriese, porque eres frágil, así como nadie más puede llegar a serlo... Mi plan era volver, y tratar de ganarme tu corazón... No contaba con el hecho de que los Galra interferirían, o los leones, o Voltron, o una guerra intergaláctica, o... Él.

━━━𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀 𝐊𝐋𝐀𝐍𝐂𝐄Where stories live. Discover now